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Nayarit A Travez De La Historia


Enviado por   •  3 de Septiembre de 2013  •  5.023 Palabras (21 Páginas)  •  897 Visitas

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Nayarit prehispánico

El estado de Nayarit es inmensamente rico en manifestaciones culturales y artísticas, cuenta con sitios arqueológicos con antigüedad que data desde hace 5000 años, como es el caso de los concheros de las marismas de San Blas y Mexcaltitán, del estero de Teacapán, las aldeas prehispánicas de la costa de Chila, en Compostela y Punta de Mita, en Bahía de Banderas.

Pero no sólo eso, arqueológicamente contamos con el arte rupestre más impresionante del occidente de México, como es el santuario de petroglifos de Altavista, en Compostela, el Cerro de Coamiles en Tuxpan y la Pila de los Monos en Huajicori.

En cuanto a ciudades y centros ceremoniales se tienen documentados Los toriles de Ixtlán del Río, Amapa en Santiago Ixcuintla, Chacalilla en San Blas, Malinal en Bahía de Banderas, El Mosco en Ruiz y Coamiles en Tuxpan, sitios que dan cuenta de la importancia de las tradiciones arqueológicas Tumbas de Tiro, Mololoa y Aztatlan, que se desarrollan a partir del 300 a.C a 1350 d.C. La tradición serrana o postclásico tardío se prolonga hasta el momento del contacto español en 1524- 1530 y continúa hasta la dominación de los pueblos indígenas de la sierra en 1722.

La tradición de los concheros: complejos Matanchén y San Blas

En la Bahía de Matanchén en el municipio de San Blas es donde se han encontrado los testimonios más antiguos que prueban la presencia de grupos humanos en esta zona. Los datos obtenidos a partir de muestras orgánicas indican que la ocupación tuvo lugar entre los años 2200 y 1700 antes de Cristo, por esa razón los arqueólogos denominaron a esta cultura como “Complejo Matanchén”.

Estos primeros grupos dependían casi completamente de diversos géneros de moluscos, como almejas, ostiones y caracoles, que recolectaban en la bahía, y en menor proporción de otros animales como la tortuga marina, los cangrejos, el pescado y el pelícano

Aunque se han encontrado restos de herramientas de fabricación humana, es importante señalar que estos pueblos no desarrollaron piezas de barro, los arqueólogos los llaman pueblos acerámicos, esto nos indica que se encontraban en estado nómada y que la agricultura aún no alcanzaba el desarrollo que los

transformara en sedentarios.

Tuvieron que pasar alrededor de dos mil años, desde la llegada de los primeros pobladores, para que se transformaran sus hábitos dejando de ser nómadas para convertirse en sedentarios. Fue hacia el año 1000 antes de Cristo, cuando gracias al descubrimiento de la agricultura los grupos humanos se vieron en la necesidad de establecerse en las regiones más adecuadas para cultivar las plantas que les servían de alimento y domesticar a los animales que les eran útiles en su dieta alimenticia.

Comenzaron a modelar en barro una serie de piezas de uso cotidiano tales como ollas y tecomates, copiando las formas de bules, cuastecomates, guajes y calabazas, a las que aplicaron colores como el naranja, rosa y café. A esta época se le conoce como el “Complejo San Blas” que concluye alrededor del 300 o 200 años antes de Cristo. Fueron los primeros pueblos ceramistas y sus herramientas de trabajo aumentaron y aparecen los cuchillos, navajas, punzones, martillos, lanzaderas, agujas y raspadores, hechos en piedra, obsidiana, concha, hueso y madera. Aprovecharon la naturaleza recolectando frutos, plantas y raíces, la cacería de pequeños mamíferos (conejos, tlacuaches, tejones y armadillos) y continuó la explotación de los mariscos. Construyeron las primeras casas o asentamientos, que fueron pequeños y dispersos.

La tradición de tumbas de tiro

En aldeas y templos se emprendió la construcción de tumbas de tiro desde el año 200 a. C. hasta el 600 d. C. Se llamaban tumbas de tiro porque su elemento distintivo son las profundas cámaras – de entre 4 y 8m- a las que se baja por un pozo vertical. Dentro de ellas se colocaban a manera de ofrenda, de acuerdo con el rango de los difuntos, esculturas de cerámica de tamaño medio o pequeño que reproducen la forma de vida de aquellos tiempos: enfermos acostados en sus camas, guerreros, músicos o mujeres con sus hijos. La fauna también está presente: pericos, patos, armadillos, tortugas y perros cebados. Este tipo de construcciones nos indican que las prácticas religiosas se centraron en un tipo de culto a los antepasados más que a una jerarquía de deidades independientes.

En algunas de las tumbas se han encontrado maquetas de casas y templos que indican cómo eran éstos, así como grupos de figurillas de hombres y mujeres que representan juegos, danzas, y escenas de la vida diaria. Este tipo de tumbas se han descubierto en varios lugares de Nayarit, como Tepic, Xalisco, Compostela, San Pedro Lagunillas, Santa María del Oro, Ahuacatlán, Jala, Ixtlán y Amatlán de Cañas. Tanto las figurillas de barro sólidas o huecas que e encuentran en las

tumbas, como las maquetas que describimos, se constituyen en un invaluable testimonio de la forma de vida que llevaban los pueblos que las produjeron. Por esta razón, algunos investigadores las consideran como un verdadero sustituto, en forma tridimensional, de los códices pictóricos que otras culturas mesoamericanas utilizaron para hablar sobre sí mismas.

En relación con la tradición arquitectónica de Teuchitlán, Que se inicia al final del periodo Formatico tardío, es durante el periodo Cásico cuando encuentra su máximo apogeo en sus fases de Ahualulco y Teuchitlán ente los años 200 y 700 d. C. Esta arquitectura es única en Mesoamérica y está formada por los siguientes elementos: una pirámide circular con varios cuerpos y con la parte superior plana, un patio elevado y en forma circular que rodea la pirámide, una banqueta que rodea por entero al patio y encima de la cual hay ente 8 y 16 plataformas cuadradas o rectangulares. Con frecuencia, debajo de la pirámide circular. Los sitios cuentan también, por lo general, con los juegos de pelota. En conjunto, los sitios anuncian que se daba un proceso de urbanización incipiente entre las sociedades que los construyeron. Esta tradición, que según los investigadores llegó a ser dominante en buena parte de Nayarit y Jalisco, desapareció súbitamente y de manera definitiva en el sigo X de nuestra era, ya en la época del posclásico, cuando se desarrollo otro tipo de arquitectura a veces aprovechó las construcciones anteriores como base para nuevo edificios.

La tradición Aztatlán de Nayarit

En el Clásico Terminal/Posclásico se desarrolló en Cholula un nuevo “estilo internacional” que logró propagarse mediante redes de alianzas e intercambio a la costa del Pacífico en Oaxaca. Se extendió hacia el norte a Jalisco y Nayarit, donde encontró su expresión en la tradición Aztatlán de cerámicas policromas producidas

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