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Leyendas Mexicanas


Enviado por   •  28 de Octubre de 2014  •  8.962 Palabras (36 Páginas)  •  323 Visitas

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Llorona

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La Llorona

Información

Nombre original Cihuacóatl, La Malinche, Luisa (México); María (Guatemala, Costa Rica); Tulirá (Costa Rica).

Alias Chocacihuatl; Pucullén (Chile); Tulevieja (Costa Rica, Panamá); Tepesa (Panamá); María Pardo, Tarumama (Colombia).

Sexo femenino.

Hijos 1 ó 3, dependiendo de la versión.

Residencia Hispanoamérica.

La Llorona es un espectro del folclor hispanoamericano que, según la tradición oral, se presenta como el alma en pena de una mujer que asesinó o perdió a sus hijos, busca a estos en vano y asusta con su sobrecogedor llanto a quienes la ven u oyen. Si bien la leyenda cuenta con muchas variantes, los hechos medulares son siempre los mismos.

Índice [ocultar]

1 Origen del mito

2 Las diferentes versiones de la leyenda en los países hispanoamericanos

2.1 Argentina

2.2 Chile

2.2.1 La Pucullén

2.2.2 La Llorona del puente de San Carlos

2.2.3 La Llorona y el Diablo

2.3 Colombia

2.4 Costa Rica

2.5 Perú

2.6 Ecuador

2.7 El Salvador

2.8 España (Europa)

2.8.1 La llorona de Barceloneta

2.9 Guatemala

2.10 Honduras

2.11 México

2.12 Panamá

2.12.1 La Tulivieja

2.12.2 La Tepesa

2.13 Uruguay

2.13.1 La Llorona del parque Rivera

2.13.2 La Llorona y los ladrones

2.13.3 La bufanda de la Llorona

2.14 Venezuela

3 Paralelismos con otras culturas

4 Su presencia y representación en la cultura contemporánea

4.1 En la televisión

4.2 En el cine

4.3 En la música

5 Véase también

6 Referencias

7 Bibliografía

8 Notas

Origen del mito[editar]

La presencia de seres fantasmales que lloran en los ríos por motivos diversos es una característica recurrente de la mitología aborigen de los pueblos prehispánicos. Es así como pueden encontrarse rasgos de estos espectros en varias de las culturas precolombinas, que eventualmente, con la llegada de los conquistadores españoles, fueron asumiendo rasgos comunes gracias a la expansión del dominio hispánico sobre el continente. La leyenda es una historia que posee referentes míticos en el universo prehispánico, pero que instaura su drama y su cortejo imaginario y angustiante en el orden colonial.1

La diosa mexica Cihuacóatl.

«...aparecía muchas veces como una señora compuesta con unos atavíos como se usan en Palacio; decían también que de noche voceaba y bramaba en el aire... Los atavíos con que esta mujer aparecía eran blancos, y los cabellos los tocaba de manera, que tenía como unos cornezuelos cruzados sobre la frente.»

Fray Bernardino de Sahagún.

Historia (libro I, cap.IV).2

En México, varios investigadores estiman que la Llorona, como personaje de la mitología y de las leyendas mexicanas, tiene su origen en algunos seres o deidades prehispánicas como Auicanime, entre los purépechas; Xonaxi Queculla, entre los zapotecos; la Cihuacóatl, entre los nahuas; y la Xtabay, entre los mayas lacandones. Siempre se la identifica con el inframundo, el hambre, la muerte, el pecado y la lujuria.3 En el caso de Xtabay (o Xtabal), esta diosa lacandona se identifica como un espíritu malo con la forma de una hermosa mujer cuya espalda tiene forma de árbol hueco. Al inducir a los hombres a abrazarla, los vuelve locos y los mata. La diosa zapoteca Xonaxi Queculla, en tanto, es una deidad de la muerte, del inframundo y de la lujuria que aparece en algunas representaciones con los brazos descarnados. Atractiva a primera vista, se aparece a los hombres, los enamora y los seduce para después transformarse en esqueleto y llevarse el espíritu de sus víctimas al inframundo. Auicanime era considerada entre los purépechas como la diosa del hambre (su nombre se puede traducir como la Sedienta o la Necesitada). También era la diosa de las mujeres que morían al dar a luz en su primer parto, las cuales, según la creencia, se volvían guerreras (mocihuaquetzaque), lo que las convertía en divinidades y, por ende, en objetos de adoración y ofrenda.4

Finalmente, Cihuacóatl era, para los mexicas, diosa de la tierra (Coatlicue), de la fertilidad y de los partos (Quilaztli), además de mujer guerrera (Yaocíhuatl) y madre (Tonantzin), tanto de los aztecas como de sus mismos dioses. Mitad mujer y mitad serpiente, la diosa que emerge, según la leyenda, de las aguas del lago de Texcoco para llorar a sus hijos (los aztecas) es el sexto presagio de la devastación de la cultura mexica a manos de los conquistadores venidos del mar.5 Cihuacóatl, en particular, muestra tres aspectos característicos: los gritos y lamentos por la noche; la presencia del agua,nota 1 pues tanto Aztlán como la gran Tenochtitlán estaban cercados por ella —con lo que ambos sitios estaban conectados por coincidencias no solo físicas, sino también míticas—; y ser la patrona de las cihuateteo, que de noche vocean y braman en el aire. Estas son las mujeres muertas en parto que bajan a la tierra en ciertos días dedicados a ellas en el calendario con el fin de espantar en las encrucijadas de los caminos y que son fatales para los niños. Esta abundancia de diosas conectadas con cultos fálicos y de la vida sexual fue génesis no solo de la Llorona, sino también de otros fantasmas femeninos que castigan a los hombres, como la Siguanaba, la Cegua o la Sucia.4

A la presencia de estos antecedentes mitológicos entre los pueblos precolombinos de Mesoamérica se suma la contribución española para establecer el mito como tal. Es durante la colonia española en América cuando el mito de la Llorona toma forma.1 A la vez diosa y demonio, nadie, en la psique del mundo colonial, puede resistir su aparición ni su llanto de ultratumba, ni siquiera los conquistadores afincados en el valle de México, quienes a causa del espanto incluso instituyeron un toque de queda a las once de la noche, pues

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