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Los antiheroes Argentinos. “Las sociedades indígenas y las fronteras” (1820-1880)

Natta BoujonEnsayo20 de Agosto de 2020

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Los Antihéroes Argentinos

Por

Boujon, Natalin


Capítulo 7: “Las sociedades indígenas y las fronteras” (1820-1880)

Libro: Historia de la Argentina, Siglos XVIII, XIX Y XX. Estrada Polimodal, Año 200, Buenos Aires, Argentina.

El destino de los indios prisioneros

Finalizada la conquista, se planteó la necesidad de definir que se haría con los indios que habían sido tomados como prisioneros. Este debate tuvo como escenarios principales los periódicos y el Congreso Nacional y puso de manifiesto concepciones divergentes acerca del indígena: si bien, las diferentes posiciones coincidían en la necesidad de integrarlos en la sociedad blanca, el punto de conflicto pasaba por los medios a través de los cuales sería más conveniente realizarlo. Los sectores más cercanos a la Iglesia apelaban al trato más pacífico y  a  la conversión de catolicismo de los indígenas y proponía la creación de colonias mixtas de inmigrantes e indígenas para que, mediante el tratado común, se lograra la incorporación gradual a la sociedad. Para el gobierno, esta política llevaba implícito el mantenimiento del sistema de racionamiento, significaba una inversión costosa. Para el gobierno, el medio más efectivo  para la civilización de los indígenas era el sistema de distribución. Este sistema implico la separación de familias prisioneras: los ancianos, las mujeres y los niños fueron repartidos entre las familias principales de las ciudades para el servicio doméstico. Los hombres fueron utilizados como mano de obra barata en establecimientos rurales, tanto de Buenos Aires como las provincias de Entre Ríos y Tucumán,  o eran destinados al servicio de las armas. Los ingenios azucareros del norte fueron ampliamente favorecidos por esta política, ya que resolvieron el tema de la mano de obra empleando a estos prisioneros en condiciones laborales de explotación extrema.

Esta política varía a mediados de la década de 1880, debido a una nueva mirada sobre el indígena. El indio ya no era considerado un peligro latente y había dejado de ser un problema prioritario. Se volvió a considerar la formación de colonias agrícolas con los resto de la tribus reducidas, para lo cual se legislo otorgamiento de tierras a los indígenas. Relacionado con este debate, se encontraba a definición del indio como ciudadano y la concepción predominante fue considerar que había dos tipos de ciudadanos: los verdaderos ciudadanos argentinos, considerados como representantes de la civilización argentina y los indígenas vistos como la representación de la barbarie. De hecho, los indígenas no gozaron por mucho tiempo de los derechos y las garantías establecidos en la Constitución Nacional para todos los ciudadanos

Para 1870, el sistema educativo era descentralizado con escasa articulación entre Nación y las Provincias en muchos casos eran propuestas de vecinos. En 1871, se sanciona leyes de subvenciones y en 1875, se aprueba  la ley de educación común en la provincia de Buenos Aires.

La organización del sistema educativo Argentino comienza con la ley 1420 en 1884, que impone la educación laica, gratuita y obligatoria, su relato seria nacionalista, político y homogenizaste. La escuela debía formar con un sentido de permanencia a una Nación por encima de las peculiaridades sociales y/o étnicas, a través, de un mismo currículum, docentes y reglamentaciones, se trata de igualar por medio de relatos sobre el “ser” Argentino.

La elite intenta modernizar y civilizar por medio de la educación que servía como instrumento  más eficaz para alcanzar aquella meta proyectada que comprendía la tarea de formar ciudadanos y configurar un nuevo orden social. El sistema educativo se trató de un proyecto  destinado a ejercer el control sobre la sociedad que tuvo entre sus principales objetivos disciplinar e integrar conceptualmente a los sectores populares bajo el “colectivo ciudadano” como legitimador de políticas implementadas por el gobierno de la clase dominante.

Los pueblos nativos americanos no debían conservar su identidad ni imponer su legado étnico sobre el cual se alza la “Nación Argentina”. Los argentinos no estaban en el pasado si no en el futuro y el Estado debía crearlos.

A la educación se le adjudica la misión republicana de fomentar el nacionalismo, el sistema de permanencia, la modernización de la sociedad y el mantenimiento del orden social,  por medio de tradiciones y de la enseñanza patriótica tiene un rol predominante. A partir de 1887, comienza el auge de la construcción de escuelas en donde se practica como ritual las celebraciones patrióticas y manifestaciones patrias, Ramos Mejía, que se encontraba frente al Consejo Nacional de Educación, concluyo que los inmigrantes no “abrazaban la patria” de arribo y no se conseguía afianzar el principio de nacionalismo, por ello, se impulsa profundizar en los rituales patrióticos con la enseñanza de Historia Nacional Argentina que fuera transversal y se dicta en todo momento, empieza así “la enseñanza patriótica” con la intención de crear argentinos, ciudadanos dispuestos a defender y sentirse parte de la patria.  Felisa Latallada enumera ciertas características de la enseñanza patriótica entre las que destacaban:

6° La asimilación por las nuevas generaciones de todo aquello que signifique un elemento orgánico de la nacionalidad, es decir la lengua, la organización secular de la familia, la conservación de las tradiciones, los símbolos, en fin, cuyo ideal emblema despierta en los niños la primera palpitación de algo que está más arriba del presente, más allá de sí mismos y de la familia, la Patria.

7° El culto por los héroes y por sus gloriosas reliquias; el constante recordarlos para vivir algo de sus propias vidas, para respirar algo de su propio ambiente y hacer como carne de su carne y alma de su alma aquellas realizaciones que nos dieron patria y libertad (Revista El Monitor N° 440 "Enseñanza Patriótica". Felisa Latallada, pp. 310)

(Mariano, 2007)

Con respecto al lugar que tuvieron los nativos americanos sobresale una perspectiva acrítica centrada en lo político, los próceres y los grandes hombres escrita por Mitre y López, que explican lo que ocurre en la Argentina de XIX y la organización nacional.

Los textos escolares 1880, con la aprobación de CNE, dividían la Historia Argentina en cinco etapas: Descubrimiento y Conquista, Gobierno Nacional, La Revolución, Anarquía y Dictadura y Reorganizador Constitucional, así la “Historia Oficial”, o Historia Patriótica utilizaba un aparato  narrativo para atribuir a la barbarie de los caudillos y otros actores sociales anárquicos la razón del obstáculo a la organización constitucional. Se destaca el periodo de Reorganización Nacional (1862- 1880), el mito de fundación nacional llega a las aulas  explicando que la Argentina estaba allí trabada durante décadas por la barbarie y las campañas del desierto son inscriptas en un encadenado celebratorio y elogioso de presidentes que incluyen a Mitre, Sarmiento, Avellaneda y Roca.

"El hecho más importante de su gobierno fue la expedición al desierto, iniciada por el Dr. Alsina y felizmente terminada por el General Roca, que dio seguridad a los campos y entregó a la colonización 15.000 leguas de territorios". (Aubin, José María. Historia Nacional. Editorial Ángel Estrada, 5to grado 1936, pp 364).

(Mariano, 2007)

Los estudiantes se formaron con dicho relato en el cual transiciones de los gobiernos nacionales parecen sucederse en armonía, mientras que los pueblos indígenas ni siquiera son mencionados y sus territorios poseen como destino la colonización (significa una acción de progreso, de trabajo, de avance, de construcción de un orden, una expedición sin víctimas ni victimarios, sin sometidos ni beneficiarios) mientras que nada se dice de su sometimiento y la privatización de sus territorios.  

“El acontecimiento más notable de la época presente es, sin disputa, la conquista del desierto. Después de trescientos años de combates sin tregua, los salvajes del Sur permanecían ocupando territorios inmensos. La riqueza de los campos, consistente en ganados, era la presa continua de los Indios Bárbaros. El asesinato y el incendio señalaban sus pasos constantemente. Sumas cuantiosas se invertían todos los años en la defensa de las fronteras, pero siempre con resultados negativos. El arduo problema de los indios parecía insoluble, empero un hombre destinado a vengar la civilización de tan largo ultraje apareció en la escena. Ese hombre fue el general Roca que [...] puso en práctica un sistema vigoroso contra los

salvajes, no para destruirlos sino para someterlos y civilizarlos, trayéndolos vencidos a participar de los derechos que gozan todos los Argentinos [...]Vencidos los indios fueron expulsados de sus aduares perdiendo toda esperanza de restablecerse en sus antiguos dominios [...] Las extensas comarcas de la Patagonia, esa región misteriosa donde los conquistadores se detuvieron asombrados, y que los geógrafos marcaban con una sombra en los planisferios [...] sus dilatadas praderas, sus bosques seculares, sus ríos profundos, sus montañas fértiles y sus valles exuberantes, esperan ansiosos el brazo del colono europeo llamado a transformar en provincias y pueblos opulentos aquel suelo virgen e inexplorado. La pampa y la Patagonia entregadas a la civilización marcan una época en la historia y una página brillante en los anales argentinos”

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