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Manifiesto de Cartagena


Enviado por   •  15 de Mayo de 2022  •  Trabajo  •  2.950 Palabras (12 Páginas)  •  106 Visitas

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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio Del Poder Popular Para La Defensa

Universidad Nacional Experimental Politécnica De La Fuerza

Armada Nacional Bolivariana

Maracay, Aragua

CINU-ENFERMERIA D1

Manifiesto

De

Cartagena

Profesora                                                                    Bachilleres

María de los ángeles                                            Eucary Parra CI 30.923.672

   Marilin Martínez CI 30.524.293  

María Ramírez CI 30.223.278

Vanessa Ortega CI 30.247.555

María Mariño 29.527.810

Maracay, mayo del 2022

Índice

Introducción ………………………………………… Página 3.

Desarrollo ……………………………………………. Página 4.5.6.7.8.9.

Conclusión ……………………………………………. Página 10.

Anexos………………………………………………...Pagina 11.12.

Bibliografía ……………………………………………Página 13.

Introducción

3

MANIFIESTO DE CARTAGENA

Libertad a la nueva granada de la suerte de Venezuela, y redimir a esta de la que padece, son los objetos que me han propuesto en esta memoria. Oh mis conciudadanos, de aceptarla con indulgencia en obsequio de miras tan laudables.

Yo soy, granadinos, un hijo infeliz de caracas, escapando prodigiosamente en medo de sus ruinas físicas, y políticas, que siempre fiel al sistema liberal, y justo que proclamo mi patria, he venido a seguir aquí los estandartes de la independencia, que tan gloriosamente tremolan en estos estados.

Permitirme que un celo patriótico me atreverá a dirigirme a vosotros, para indicarnos ligeramente las causas que condujeron a Venezuela a su destrucción; las terribles y ejemplares lecciones que han dado aquella extinguida república, persuadan a la América, a mejorar de conducta, corrigiendo los vicios de unidad, solidez y energía que se notan en sus gobiernos.

El más consecuente error que cometió Venezuela, al presentarse en el teatro político fue, sin contradicción. La fatal adopción que hizo el sistema tolerante; el sistema improbado como débil e ineficaz, desde entonces, por todo el mundo sensato y tenazmente sostenido hasta los últimos periodos, con una ceguedad sin ejemplo.

Las primeras pruebas que dio nuestro gobierno de su insensata debilidad, la manifestó con la ciudad subalterna de coro, que, denegándose a reconocer su legitimidad, lo declaro insurgente y lo hostilizo como enemigo.

La junta suprema de subyugar aquella indefensa ciudad, que estaba rendida con presentar nuestras fuerzas marítimas delante de su puerto, la dejo fortificar y tomar una actitud respetable, que logro subyugar después de la confederación entera, con casi igual facilidad que la teníamos nosotros anteriormente para vencerla.

Los códigos que consultaban nuestros magistrados no eran los que podían enseñarles la ciencia práctica del gobierno, si no lo que han formado ciertos buenos visionarios, que han procurado alcanzar la perfección política, presuponiendo la perfectibilidad del linaje humano. Por manera tuvimos filósofos por jefes; filantropía por legislación, dialéctica por táctica, y sofista por soldados. Con una subversión de principios y cosas.

De aquí nació la impunidad de los delitos del estado cometidos descaradamente por lo descontentos, y particularmente por nuestros natos e impecables enemigos. Los españoles europeos, que maliciosamente se habían quedado con nuestro país para tenerlo insensatamente inquieto y promover cuantas conjuraciones le permitían formar nuestros jueces perdonándolos siempre, aun cuando sus atentados eran tan enormes que se dirigían contra la salud pública.                            4

La doctrina que apoyaba esta conducta tenía su origen en las máximas filantrópicas de algunos escritores que defienden la no residencia de facultad en nadie, para privar de la vida a un hombre, aun en el caso de haber delinquido este en el delito de lesa patria. Al abrigo de esta piadosa doctrina, a cada conspiración sucedía un perdón y cada perdón sucedía otra conspiración que se volvía a perdonar, porque los gobiernos liberales deben distinguirse por la clemencia.

De aquí vino la oposición decidida a levantar tropas veteranas, disciplinadas y capaces de presentarse en el campo de batalla, ya instruidas, a defender la libertad con suceso y gloria. Además, se establecieron innumerables cuerpos de milicias indisciplinadas, que agotaron las cajas del erario nacional con los sueldos de la plana mayor, destruyeron la agricultura, alejando a los paisanos de sus hogares, e hicieron odioso el gobierno que obliga a estos a tomar las armas y a abandonar sus familiares.

“Las repúblicas decían nuestros estadista- no ha menester de hombres pagados para mantener su libertad. Todos los ciudadanos serán soldados cuando nos ataque el enemigo. Grecia, roma, Venecia, Génova, suiza y Holanda y recientemente el norte de América vencieron a sus contrarios sin auxilio de tropas mercenarias, siempre podrás a sostener el despotismo y a subyugar a sus ciudadanos”.

Con estos antipolíticos e inexactos raciocinios, fascinaban a los simples, pero no convencían a los prudentes, que conocían bien la inmensa diferencia que hay entre los pueblos, los tiempos, y las costumbres de aquellas republicas y las nuestras. Es verdad que no pagaban ejércitos permanentes; mas era porque la antigüedad no los había solo confiaban en la salvación y la gloria de los estados en sus virtudes políticas, costumbres severas y carácter militar, cualidades que nosotros estamos muy distantes de poseer. Y en cuanto a las modernas que han sacudido el yugo de sus tiranos es notario que han mantenido el competente números de veteranos que exige su seguridad; exceptuando el norte América, que estando en paz con todo el mundo y guarnecido por el mar, no ha tenido conveniente a sostener en estos últimos años el completo de tropas veteranas que necesita para la defensa de sus fronteras y plazas.

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