Obra
Enviado por nimope • 9 de Junio de 2015 • Informe • 1.523 Palabras (7 Páginas) • 178 Visitas
de la obra.
EL SEXTO Y EL ENTORNO SOCIAL, POLÍTICO Y CULTURAL
Podemos enmarcar El Sexto dentro de la visión de Arguedas como autor
preocupado por la cultura y el futuro del Perú del cual nos dice haber tenido la
fortuna de recorrer con la vida en todas las escalas y jeraquías sociales (Arguedas,
1972: 253) y refiriéndose al Sexto, donde también dijo en alguna ocasión haber
encontrado los extremos más severos del Perú, las mentes más lúcidas y puras
como también lo más depravado, criminal y sórdido. Ciertamente una lectura de El
Sexto nos da a entender que Arguedas vió y experimentó en la prisión que lleva
este mismo nombre, un microcosmos utópico y contrautópico de luz y oscuridad
social y humano: microcosmos utópico en la esperanza de un Perú y sociedad civil
nuevos; microcosmos contrautópico en la imagen entrópica del “progreso”
ensombrecido y contaminado por los efectos impostergables de la segunda ley de la
termodinámica, es decir, de la entropía resultante del uso de la máquina industrial
que trasforma caótica e irreversiblemente no sólo a la naturaleza sino también al
operador de la misma, a los cuales convierte en apéndice y/o entidad abstracta,
como dijera Octavio Paz en su Laberinto de la Soledad (1950). En otras palabras,
la naturaleza y el operador de la máquina devienen en objeto, algo que puede
comprarse, intercambiarse, usarse y desecharse gracias al poder del dinero que
genera este mismo par dinámico máquina-trabajador señalado en los escritos de
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novela Cámac y Gabriel adivinan desde las perpectivas propias y de la cultura
andina, aún estando presos en El Sexto.
Como parte de las visiones de este microcosmos social del Sexto, ofrecemos
aquí una descripción del mismo, adaptando una perspectiva aérea o a vuelo de
pájaro, es decir, de puntos de vista según los ejes vertical y horizontal. Este espacio
carcelario, uno de los más infames de Lima y del Perú, tiene apariencia física de
cuartel de cementerio, apariencia que percibe Gabriel en su mole9
que se desdibuja
en la distancia ante la perspectiva de sus ojos al llegar al Sexto, y que luego
experimenta como vivencia carcelaria, como bien ilustran sus primeras
impresiones:
“Empecé a distinguir, puerta a puerta, todas las celdas, hasta el fondo.
¡Era otra vez un cementerio! ¡Más que un cementerio! Los vivos estaban
muertos” (El Sexto 338).
El Sexto consta de tres pisos o niveles conectados entre sí, horizontalmente por
seis puentes, y verticalmente por escaleras en los costados interiores. Las celdas o
nichos, como se conocen aquí, por su apariencia de bóvedas de cementerio, están
distribuídas en el espacio vertical enmarcado por costados exteriores y corredores
interiores alrededor del gran patio central del primer piso. El espacio vertical así
creado alegoriza también, en sus pisos, círculos dantescos infernales que Gabriel
(Arguedas) percibe como una náusea que trataba de ahogarlo (El Sexto 237),
sensación que experimenta desde el tercer piso mirando hacia el patio o fondo del
Sexto donde nunca llega el sol, lo cual contribuye a crear una visión dantesca
social aún más tétrica e infernal de justicia punitiva, represiva, legal y penal.
El primer piso o fondo del Sexto está destinado a los llamados vagos, término
social arbitrario y ambiguo que designa aquí todo lo que puede imaginarse como
desperdicio humano de cloaca entrópica social y cultural donde la vida misma
también pierde toda su significación. Aquí se hacinan ladrones, carteristas,
atracadores, pervertidos, proxenetas, pederastas, degenerados, borrachos,
indocumentados y otros presos no convictos por juicio penal, y cuya existencia
Gabriel percibe como movimiento de una masa amorfa y abominable, la gran
mayoría víctimas de maquinaciones de diputados y otras autoridades burocráticas
corrompidas.
El nivel intermedio del Sexto está asignado a los llamados presos comunes,
criminales no avezados, como dice Cámac, violadores, estafadores, ladrones y
criminales no rematados (El Sexto 226). Aquí están también algunos presos
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La edición de El Sexto de las obras de José María Arguedas de Editorial Horizonte contiene un
glosario de términos usados en la misma. Aquí, el término “cuartel” hace referencia a las estructuras
de cementerio, generalmente de cuatro niveles de bóvedas que se encuentran en varios cementerios de
Lima.
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El Sexto: entre lenguaje y poder 45
políticos que no pudieron alojarse en el tercer piso, donde debieran estar como
tales, pero que no tuvieron cabida allí por falta de espacio, o porque no quisieron
quedarse entre los presos políticos. Tal es el caso de Don Policarpo, el piurano, que
decide alojarse en el segundo piso, a pesar de ser propietario de cañadulzales y
molinos, credenciales que le darían acceso al tercer nivel social, el más alto del
Sexto.
El tercer nivel aloja a los denominados presos políticos, catalogados según sus
diferentes ideologías: fascistas, apristas, comunistas, socialistas, y también algunos
que no tienen afiliación política, como Gabriel (Arguedas), Pacasmayo y el
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