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Primera Meditación De las cosas que se pueden poner en duda

giulebrero18 de Octubre de 2013

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René Descartes. (1596-1650)

Primera Meditación

De las cosas que se pueden poner en duda

Tiene por objetivo buscar un camino seguro para llegar a verdades firmes y permanentes en la ciencia. Utiliza sistemáticamente el método de la duda: toma como si fuera falso todo aquello sobre lo cual pueda sostenerse la más mínima duda. Duda como contraposición de la evidencia. Solo tomará como verdadero aquello que se presente como claro y distinto a la razón.

Aplica la duda directamente a las bases, las fuentes de conocimiento, de manera que si éstas son dudosas, cualquier pensamiento que provenga de ellas será dudoso también.

Sentidos: son engañosos (ilusiones ópticas y auditivas) pero aplica un contraargumento: pareciera que los sentidos no me engañan en lo próximo (si aceptáramos que son engañosos en lo próximo nos saldríamos del campo de lo racional).

Aún así presenta el argumento del sueño: el hombre tiene dos estados, sueño y vigilia, y no un criterio claro para distinguir un estado del otro. De esta manera elimina a los sueños como una fuente de conocimiento confiable, al ser dudosos son tomados como si fueran falsos.

Sin embargo el argumento del sueño no derriba el conocimiento racional pues hay elementos racionales (sustancias simples: los números, la geometría) que no resultan afectados ya sea en el sueño o la vigilia.

Razón: presenta dos supuestos, hipótesis extremas respecto de la razón y de si puede dudarse de ella:

1. Puedo pensar que Dios quiera que me equivoque cuando piense que 2 + 2 = 4. Este argumento es fuerte, sin embargo no lo mantiene al ser contradictorio con la noción de Dios: Dios es perfección, por tanto no puede querer engañarnos.

2. Luego entonces, presenta la hipótesis del genio maligno planteando la duda hiperbólica: puede existir un genio maligno que me induzca a equivocarme. Este supuesto derriba la razón como una fuente confiable.

Hacia el final de la primera meditación las facultades de conocimiento han caído y no se ha encontrado ninguna verdad evidente.

Segunda Meditación

De la naturaleza del espíritu humano y que es más fácil de conocer que el cuerpo.

Encuentra un primer argumento que logra sostenerse: si hay un genio engañador, entonces hay un engañado. Y además no puedo negar que dudo, ya que si dudo de que dudo estoy dudando. De manera que es evidente que el acto de pensar existe. Se abre el cogito:

“Cogito ergo sum” / “Pienso, luego existo”

No es un razonamiento, sino una intuición que la razón capta automáticamente. Pensar y existir son dos realidades inescindibles.

Esta nueva verdad inteligible provoca un giro hacia la subjetividad, hacia el yo, y abre un nuevo camino para la filosofía moderna:

- Interpretación realista: relacionada con la filosofía tradicional (Platón). Distingue la existencia del pensamiento: “Pienso porque existo”. El pensamiento es posible porque existimos.

- Interpretación idealista: un nuevo camino que influenciará a la filosofía moderna (Hegel). Cuando Descartes menciona que dejar de pensar es dejar de existir se refiere a que “ser es ser pensado”. La realidad depende del pensamiento.

Si bien Descartes insinúa una interpretación idealista moderna seguirá el camino medieval – tradicional. Luego de revisar todas sus opiniones dará una respuesta a la pregunta de “¿qué es el yo?” típicamente medieval: es una substancia pensante. El concepto de “substancia” es un concepto que proviene del pensamiento de Aristóteles y que fue utilizado también durante todo el pensamiento medieval.

Hay que distinguir dos momentos en la segunda meditación:

1. El momento de la verdad única: el pensar es indudable. “Pienso, luego existo”

2. La cosificación del yo. ¿Qué soy ahora que existo? Una substancia. El primero paso en falso ya que procede de forma dogmática: se introduce al yo como algo acrítico, el concepto de substancia es complejo, difícil de entender:

Hay dos posibles sentidos de la noción de substancia:

Sentido estricto: substancia es aquello que existe por si mismo, que no necesita de otra cosa para ser: Dios.

Sentido amplio: substancia es aquello que no necesita de otra cosa para existir, salvo de Dios. Cuando Descartes habla de substancia en sentido amplio se refiere a una cosa inmaterial que es el yo, y cuyo atributo principal es el pensar. Cuando habla del pensar es un atributo que depende de la cosa, una interpretación realista tradicional.

Aquí aparece el problema que surge con la conciencia, el solipsismo: como salir de los límites de la conciencia. Este encierro en sus contenidos se produce por la hipótesis del genio maligno. Todo lo que se diga no tendrá sostén mientras se establezca esta hipótesis.

Dentro del contexto de solipsismo introduce el concepto de substancia extensa al mencionar el ejemplo de la cera. ¿Cuál es la propiedad que permanece invariable en los cuerpos? Un dato que es captado por la razón: la extensión, que los cuerpos ocupan un lugar en el espacio. Sin embargo este ejemplo es provisorio ya que la razón sigue siendo dudosa. Ésta podría ser una verdad si podría argumentar en contra del solipsismo y sostener a la razón como una fuente de conocimiento verdadera.

Finaliza la segunda meditación:

à se encuentra el cogito como verdad única.

à la cosificación del yo: substancia. Estas suposiciones dependen de poder

à la naturaleza es extensa superar el solipsismo.

David Hume (1711 – 1776)

Hume indaga sobre conceptos básicos de la época tales como los de substancia, yo o alma substancial y causalidad. Las tres nociones metafísicas tiene una extensa tradición en la filosofía: mientras los conceptos de substancia y alma son centrales en la filosofía antigua y medieval, el concepto de causalidad, si bien estudiado por filósofos anteriores, cobra fundamental importancia en la problemática moderna en relación con el auge de las ciencias naturales, es decir, con el interés propio de la época de conocer y estudiar la naturaleza, así como de expresar en forma de leyes sus regularidades.

La filosofía de Hume ejerce una profunda crítica frente a la perspectiva racionalista con fuertes bases metafísicas y su Fundamentación dogmática. Al igual que Descartes, Hume sostiene que la matemática llega a conocimientos universales necesarios, ya que en este caso la mente solo se limita a relacionar ideas. Esta ciencia no proporciona conocimiento alguno sobre los hechos, la experiencia es la única vía para obtener un saber sobre la naturaleza.

Todas las ciencias tiene en última instancia sus fundamentos en la ciencia del hombre,de modo que la determinación de los límites y alcances del conocimiento humano, permitirá a su vez, el esclarecimiento en este sentido de las restantes ciencias. De acuerdo a los principios empiristas del conocimiento sustentados por Hume, este estudio del conocimiento humano debe tener una base experimental, es decir, atenerse solo a lo dado a los sentidos, los fenómenos, apelando a hipótesis simples y fundadas en la experiencia.

Para esclarecer el modo en que se accede al conocimiento, Hume efectúa una serie de distinciones entre las percepciones de la mente humana, entendiendo por “percepciones” todo aquello que constituye un contenido de la mente. Las percepciones se clasifican según su fuerza y vivacidad:

- Impresiones: son las más fuertes y vivaces, son las captaciones evidentes de los datos de la experiencia.

- Ideas: son copias o huellas de las impresiones, por ello son más débiles.

En principio todas las ideas se corresponden con impresiones, hay una primacía temporal.

A su vez las impresiones se clasifican en: impresiones de la sensación (captación de los datos externos por medio de los sentidos) e impresiones de la reflexión (captación de un estado interno de rechazo, esperanza o temor generados a su vez por recuerdos (ideas), por ejemplo, de placer o dolor). En este caso la prioridad temporal de las impresiones sobre las ideas no se daría, sin embargo las impresiones podrían dar lugar a nuevas ideas lo cual haría que conserven su prioridad temporal.

A su vez las percepciones se dividen según su capacidad de ser divididas o separadas en:

- Simples: aquellas indivisibles, idea o impresión de rojo.

- Complejas: permite separaciones, como la idea o impresión de la ciudad de París.

Si bien las ideas e impresiones simples son semejantes entre sí, no puede decirse que las ideas complejas son semejantes a impresiones complejas. Esta restricción se debe a que, si bien las ideas son copias de impresiones, y en ese sentido deben asemejárseles, la mente humana tiene la capacidad humana de trasponer, combinar y componer ideas. Así las ideas se pueden clasificar según su origen en: ideas de la memoria (reproducen con fidelidad la impresión original) e ideas de la imaginación (que resultan de la capacidad de combinar y alterar las ideas: montaña de oro). Sin embargo la imaginación se encuentra limitada por la experiencia, pues en última instancia es la experiencia la que proporciona el material para que la imaginación realice sus combinaciones.

La imaginación humana se regula por leyes de asociación:

- Semejanza: se asocian por el parecido de una cosa con otra.

- Continuidad: se asocian

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