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“La proclamación del Imperio Alemán”


Enviado por   •  16 de Diciembre de 2012  •  3.206 Palabras (13 Páginas)  •  695 Visitas

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“La proclamación del Imperio Alemán” es un cuadro histórico del pintor alemán Anton Von Werner realizado el día de la proclamación del segundo imperio y del nombramiento de Otto Von Bismarck como canciller de Alemania en el Palacio de Versalles. Otto Von Bismarck o “el canciller de hierro” como se le llamó al final de su vida, originario de una familia noble, era un hombre político de corte conservador lo que determinó la política que llevaría a cabo en el poder. Bismarck se oponía a las ideas revolucionarias francesas, buscaba desarrollar un sistema continental en el que las alianzas entre las potencias fueran el eje de su política exterior y estaba apegado a los valores tradicionales. Su extremo conservadurismo lo llevó a ser relacionado con las ideas del antiguo régimen. Bismarck fue un hombre determinante no sólo en el desarrollo de Alemania durante su gestión, también lo fue en las relaciones internacionales europeas de mediados del siglo XIX. Una de las principales características de la política bismarckiana son sus sistemas de alianzas por lo que muchos lo consideran responsable de la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, es necesario analizar la política exterior llevada a cabo por Bismarck como también la implementada por Guillermo II, quien se encontraba en el poder al momento de estallar la Gran Guerra. ¿Cuáles son las características del sistema llevado a cabo por Bismarck?, ¿Qué diferencias y semejanzas existen entre las políticas de Bismarck y de Guillermo II?, ¿En qué medida puede considerarse a Bismarck como causante de la Primera Guerra Mundial?

Con el establecimiento del imperio, el 18 de enero de 1871, Bismarck plantea desde el primer momento los objetivos que llevaría a cabo la política alemana. El principal deseo de Bismarck era el fortalecimiento y la consolidación del imperio tanto al interior del país, con una estabilidad social y económica, como en el continente europeo al querer establecerse como una potencia. En primer lugar, el canciller alemán busca establecer la supremacía alemana en las relaciones internacionales europeas. Las principales potencias además de Alemania eran Rusia, Austria-Hungría, Italia, Gran Bretaña y Francia a pesar de la derrota en la guerra franco-prusiana. Bismarck declara que de entre esas cinco potencias su objetivo era mantener como aliados al menos a tres de ellas. Se buscaba de igual manera, mantener las fronteras del imperio a salvo de cualquier amenaza. Estos eran los principales objetivos planteados por Bismarck que estaban directamente relacionados con Alemania. Su política exterior también giraba en torno a la relación entre las potencias así como a las relaciones entre éstas y la misma Alemania. El principal objetivo en ese sentido era el mantenimiento de una Francia aislada y debilitada. Por una parte, debía evitarse el revanchismo francés que podía desencadenarse como consecuencia del Tratado de Frankfurt en el que se establecía la cesión de los territorios de Alsacia y Lorena a Alemania. Durante años, estos territorios habían representado una verdadera manzana de la discordia entre Francia y Alemania por lo que esta última temía una venganza francesa para recuperar los territorios. Por otra parte, se buscaba debilitar económicamente a Francia a través del establecimiento de un pago por costos de guerra que se creía que sumergiría a Francia en una crisis económica. Vista desde Berlín, “la humillación de Francia era la condición para la entrada de Alemania en el círculo de los Grandes.” Finalmente, era imperativo mantener a Francia en una situación de aislamiento impidiéndole cualquier posibilidad de alianza o de acercamiento con otra potencia. La cuestión francesa resultó ser de gran importancia en el fortalecimiento de un sentimiento nacionalista. Francia comienza a considerarse como el acérrimo rival germano lo que permite el refuerzo del nacionalismo alemán. A parte de los dos principales objetivos del gobierno alemán que eran la consolidación del imperio y el debilitamiento de Francia, existían una serie de objetivos que pueden caracterizarse como secundarios. Tales eran el respaldo de los intereses británicos en el mediterráneo oriental para evitar una posible alianza entre Francia y Gran Bretaña y el funcionar como árbitro en la tensa relación Rusia y Austria-Hungría por la cuestión balcánica.

La política exterior del canciller alemán es conocida principalmente por los sistemas de alianzas europeas. Este proceso de alianzas que se realiza entre las principales potencias puede dividirse en cuatro periodos. El primer periodo contiene al primer sistema de Bismarck que se conoce como la liga de los tres emperadores que se lleva a cabo en 1873. Se trata de una convención entre los tres imperios más importantes de Europa: Rusia, Austria-Hungría y Alemania. Este acuerdo está formado por dos tratados distintos. Por un lado, se encuentra una convención defensiva germano-rusa que establecía que en caso de una declaración de guerra por parte de Austria hacia una de las potencias, la otra debía intervenir forzosamente. El segundo tratado o convención es entre Austria–Hungría y Rusia al cual se une Alemania tiempo después. Este tratado establecía la instauración de una vía diplomática en caso de desacuerdo entre las potencias y el compromiso de no aliarse con Francia. No obstante, este acuerdo entre los imperios presenta tres principales obstáculos que amenazan su estabilidad. Hay un aumento en las tensiones entre Francia y Alemania debido al aumento del ejército francés, lo cual provoca la amenaza germana de una guerra preventiva. Francia pide apoyo tanto a Gran Bretaña como a Rusia quienes intervienen a favor de Francia. Esto contradecía a la liga de los tres emperadores pues si se daba un ataque francés, Rusia debía intervenir en favor de Alemania. Esta crisis se ve agravada por la cuestión balcánica de 1875. Tanto Rusia como Austria-Hungría tenían intereses territoriales en los Balcanes. Se produce una insurrección en Herzegovina en contra del imperio otomano que se extiende rápidamente por los Balcanes. Al final, se logra evitar la intervención de Rusia con la mediación de Austria-Hungría y de Gran Bretaña. Lo que termina debilitando definitivamente al primer sistema bismarckiano es la guerra ruso-turca. Rusia tenía grandes semejanzas con los países de los Balcanes, además de un sentimiento de hermana mayor con Serbia, por lo que decide intervenir para defender a los estados eslavos. Esta crisis termina con la victoria rusa sobre el imperio otomano y con la imposición del tratado de San Stefano por parte de Rusia que establecía entre otras cosas, la anexión de territorios por parte de Rusia. Las cláusulas del tratado de San Stefano afectaban los intereses tanto austro-húngaros como británicos por lo que hay una amenaza de guerra contra Rusia. La liga

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