P. De Gante, V. De Quiroga Y B. De Las Casas
Enviado por gabrielacalvillo • 26 de Agosto de 2014 • 2.116 Palabras (9 Páginas) • 215 Visitas
PEDRO DE GANTE
Educador y evangelizador
Catecismo para los indígenas.
Ya de regreso en la ciudad de México, fundará la escuela de San José de Belén de los Naturales, junto al convento de San Francisco. Esta institución estaba dedicada a instruir, particularmente, a los hijos de la nobleza local. En ella adoptará un método de internado similar al empleado por los antiguos mexicas, con el propósito de suministrar educación religiosa y crear al mismo tiempo un grupo misionero que reproduzca y difunda la religión con capacidad de predicar en las distintas lenguas de las culturas de Mesoamérica. En sus palabras:
«He escogido unos cincuenta (niños) de los más avisados, y cada semana les enseño a uno por uno lo que toca decir o predicar la domínica siguiente; lo cual no me es corto trabajo, atento día y noche a este negocio para componerles y concordarles sus sermones».
Su dedicación fue completa: «En el día enseño a leer, escribir y cantar; en la noche, doctrina cristiana y sermones». Uno de sus alumnos fue Diego de Valadés, hijo de un español y una tlaxcalteca, que será el primer mestizo ordenado fraile en América (1547).
Tiempo después incorporará la enseñanza de artes y oficios. Así, saldrán de la escuela un gran número de artesanos que construirán algunas de las obras religiosas más significativas de este período de la histora de México. Hacia 1525 compondrá una Doctrina Christiana en Lengua Mexicana, presuntamente impresa en Amberes en ese año. Se compadecerá de la situación de explotación a la que se hallaban sometidos los nativos. En reiteradas ocasiones protestará por ello, primero ante su pariente el Emperador, y luego ante Felipe II. Dirá al primero, en 1552, que:
«...(estos indios) no fueron descubiertos sino para buscalles su salvación, lo cual, de la manera que ahora van, es imposible... Vasallos de Vuestra Magestad son, la sangre de Cristo costaron, sus haciendas las han tomado, razón será que (Vuestra Magestad) se duela dellos; y pues están desposeídos de sus tierras, que en pago les ganen ánimas». Añade que se atreve a dirigirse al Emperador pidiendo remedio porque «dame atrevimiento ser tan allegado a V. M. y ser de su tierra».
En otra carta advierte que «Aviso, como siervo de Vuestra Magestad, que si no provee en que (los indios) tributen como en España (los españoles) de lo que tienen y no más, y que sus personas no sean esclavos y sirvan, la tierra se perderá...», requiriendo que sean «personas libres y que... no sirvan, pues los españoles nunca sirvieron».
Relación con la cultura indígena
De su relación con los indígenas, dirá en otra carta al Emperador que «los tengo a todos por mis hijos, y así ellos me tienen por padre» (Carta del 20 de julio de 1548). Continuará enseñando y predicando hasta muy avanzada edad, y morirá en la ciudad de México el domingo de Pascua de 1572. Dirá de él fray Gerónimo de Mendieta en su Historia eclesiástica indiana:
«fue muy querido, como se vio muy claro en todo el discurso de su vida, y en que con ser fraile lego, y predicarles a los indios y confesarlos otros sacerdotes grandes siervos de Dios y prelados de la Orden, al Fr. Pedro solo conocían por particular Padre, y a él acudían con todos sus negocios, trabajos y necesidades, y así dependía de él principalmente el gobierno de los naturales de toda la ciudad de México y su comarca en lo espiritual y eclesiástico; tanto que solía decir el segundo Arzobispo Fr. Alonso de Montufar, de la orden de predicadores: "Yo no soy arzobispo de México, sino Fr. Pedro de Gante, lego de San Francisco"».
Por un lado, se destaca su larga trayectoria como educador y evangelizador. Por otro, se señala que Pedro de Gante tuvo una actuación significativa en el proceso de aculturación de la población indígena, y en la destrucción de su patrimonio cultural escrito. Se cita, como ejemplo de los mecanismos de aculturación, el método pedagógico impuesto en su escuela de San José de los Naturales que el propio fraile relata en una carta al rey Felipe II:
«...se juntaron luego, pocos más o menos, mil muchachos, los cuales teníamos encerrados en nuestra casa de día y de noche, y no les permitíamos ninguna conversación (comunicación con el exterior], y esto se hizo para que se olvidasen de sus sangrientas idolatrías y excesivos sacrificios».
(Carta del 15 de junio de 1558).
Obras
• Manuscritos
o Catecismo de la doctrina cristiana con jeroglíficos, para la enseñanza de los indios de México: Madrid, Archivo Histórico Nacional, Códice 1257B.
• Ediciones
o Doctrina Christiana en Lengua Mexicana. Per signum crucis. Icamachiotl cruz yhuicpain toya chua Xitech momaquixtili Totecuiyoc diose. Ica inmotocatzin. Tetatzin yhuan Tepilizin yhuan Spiritus Sancti. Amen Jesús (primera publicación ca. 1547, México: Juan Pablos; 1553, Amberes; 1553, México: Juan Pablos, 1555. Edición facsimilar con comentarios ed. por Ernesto de la Torre Villar (México, 1981).
o Catecismo de la doctrina cristiana con jeroglíficos, para la enseñanza de los indios de México, Edición facsimilar con introducción de Federico Navarro (Madrid, 1970) / Justino Cortés Castellanos, El catecismo en pictogramas de Fr. Pedro de Gante (Madrid, 1987).
o Cartas, versos religiosos en mejicano, ed. en: Joaquín García Icazbalceta, Códice franciscano (México, 1941), 212ff.
VASCO DE QUIROGA
Se cree que nacido en Madrigal de las Altas Torres (Ávila) hacia 1470. Durante su niñez vivió en dicha villa hasta la edad en que empezó sus estudios de Jurisprudencia, momento en que se trasladó a Salamanca. Fue juez de residencia en Orán, y representó a la Corona en los tratados de paz con el rey de Tremecén (1526). Ejerció un alto cargo en la Real Cancillería de Valladolid. Sus méritos fueron notorios, llamando la atención del obispo de Badajoz, quien le recomendó a la reina para que fuese nombrado oidor de la Audiencia de México. Se instala allí en 1531 y funda el Hospital de Santa Fe en las inmediaciones de la ciudad de México en 1532 para la atención de los indígenas, mismo que reprodujo en varias partes de México, pero sobre todo en Michoacán. Desempeña por unos años el cargo de visitador de Michoacán, hasta el año 1537, cuando el Emperador Carlos V (Carlos I de España) le nombra obispo de la Diócesis de Michoacán.
Se ganó el afecto de los indios gracias a sus obras y a las medidas económicas que promovió y que tendieron a beneficiarlos, en el contexto de la conquista del país. Este afecto le hizo acreedor al trato de Tata Vasco en el que se expresa el afecto filial de los indígenas de la región. Trasladó la catedral
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