Los nobles principios de Gandhi

Él decía que: Por nada del mundo habría podido ni querido tomar un fusil. Pero la vida está hecha de deberes muchas veces contradictorios, entre los que uno tiene que realizar continuamente su opción. Él debía como cuidado aconsejar de la forma más honrada posible a los que, creyendo en la eficacia de la guerra defender con armas el honor de sus esposas y los bienes de su familia.

Es fácil enuncias los nobles principios de la doctrina ahimsa, la dificultad reside en comprenderla y practicarla en un mundo sujeto a las pasiones, a la violencia y al odio.

Él se oponía firmemente a la guerra y nunca quiso comprometerse a manejar un arma, sin embargo más de una vez se le ofreció la ocasión para ello y gracias a ello se le permitió no atentar nunca directamente contra una vida humana.

No es precisamente la coacción lo que puede conseguir que una persona o una sociedad se haga no violenta.

No es posible llevar hacia adelante una causa nacional, ni cualquier otra causa, cuando se perjudican a otros intereses. Para separarse del camino de la violencia hay que ponerse continuamente en manos de Dios, estar siempre dispuestos a la abnegación y a la más profunda humildad.

Una libertad obtenida por medios poco honrados o gracias a la sangre de los demás, no es libertad.

La única virtud que quiero reivindicar es la verdad y la no violencia, decía Gandhi.

Es conveniente confesar nuestros errores, para sentirnos con ello más fuertes. No hay más Dios que la verdad.

Mientras que un hombre no se pone, voluntariamente, en el último lugar, no hay salvación ara él. La ahimsa se sitúa en el límite extremo de la humildad (AMG, 616).

Para servir lo que se necesita es amor, no prestigio.

Gandhi sentía horror de ser considerado como una celebridad y de tener la fuerza de soportar las manifestaciones públicas de calmar la tensión agotadora que experimentaba al tomar la palabra en público.

Se consideraba incapaz de odiar a nadie.

Qué es lo que había que hacer para seguir siendo íntegro y fiel a la verdad y resistir tentaciones, la respuesta, tenía que renunciar a toda riqueza y liberarme de toda posesión. El hecho de poseer me pareció un crimen, esto equivale a renunciar voluntariamente a todo. Por consiguiente, debo abandonar mi cuerpo a la voluntad de Dios, he de utilizarlo para servir a los demás a cada hora del día.

El día en que os desposeáis de todo, recibiréis todos los tesoros del mundo (MT III, 155-157).

A mi juicio, Jesús es uno de los grandes maestros espirituales. Me Siento animado por la irradiación de su presencia. Pero actualmente me levanto contra el cristianismo dogmático, en la medida en que estoy convencido de que su doctrina ha deformado el mensaje de Jesús.

No quiero que se constituya ninguna secta después de mí. Lo único que he querido ha sido aplicar, a mi manera, unos principios de valor eterno a los problemas de nuestra vida cotidiana. He intentado poner en práctica la verdad y la no violencia.

Creo en la reencarnación.

Edificaron un templo para venerar allí su imagen y se trata realmente de una forma muy burda de idolatría. La recitación de un texto vale únicamente cuando se practica mejor lo que contiene su enseñanza. Un hombre no recibe

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