Los Comuneros

Revolución de los comuneros

La revolución de los comuneros fue un levantamiento social dentro del virreinato nueva granada en 1780, el cual se dio principalmente en Socorro, Santander.

Al crearse las reformas borbónicas España implementó las anteriores, lo que trajo como consecuencia el aumento del impuesto de la alcabala sobre el tabaco y el aguardiente, lo que afectaba directamente a los cigarreros que conformaban la mayor parte de la población del Socorro. Estas medidas contribuyeron al aumento de las rentas. Para garantizar los cobros se creó la figura del visitador regente, que en principio debía ser un jefe administrativo del virrey, pero que en la práctica iba más allá. La regencia de la Nueva Granada le entregó este cargo a Juan Francisco Gutiérrez de Piñeres. Esta constante actitud de cobro provocó en 1781 la rebelión de los comuneros. Francisco Gutiérrez resucitó el antiguo impuesto de la Armada de Barlovento o impuesto a las ventas que afectaba severamente a las gentes de la región de Guanentá en el actual departamento de Santander, porque el algodón crudo y los hilados de algodón figuraban entre los productos afectados y la región fabricaba textiles con este material.

Todas estas reformas crearon un descontento dentro del pueblo por lo cual a finales de 1780 hubo motines contra algunos guardias de tabaco en varios pueblos de Santander, pero la cabeza de este movimiento fue la ciudad de Socorro, en donde el 16 de marzo de 1781 Manuela Beltrán al verse acusada por guardias de no haber pagado la alcabala y el barlovento en el centro de la plaza de mercado, tomo el edicto referente a los nuevos impuestos, lo arrancó, rompió y pisó, gritó lo más fuerte que puedo: “Que viva el rey y muera el mal gobierno”. Este fue el principal detonante de la rebelión ya que significó retar al gobierno y reclamar por lo justo.

Las revueltas fueron principalmente dirigidas por personas “bien ubicadas” (comerciantes y agricultores). La presión de los campesinos logró que algunos hombres de prestigio se comprometieran con la rebelión, al igual que consiguieron que algunos grupos de indígenas se unieran a ellos.

El pueblo fue dirigido en su mayor parte por el criollo Juan Francisco Berbeo, quién tuvo la idea junto con otros hombres de crear una junta llamada “el común” de la que viene el nombre de “comuneros”. Se reunieron en Socorro miles de hombres que marcharon en dirección a Santafé, en el camino se encontraron con otros hombres que también se unieron a ellos. Pequeñas tropas enviadas desde Santafé intentaron evitar el avance de los revolucionarios sin ningún éxito.

El virrey, quien se encontraba en Cartagena de Indias, desconoció las capitulaciones, que eran una clase de acuerdos entre el virrey y el pueblo campesino, bajo el argumento de que habían sido firmadas bajo amenaza. Todo volvió a su antiguo estado. Un grupo de comuneros,

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