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Las Revoluciones Hispanoamericanas - Lynch


Enviado por   •  27 de Noviembre de 2012  •  4.956 Palabras (20 Páginas)  •  2.060 Visitas

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Las Revoluciones Hispanoamericanas (1808-1826)

John Lynch

John Lynch, historiador británico que se ha dedicado a estudiar –principalmente- la historia de España y su relación con el proceso independentista y las formaciones nacionales, publicó una de sus mayores obras en 1986, titulada “Las revoluciones hispanoamericanas: 1808-1826”. Sobre este libro reseñaremos los capítulos 1, 2 y 3 de la quinta edición de la Editorial Ariel de Barcelona, año 1989.

El autor inicia su libro planteando que, si bien las revoluciones por la independencia en Hispanoamérica fueron “repentinas, violentas y universales” , se trató en realidad de “la culminación de un largo proceso de enajenación en el cual Hispanoamérica se dio cuenta de su propia identidad, tomó conciencia de su cultura, se hizo celosa de sus recursos” , es decir, donde Hispanoamérica tomó conciencia de sí. Si bien precisa que, en un comienzo, esto no implicó necesariamente negar la soberanía de la corona, sí puso en duda la base de su fidelidad.

España, contrario a aminorar esas dudas, las acentuó a través de un “nuevo imperialismo”, como lo llama Lynch. Este “nuevo imperialismo” se iniciaría con las reformas borbónicas, y se vería reflejado en la administración, la defensa y el comercio. El calificativo de nuevo lo distingue de un período anterior de administración colonial del que, a finales del siglo XVII, Hispanoamérica ya se había librado. Esto gracias, en gran medida, a la conformación de una élite criolla, que da paso a un nuevo equilibrio de poderes, y que se ve reflejado en la reducción del tesoro enviado a España. Lo anterior habría permitido que el excedente de la producción colonial ya no fuera expropiado en su totalidad por la metrópoli, sino que fuera empleado en la administración, defensa y economía, según necesidades locales. Sin embargo, resulta necesario precisar que sólo son las colonias más grandes y poderosas las que, a principio del siglo XVII, se encontraban en un estado de independencia informal, o en camino hacia esa dirección, no sólo porque no era propicio para un momento de liberación nacional, sino porque los americanos tenían poca necesidad de declarar la independencia formal, pues gozaban de un considerable grado de independencia de facto .

Ya a partir de 1765, las autoridades españolas, al mando de Carlos III, intentaron buscar una manera de vincular la economía americana a España. Su visión, según Lynch, era que “la dependencia económica debía aumentarse como condición básica de la unión política” . Los principios básicos en los que se basaron las reformas fueron: un gobierno centralizado, la administración reformada, aumento del rendimiento agrícola y producción industrial, y la promoción y protección del comercio ultramarino.

Esta segunda conquista de América fue, según el autor, burocrática. Se crearon nuevos virreinatos y unidades administrativas y se supervisó estrechamente a la población americana. Contrarios a las reformas realizadas durante el siglo XVII como reducir el gasto público u obligar a los indios a producir y consumir para que la corona se ahorrara el dinero de los salarios, los borbones abolieron el sistema entero por decreto. “La nueva legislación introdujo funcionarios pagados y garantizo a los indios el derecho a comerciar libremente con quienes quisieran” , lo que generó una fuerte resistencia en la aristocracia americana, pues tocaba directamente sus intereses y privilegios.

Del mismo modo que los borbones fortalecieron la administración, también debilitaron a la Iglesia. En este período fueron expulsados los jesuitas debido a su influencia en la educación aristocrática, sumado al poder económico que poseían, que se consideraba como una amenaza al régimen borbón. La expulsión de los jesuitas fue considerada por los americanos como un acto despótico contra sus compatriotas, como los denomina Lynch. Y es que a los borbones les importaba asegurar su control económico. El objetivo era destruir la autosuficiencia de los criollos, y extraer los excedentes en su totalidad. Para lograr este propósito, se utilizaron dos mecanismos: la ampliación del monopolio estatal del tabaco y la administración directa de la alcabala, lo que habría desatado resistencia.

La resistencia americana a la tributación a partir de 1765 fue constante y a ratos violenta. “Los planificadores intentaron aplicar una nueva presión fiscal a una economía expansiva y controlada” . Sin embargo, poco a poco se desmantelan las restricciones del comercio colonial, se rebajan las tarifas, se autoriza el libre comercio entre las colonias y se permite el comercio con otras potencias europeas en navíos neutrales. Sin embargo, España continuaba dependiendo de las economías mas avanzadas de Europa occidental. La industria española no pudo responder al mercado colonial, al tiempo que, en América, los criollos tomaban conciencia de su dependencia al monopolio peninsular.

Aun así, para Lynch la emancipación no era sólo por libertad de comercio: se deseaba un gobierno que cuidara intereses americanos, protegiendo la libertad y la propiedad. Para él, “la revolución por la independencia puede interpretarse como reacción americana contra nueva colonización” , pues los cargos seguían siendo ocupados por peninsulares, siendo reducida la participación criolla. Además, para el autor, el nuevo imperialismo estaba destinado al fracaso pues lo criollos representaban una gran mayoría de los blancos, y no esperarían demasiado tiempo para ponerse a la cabeza de sus nuevos destinos.

Esto daría paso a otro de los elementos que Lynch aporta al debate: el nacionalismo incipiente. Para el autor, el aislamiento regional contribuyó a exaltar los particularismos de cada localidad, situación que –a veces- desembocó en disputas territoriales y preponderancia de una potencia sobre otra.

Respecto a las influencias externas en el proceso emancipador, la visión de Lynch dista de la visión tradicional del proceso. Para él la influencia de la ilustración no es una causa de la independencia, ya que de los criollos que estaban interesados en estas obras algunos ya eran disidentes de la situación política en que se encontraban, y más bien buscaron estos libros para instruirse sobre casos que sirvieran de ejemplo a sus ideas. Además, el autor resta importancia a la Revolución Francesa, ya que se le ve con desconfianza debido a su radicalidad, contraria a la influencia de Estados Unidos, cuya influencia considera que fue más benéfica y duradera, pues habría ayudado a abrir los espíritus.

A esto se suma también la crisis del gobierno español que fue un factor –pero también una oportunidad- para el crecimiento del

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