“La tela que cubre a las tres. Otro elemento común de los tres monoteísmos.”
KitziaNayDocumentos de Investigación11 de Octubre de 2016
3.923 Palabras (16 Páginas)421 Visitas
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS
Colegio de Historia
“La tela que cubre a las tres. Otro elemento común de los tres monoteísmos.”
Alumno: Kitzia Nayeli Ramírez Noguez
Número de cuenta: 305581158
Materia: Las religiones del Libro: Judaísmo, Cristianismo e Islam.
Profesora: Licenciada Cynthia Maciel Regalado.
Introducción
El objetivo que el texto a continuación tiene, es el de realizar el análisis e indagación de un problema a través de un pequeño objeto que se hace presente en las tres principales religiones del mundo; Judaísmo, Cristianismo e Islam. Este objeto que “comparten” estas tres religiones monoteístas es muy simple en sí mismo pero a la vez es de una complejidad máxima quizá por el verbo y acción que lo acompañan: el uso del “velo” o por su definición: Cortina o tela que cubre algo[1]. Para ser más específico, que cubre a la cabeza de la mujer. En el Islam se le llama hidyab, aunque el nombre y la forma pueden variar dependiendo de la región.[2] Dentro del Judaísmo se le llama Tichel y en el cristianismo se le conoce como velo, aunque en regiones de México una variante de este, es el reboso. El problema a analizar es si este artículo es resultado de la herencia que estas tres religiones comparten, es decir si tienen este elemento o “hilo” en común por tener “El Libro” en común o es una “coincidencia cultural” dado a la similitudes que comparten y que trasciende el carácter monoteísta de las tres. El Judaísmo, Cristianismo e Islam incluyen los textos que señalan el uso del mismo, pero no se determina si esto es resultado del constante roce que tienen a lo largo de su historia. Acotando está a la fundación de las normas establecidas en cada una de las religiones, es decir hasta el establecimiento de la Torá y el Talmud cómo código moral de conducta entre el 190 y el 200 d.C. para los judíos.[3] El surgimiento del cristianismo primitivo y las cartas epistolares de San Pablo del año 50 d.C.[4] Y la predicación del Corán conforme se le revela a Mahoma desde el año 610 a 632.[5]
Además se pretende establecer cuál de las tres estableció su uso primero y bajo qué intención o bajo que precepto teológico o moral se instituyó su uso y exclusiva para a mujer.
Planteamiento
El estudio de la Historia de estas tres religiones se elabora, principalmente, a partir de los textos que ellas mismas usan, es decir, La Torá, La Biblia y El Corán. Dichos textos sagrados surgen de una fuente en común.
Judaísmo, Cristianismo e Islam han tenido relaciones marcadas por el conflicto a pesar de tener mucho en común. Estas relaciones han sido desde frías y distantes hasta abiertamente conflictivas, con enfrentamientos bélicos y persecuciones entre sí, ya sea porque cada una reclama ser la verdadera y única religión a la cual el único y verdadero Dios se reveló o por estar en disputa por un territorio como es el caso de Israel y Palestina, actualmente, en las disputas suelen salir a relucir estos elementos e incluso se hace uso de ellos para declararse como el único estado con derecho-divino- para reclamar el territorio. Esta clase de enfrentamientos no son nuevos y tampoco son el mayor de todos. Puede que el conflicto más grande entre estas tres religiones sea primero el de aceptar plenamente el parentesco que comparten y “abrazarlo” para lograr una convivencia armónica más allá del ecumenismo.
Dados sus orígenes en común se realizara una breve revisión en forma paralela de estas tres religiones desde sus orígenes hasta el establecimiento definido de sus códigos, autoridades e instituciones, que es en el contexto donde hace aparición “el velo”[6].
El Judaísmo, el Cristianismo y El Islam crecieron o se desarrollaron en el Oriente Medio Las tres reconocen en la figura de Abraham al iniciador del pacto con Dios. En el caso judío, a cambio de la veneración a ÉL como el único Dios, cuyo símbolo sería la circuncisión de los varones se le otorgaría una enorme descendencia y una tierra propia tanto para él como para sus descendientes. Abraham era un jefe de una tribu pequeña, nacido en lo que hoy se conoce como Iraq. Para los judíos esta narración que aparece en las Sagradas Escrituras del Antiguo Testamento, este Dios único recibe el nombre de Yavé, para los cristianos será conocido como Dios Padre y para los musulmanes será Alá justo como aparece en el Corán.
Hasta esta parte las tres religiones coinciden, pero después la “versión” musulmana tomará un rumbo distinto; en la “versión” judeo-cristiana, el primer hijo de Abram y su esclava Agar, Ismael, fueron desterrados al desiertos casi condenados a muerte aunque se promete que Ismael, como descendiente de Abraham, seria padre de una gran Nación, al parecer la árabe, pero según el Corán Abraham e Ismael realizaron la construcción de la Meca o Casa de Dios, omitiendo la parte del destierro y por lo tanto del surgimiento de la nación árabe.[7]
La tela que cubre a las tres
Continuando con la versión judeo-cristiana, Abraham y su esposa Sara, tuvieron a Isaac y este tuvo Jacob o Israel, quien a su vez tuvo 12 hijos, posteriormente fueron atraídos fuera de Palestina y esclavizados en Egipto, Moisés los libera y se refugian en el monte Sinaí donde este recibe la ley o Torá. Con la conquista de Canaán viene el reinado de Israel y la construcción de un templo en la capital de Israel, Jerusalén (960 a.C.), por órdenes del Rey Salomón donde se deposita el Arca de la Alianza, pero después de estos periodos de opulencia Israel se divide en Judea,(930 a.C.) los profetas hacen aparición para amonestar al pueblo por sus idolatrías y faltas a la ley y en castigo a esta y al quebranto de la alianza otro pueblos los conquistarían y alejarían de Israel, Egipto Asiria y Babilonia, siete siglos antes de la aparición de Cristo, más existía la esperanza de que surgiera una Nueva Alianza o un Nuevo Pacto.
A partir del año 534 a.C., gracias a la benevolencia del sha de Persia, Ciro, pudieron volver de Babilonia a ocupar su antiguo territorio.[8] Su antiguo reinado estaba ocupado y rodeado de una nueva cultura, la de Alejandro Magno, el helenismo, con la que inevitablemente terminó mezclándose, pero lejos de ser engullida o empequeñecida, el judaísmo adoptó algo de este nuevo modo de vida y terminó fortalecido, es de este nuevo tipo de judaísmo del cual –directamente-el cristianismo y el islam-más indirectamente-, surgirán después. Reconstruyeron el estado de Israel justo cuando Roma anexó Palestina bajo su dominio,(63 a.C.) el cual duraría 6 siglos.
Ninguna cultura o religión cuyo espacio geográfico y territorial haya sufrido modificaciones de estas magnitudes y durante tanto tiempo puede quedar intacta, ni siquiera la judía, por lo que conforme fue pasando el tiempo fueron surgiendo divisiones dentro del judaísmo y se fueron forman grupos que diferían tanto en estilo de vida, como interpretaciones de la Torá. Algunos de estos grupos eran los saduceos, fariseos y esenios. Y aun cuando ya se había establecido el corpus de libros de la Biblia Judía, es decir La Torá, y el corpus legislativo del Talmud, pasado de ser una Ley oral a ser redactado hubo movimientos como el que se menciona en el libro de Judaísmo e Islam, de los caraíta (literalista) que no lo aceptaron.[9] Hubo tantas interpretaciones que se crearon a más facciones. Con distintas normas o halajá cuyo significado es “ir”, el judaísmo es un corolario de reglas a seguir, sus prescripciones todas provenientes tanto de la Torá la ley oral o Talmud y de lo que los rabinos enseñan en las sinagogas. Sin embargo cada facción tiende a interpretar lo que los textos describen, cada una adopta una u otra doctrina en diferentes casos.
Retomando las facciones e interpretaciones judías, los esenios se adherían a la de la Nueva Alianza marcado por el advenimiento de un mesías y con él, el final del tiempo. En prácticamente este mismo esquema se sitúa a Jesús. Quien se convertiría, para algunos judíos y paganos, en la imagen misma del mesías que la escritura anunciaba. Después de la muerte de este, algunos de sus seguidores dedicaron su vida a dar seguimiento de sus mensajes, que consistían en instar a arrepentirse ante la inminente venida del Reino de Dios y una predicación de “una ética de justicia social y compasión”[10] Y a partir de ahí se trató de hacer una especie de biografía que incluía parte de sus discursos, consistentes en parábolas, milagros y sobretodo su muerte y resurrección a los tres días. Son justo estas narraciones lo que constituye parte de la Biblia de los cristianos, llamada Nuevo Testamento, más el Antiguo que es muy parecido a lo que contiene la Torá judía. Los Evangelios son el compendió de la vida de Jesús. Algunos de estos van, supuestamente, directamente de la mano de quienes los siguieron en vida, y otros fueron los seguidores de estos. Aunque muchos judíos llegaron a creer en la naturaleza divina de Jesús y en él como Mesías, el judaísmo no solo se separó definitivamente de esta creencia, sino que inició su persecución con fines de exterminio por creerla radical y contraria a los preceptos de la Torá. Una de sus perseguidores era Pablo de Tarso, quien por inspiración divina decidió convertirse al cristianismo y apoyar su causa fundamental de persecución: la inclusión de gentiles o paganos al judaísmo bajo el precepto de que ya no era necesario unirse al judaísmo mediante la circuncisión de los varones, puesto que con el sacrificio y muerte de Jesús, puesto que “el verdadero judío lo es en el interior y la verdadera circuncisión, la del corazón, según el espíritu y no la letra.”[11] Prescripciones como esta que contrariaban la Ley talmúdica pusieron fin al judaísmo y cristianismo, quien inició una religión aparte. Pablo, aparece en el Nuevo Testamento a través de 10 cartas o epístolas dirigidas a pueblos griegos o que ese idioma era el que hablaban: Romanos, Corintios 1 y 2, Gálatas, Efesios, Colonenses, Filipenses, Tesalonicenses 1 y 2, Timoteo, Tito y Filemón. [12]
...