Parte 1 Fausto El Niño Migrante
Enviado por lc_3095 • 4 de Enero de 2013 • 1.275 Palabras (6 Páginas) • 1.033 Visitas
LA HISTORIA DE FAUSTO EL NIÑO MIGRANTE
Historia real publicada en el Periódico Reforma
Prado, H. (2011, Agosto 8). Abraza Fausto el Sueño Americano. Periódico Reforma. Recuperado de http://www. reforma.com
PARTE 1
Rodean carencias la cuna de Fausto
Las contracciones de Margarita Sabino Rodríguez se tornaron más intensas. Era la madrugada del 27 de junio de 1990, temporada de siembra con temperaturas cálidas y lluvias frecuentes. Tenía 22 años cuando recibió a su segundo hijo. Estaba recostada boca arriba con las piernas abiertas en su vivienda, elaborada con palma, en la comunidad de El Platanar, en la Montaña de Guerrero. Tras pujar dos horas, a las seis de la mañana, la partera recibió a Fausto.
El bebé llegó al mundo en una de las 12 pequeñas localidades que integran el Municipio de Xalpatláhuac, una de las zonas más deprimidas de México. El Platanar, su cuna, no tenía hace dos décadas agua potable. Aún no la tiene. Los habitantes transportan el líquido en garrafones sobre asnos que caminan 2 kilómetros para llegar al manantial. Tampoco hay drenaje. Aquí se mueren de diarreas agudas y malestares en vías respiratorias. A 20 minutos caminando está Cuba Libre, la comunidad más próxima que tiene dispensario médico, donde atiende una enfermera que sólo acude de lunes a viernes de ocho a tres de la tarde. El hospital más cercano está en Tlapa de Comonfort, la ciudad más importante de la Montaña de Guerrero. El traslado en vehículo demora 45 minutos por terracería curvada y un tramo corto pavimentado, pero no es un trayecto seguro.
En enero, El Platanar perdió a cinco habitantes, cuando, entre los caminos angostos de la montaña, que se vuelven lodazales en época de lluvias, volcó una de dos camionetas que transportaban a la banda y a autoridades. Murieron dos principales de la comunidad, un músico y un poblador. Otro quedó herido.
Las artesanías y la agricultura son las actividades tradicionales, pero el dinero que se obtiene es insuficiente para sortear necesidades básicas de educación, vestido, salud y alimentación.
Algunos obtienen ingresos de la venta de sombreros de palma. Con sus manos hábiles, en un día concluyen seis u ocho piezas. Sin embargo, la paga es inferior a su esfuerzo. Hace un par de años, cada uno se cotizaba en 50 centavos; ahora, el costo "mejoró" a 2 o 2.50 pesos.
"Se hacen sombreros, pero ésos no tienen precio. Vale 1.50. Ahora subió a 2 pesos, bien poquito. Si hacemos dos al día son 4 pesos. Ni alcanza para un refresco porque vale 6 pesos", dice Margarita, madre de Fausto.
Las siembras no dan para mucho: entre las piedras sólo crecen maíz y matitas de ejote.
Pocas cosechas se venden, la mayoría es para consumo propio. Se hacen tortillas a mano con un diámetro de 20 centímetros, atoles y guisos.
"No cae la lluvia. No siembran porque no brota la semilla, si no, ya estarían sembrando", dice el seminarista Jorge Castillo, asignado desde hace tres años a la Iglesia de la Virgen de Guadalupe, patrona de El Platanar.
Los indígenas entonces piden agua al cerro. Con cantos y rezos se enfilan a la cumbre más alta, donde claman por lluvia y buenas cosechas.
También venden leña para fogones. La carga que sostiene un burro, consistente en 40 pares de leños, se paga en 50 pesos.
Entre milpas y veredas se mira a mujeres veinteañeras con un bebé durmiendo a cuestas sostenido con un rebozo; al frente cargan otro y dos más a cada lado, sujetando con sus manitas las enaguas de su madre.
En la pobreza, los hijos se convierten en fuente de ingreso. Los varones migran a Estados Unidos para mandar remesas. Las mujeres tienen precio: son vendidas. Por ello, los varones regresan con sus ahorros y compran una "esposa".
"Salen de la secundaria o ni salen y ya las están vendiendo, muchas veces en contra de su voluntad porque la muchacha ni siquiera conoce al muchacho. Los
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