La escuela puertorriqueña

Anthony Martínez

La escuela puertorriqueña

        El planteamiento principal de la lectura “La Escuela Puertorriqueña” por Carmen Gómez Tejera y David Cruz López es que los lectores vean como Puerto Rico en el siglo XIX, luego de la Guerra Hispanoamericana, despierta a varios sucesos culturales, sociales, económicos y políticos que llevaron al inicio del desarrollo de un trasfondo educativo en la isla. Puerto Rico entra en una etapa de progreso con el estudio de la literatura y las artes, la llegada de las compañías dramáticas y líricas. Además, las ciencias y las matemáticas se convierten en un estudio serio. A la llegada del progreso en la trasportación y comunicación: el telégrafo, nuevas carreteras, el ferrocarril, la prensa periódica, el cable submarino, se abre la comunicación con otros países. La economía se dispara cuando el Intendente Alejandro Ramírez consigue mejoras económicas para la isla, dentro de la agricultura y el comercio; además, logra fundar una lotería y sociedad económica de amigos; esto da pie a que el 7 de mayo de 1887 se celebrara una asamblea de la cual surgen varios partidos políticos. No obstante, el 25 de noviembre de 1897 se le otorga a Puerto Rico por Decreto Real, una Constitución Autonómica que no llegó a demostrar su eficacia ya que el 25 de julio de 1989 la isla pasa a ser posesión de los Estados Unidos como resultado de la Guerra Hispanoamericana.

En el libro Historia de la educación en Utuado: 1800 al 1898 escrito por Rubén Maldonado plantea que para el siglo XIX, por el gobierno despótico y tirano del general Sanz y Posee, los maestros (los cuales varios eran hacendados, comerciantes, terratenientes y esclavistas) enfrentaron malas condiciones en las escuelas por la falta de textos y enseres escolares. Por ende, a los padres no tener dinero para comprar los materiales educativos deciden no enviar a los niños a las escuelas. La política educativa del General Sanz crea un efecto negativo porque durante 5 años no se contó con escuelas de niñas, ni públicas ni privadas. La crisis aumentó cuando los alcaldes requirieron nuevos requisitos de enseñanza. El 7 de agosto de 1899 el huracán San Ciriaco al pasar por Utuado destruye las escuelas de varones, tanto en la ciudad y como en el campo, de esta forma causando un gran ausentismo escolar de niños pobres y pudientes.  

        Esta lectura es una fuente secundaria porque los autores relatan sucesos que ocurrieron mucho antes de que ellos hubieran nacido. No solamente eso, toman en consideración las opiniones de Antonio S. Pedreira y de Tomas Blancos. El texto tiene orden y coherencia, es fácil de seguir y atrae al lector animándolo a explorar más sobre la historia de Puerto Rico. Incluso citan el Prontuario Histórico de Puerto Rico (p. 99-101) por Tomas Blanco para observar cómo ve que el siglo XIX en la isla, se presenta en dos partes diferentes: el militar de la colonia y las arbitrariedades despóticas de los gobernantes. Esta lectura debió de haber indagado mas adentro en el tema de la educación como tal porque no se menciona nada directo sobre ello.

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