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Qué es entonces la Historia y para qué sirve?


Enviado por   •  14 de Junio de 2014  •  Práctica o problema  •  2.435 Palabras (10 Páginas)  •  307 Visitas

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¿Qué es entonces la Historia y para qué sirve?

Hagamos una pequeña encuesta entre nuestros amigos, profesores y parientes, y preguntémosles: ¿Qué es la Historia? Nuestros abuelos, incluso nuestros padres y maestros tal vez nos digan que la historia es la narración de los grandes sucesos como batallas, descubrimientos geográficos, fundaciones de ciudades. También dirían que trata acerca de los grandes hombres que fueron presidentes, reyes, exploradores, generales. Y podrían afirmar que estudiar historia es aprender de memoria una serie de fechas y nombres.

Seguramente esto nos resulta no sólo muy aburrido si no que nos hace sentir que tiene poco que ver con nosotros y nuestras vidas. Lo más probable es que ni nosotros ni nuestros padres hayamos estado en una batalla, ni descubierto algún continente o río, o siquiera visto a un rey. ¿Qué quiere decir esto? ¿Qué nosotros estamos fuera de la historia? De la manera como nos lo plantean podríamos pensar que esto es así, pero, por suerte, no es verdad.

¿Por qué nuestros libros de historia hablan siempre de acontecimientos y personajes? Porque quienes los han escrito han decidido que esos acontecimientos y esos personajes son importantes. Cuando el historiador realiza su trabajo, escoge no solamente un tema, sino también elige la información con la que va a escribir sobre ese tema. Así, a muchos historiadores les ha parecido que para hablar acerca de la sociedad colonial, basta presentar una lista de los gobernantes y las fechas en que ocurrieron grandes acontecimientos como la fundación de Lima, el descubrimiento del río Amazonas, el día en que estalló la rebelión de Túpac Amaru.

Sin embargo, también es importante saber de qué vivía la gente que fundó la ciudad de Lima, o qué comían los hombres y mujeres que siguieron a Túpac Amaru, o qué pensaban y por qué viajaban los hombres que descubrieron el río Amazonas. Entonces será necesario que busquemos otro tipo de información. Así, seguramente comprenderíamos mejor quiénes eran esas personas, cómo vivían y por qué hicieron las cosas que hicieron en ese momento preciso.

Nosotros, de una u otra forma, ingresamos a participar de la historia mediante la adquisición del conocimiento histórico, sea por el aprendizaje indirecto de un capítulo de ella o por la participación directa en determinados acontecimientos. De manera que, en la práctica social, estas adquisiciones se pueden convertir en una apropiación personal de la historia, y por medio de nuevos aprendizajes y vivencias puede desarrollarse un proceso más o menos consciente en los sujetos individuales y colectivos que les oriente a tener un rol de actores y constructores de la historia presente y futura. Esto lo hemos podido ver en muchos(as) jóvenes que fueron participes directos en los acontecimientos sucedidos entre las elecciones del 2000 y del 2001, proceso que para varios significó su entrada a una ciudadanía activa por la transición democrática en nuestro país.

Creemos pues que la Historia nos habla de la manera cómo los seres humanos hemos formado el mundo en que vivimos. La historia es por tanto, además de un proceso real en el que todos estamos inmersos, un conjunto de conocimientos e instrumentos para examinar ese proceso y ello da lugar a la existencia de la historia como ciencia (historia=conocimiento).

Pero no siempre los hombres hemos marchado hacia delante, no siempre hemos progresado. Los hombres hacemos nuestro mundo siguiendo distintos caminos, a veces de manera consciente, otras sin damos cuenta. Hemos formado el mundo tal como es, interactuando con otros seres humanos, con la naturaleza, con las instituciones que contribuimos a crear y mantener (historia = proceso).

La historia sirve para comprender el mundo en que vivimos y cómo el mundo que nos rodea ha llegado a ser lo que es. La historia nos concierne e involucra a todos. Y todos tenemos nuestra historia, todos hacemos historia, incluso todas las cosas tienen historia.

Independencia y construcción del Estado Nacional (1821-1867)

La construcción del proyecto nacional se ha dado con base en una mezcla, a menudo conflictiva, de tradición y modernidad. Ambas perspectivas han coexistido antagónicas o complementarias; pero, al margen de sus connotaciones políticas específicas, se han mantenido como valores vigentes en el momento de definir y ejecutar las políticas gubernamentales.

En la historia de los siglos XIX y XX, a la modernidad se le ha concedido de cuando en cuando un valor de innovación pose... De ahí que los procesos de modernización suelan localizarse en las coyunturas de grandes transformaciones económicas, no necesariamente coincidentes con los ritmos del desarrollo cultural, que guardan una relativa independencia de ellos.

Al consumarse la Independencia en 1821, comienzan los esfuerzos para crear las leyes de la nueva nación, luego de tres siglos de dependencia del Imperio español. La legalidad de la Independencia quedó sancionada en el Plan de Iguala, que exhortaba a la unidad entre americanos y europeos (españoles residentes en México), como base de concordia para las tareas de reconstrucción política y económica. El documento libertador no pudo, sin embargo, conciliar los intereses contradictorios entre españoles peninsulares y españoles americanos (criollos), las dos fuerzas políticas y sociales más importantes de la época.

La vieja enemistad política y económica que existía entre ambos tipos de españoles se intensificó con la Independencia que, tal como se había concebido, permitía la conservación de los privilegios de los peninsulares, sin resolver las demandas sociales de los americanos.

Los criollos representaron el advenimiento de un pueblo nuevo, que si bien prolongaba las tradiciones culturales europeas, también las modificaba con

Nuevas concepciones de país, al que consideraban suyo por haber nacido en él; y que les hacía considerarse con mayores derechos que los otros a dirigir el destino de la nueva nación.

La lucha entre los grupos nacidos en España y en tierra americana cubre el primer período del México Independiente y termina con la paulatina expulsión de los peninsulares y de sus caudales, tan necesarios para la economía del país. Estas primeras luchas, que arrastraron a los otros sectores de la población, se dieron con la presencia destacada de las logias masónicas: escoceses, que representaron los intereses de las clases pudientes, y yorkinos, que aglutinaron a los insurgentes.

Los grupos políticos en disputa defendieron principios distintos para conducir el país: "orden público y religión" los escoceses, y "libertad y progreso", los yorkinos, lo que llevaría a una posterior formación de los partidos centralista y

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