Literatura Guatemalteca
Enviado por Marialorenadiaz • 1 de Agosto de 2012 • 2.264 Palabras (10 Páginas) • 1.156 Visitas
LITERATURA GUATEMALTECA
La literatura guatemalteca comienza mucho antes de Colón pisar América. La civilización Maya ya se encontraba establecida por más de un milenio antes de aquel acontecimiento. Aquella cultura llegó a desarrollar la escritura, consciente o inconscientemente reservando su lugar en la universalidad del pensamiento humano. El aporte de las narraciones Maya no ha influenciado tanto a la nación que conocemos hoy en día como el simple hecho de su descendencia. A la cual generalizamos llamándole la cultura quiché, que aún es una parte integral de Guatemala.
Encontramos dos caminos en esta rama de la literatura de Guatemala. En uno de ellos tenemos las obras existentes que narran de la cultura quiché. Estas obras, incluyendo el Popol-Vuh y el Rabinal Achí, han sido redactadas desde el inicio de la influencia europea en el Nuevo Mundo hasta nuestros días. El otro camino, aun en su infancia, es las traducciones de escrituras originales en los templos y estelas. A donde nos llevará esta ruta, y a que profundidad, sólo el tiempo nos dirá.
Los españoles trajeron con ellos sus ilusiones de riquezas y evangelización. De acuerdo a la práctica utilizada en el resto de las Américas, encontramos las crónicas y los catecismos de esa época. Son pocas, muy pocas, las obras de aquella Guatemala que han logrado sobrevivir hasta nuestros días. Fue muy común la redacción en latín durante aquel período.
A principios del siglo XIX, según Europa se anticipaba al Romanticismo, la literatura guatemalteca comienza a reflejar ciertas características propias. Surgieron las fábulas con moralejas, no muy ocultas en ciertos casos, de críticas al sistema, al gobierno, y la sociedad por igual. Con el tiempo las obras han incrementado a abarcar todos los géneros, y las críticas han permanecido hasta el presente.
Otras ramas o tópicos que se destacan en la literatura guatemalteca incluyen: La literatura infantil, redacciones en cuentos y poesías que han logrado alcanzar el entendimiento de la niñez. La pedagogía en términos más convencionales es también representada. Y como es de esperar, el chapinismo, o guatemaltenismo incluyendo la influencia maya-quiché, abarca un buen número de composiciones.
PREHISTORIA LITERARIA
Si se piensa en un modo de escritura maya y sucesores, pues habría que tomar en cuenta que existen documentos tangibles de “historias”, que nos refieren que hubo algo de literatura. Sin embargo, el modo de transmisión debió de ser no a través de un libro. Los murales, las inscripciones en monolitos y escalinatas, los códices, por mencionar los supuestos mayas; y luego la tradición oral que se recoge en el Pop Wuj, o la preservación del Rabinal Achi’ a través de representaciones clandestinas, entre otros, forman parte de una transmisión literaria ajena a un libro.
De hecho, como se recordará, los textos indígenas, como el Memorial de Sololá, Pop Wuj, el Título de los Señores de Totonicapán, por mencionar sólo algunos, fueron transcritos luego de la Colonia, en donde se recogía parte de la tradición oral, aunque pasado por un filtro de transcriptor cristiano o cristianizado. Los textos prehispánicos que hoy se conocen, debieron pasar por la aprobación de los sacerdotes y misioneros que transcribieron o enseñaron a transcribir los textos, si es que antes los documentos no pasaron por el fuego de los conquistadores.
EPOCA COLONIAL
Se debe recordar, para avanzar en la historia, que la imprenta vino sino hasta el siglo XVIII a Guatemala, y que ésta sirvió para difundir comunicados oficiales de la Corona, o catecismos de la Iglesia Católica. Es decir, el modo de difusión continuaba con los grupos hegemónicos.
No por nada, hasta antes de la Independencia, el modo de transmisión de literatura fue muy restringido, a manos, usualmente de sacerdotes. Es por ello, que uno de los primeros documentos literarios publicados en el país fue “La tentativa del León y el éxito de su empresa” de fray Matías de Córdova, quien realizó una fábula en donde el felino protagonista simbolizaba a las clases insurrectas que deseaban emancipación de la Corona, y es por ello que el fraile, desde una intención más didáctica que literaria, hace circular su fábula para hacer entender que un león (insurrectos) no podrán sublevarse ante el hombre (grupos hegemónicos).
SURGEN LOS SEMINARIOS
Previo a la Independencia, los grupos de poder se hallan divididos entre los peninsulares, que gozaban de las más altas posiciones, y los criollos, que comandaban desde posiciones de mediana decisión. Sin embargo, en poder económico se igualaban.
Es por ello, que previo a la Independencia, varios semanarios surgen para impulsar ideas emancipadoras.
Se saben de dos de los semanarios más famosos previo a la Independencia: “El editor constitucional”, de Pedro Molina, que proponía una emancipación rápida y liberal a favor de los criollos, basándose en los derechos establecidos en la Constitución de Cádiz (de ahí su nombre), y “El amigo de la patria”, que proponía una liberación de España, pero en forma paulatina, sin cambiar las estructuras de poder y a favor de los peninsulares, dirigido por José Cecilio del Valle.
Antes y después de la Independencia, los semanarios también eran la forma de difundir masivamente la literatura. En éstos y otros periódicos, sobresalían nombres como el de Simón Bergaño y Villegas y Rafael García Goyena. De hecho, el primero en mención se “ganó” un exilio forzado a Cuba, debido a sus poemas con alusiones independistas. Tras la independencia, la literatura era vista como una forma de transmitir ideas políticas; surgen, además, los folletines, que son novelas por entregas que salían periódicamente en los semanarios. Hoy día, se puede aún encontrar publicaciones de las novelas de Antonio José de Irisarri, a quien se le reconocen dos novelas por entregas: “El cristiano errante” y “La historia del perínclito Epaminondas del Cauca”.
ÉPOCA CONSERVADORA
Como se recordará, los primeros pasos de nuestras naciones centroamericanas fueron, sobre todo, liberales. Sin embargo, el paso a las ideas conservadoras volvieron; en Guatemala, de la mano del presidente Rafael Carrera.
Con ello, hubo un cambio sustancial en la literatura guatemalteca, ya que se dieron juntos la influencia del romanticismo europeo y el retorno a las viejas estructuras de poder de la Colonia. Como uno de los principios del romanticismo se basaba en la búsqueda del pasado, a los conservadores les vino como anillo al dedo esta idea, ya que aprovecharon que los literatos buscaran en las raíces de lo colonial la identidad.
El caso más significativo fue el de José Milla, quien además fungió como funcionario
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