Recinto Amurallado
Enviado por romi_00 • 17 de Septiembre de 2012 • 2.464 Palabras (10 Páginas) • 755 Visitas
UNA HERENCIA MILENARIA DE PIEDRA
La ciudad de Campeche fue fundada el 4 de Octubre de 1540 con el nombre de Villa de San Francisco de Campeche por Francisco de Montejo, el Mozo.
La riqueza natural, especialmente las maderas preciosas –como el palo de tinte-, el algodón y la cera, entre otros productos, impulsaron la actividad comercial y con ello la bonanza e Campeche, que muy pronto se constituyo en un puerto estratégico para la exportación e importación de productos en la Nueva España y el resto del continente americano, así como en Europa. Sin embargo, esta misma prosperidad comercial convirtió a Campeche en blanco de frecuentes ataques de piratas y filibusteros que obligaron a las autoridades a pensar en levantar una serie de fortificaciones en puntos estratégicos para defender la ciudad.
La rivalidad de países como Inglaterra, Francia y Holanda con España, desato una serie de ataques piráticos sobre las costas españolas en américa. Los ataques de Pie de Palo y Diego el Mulato en Julio de 1675 y luego el asedio de Lorencillo a la villa de San Francisco de Campeche hicieron pensar en salvaguardar la villa previniendo nuevos ataques piráticos.
En 1686 se tenía ya un proyecto defensivo elaborado por el ingeniero militar Martín de la Torre, esta construcción comprendía de un gran polígono irregular de seis frentes (lados), cuatro puertas y ocho baluartes: San Juan, Santa Rosa, San Carlos, San José, San Francisco, San Pedro, Santiago y La Soledad unidos por una gran muralla de 2 mil 560 metro de longitud, casi 2.60 m de espesor y 8.40 metros de altura en promedio; además estaba custodiada por dos fuertes construidos en los cerros cercanos: el Fuerte de San Miguel con sus dos baterías (San Luis y San Fernando) y por el Fuerte de San José el Alto, con sus baterías (San Lucas y San Matías).
Estos nombres no fueron asignados por mera casualidad, sino que correspondían a un mensaje claramente estructurado: la esfera del poder divino y la del poder terreno dándose la mano para proteger a la población; un rosario de baluartes que, como cuentas, formaban una especie de plegaria por la buenaventura de la Villa, una promesa de unión entre el cielo y la tierra.
Dentro del Recinto amurallado vivían familias de la nobleza, adinerados comerciantes, el Teniente del Rey, los religiosos y las autoridades políticas.
La obra se inició a principios de mayo de 1684 bajo el gobierno provincial del Capitán General don Juan Bruno Tello de Guzmán, según un informe de este al rey; estuvo a cargo del célebre constructor Jaime Frank, los primero pasos fueron muy lentos debido a que el poco tiempo después de iniciado, falleció el ingeniero constructor y se detuvo la obra por faltas de fondos pues solo se recaudaron 3 mil pesos en vez de los 10 mil presupuestados originalmente. Casi 6 meses después del brutal asalto del Lorencillo y Gramont, el 6 de julio de 1685 y a inciativa de las personalidades más ricas y caracterizadas, encomenderos, criollos y mestizos pudiente, se reanudo intensamente el 3 de enero de 1686 la construcción de la muralla. La cooperación de los indígenas fue la más efectiva. Los burgueses de aquel tiempo aportaron 13, 500 pesos el rey 10,000 y 3,170 el obispo don Juan cano y Sandoval.
Posteriormente el proyecto quedó en manos del ingeniero Louis Bouchard, quien lo concluyó en 1704, incluyendo los baluartes, desde el primogénito hasta el postrero, y costó en números redondos, doscientos veinticinco mil veinticuatro pesos cinco tomines ($225,024.5) esta construcción duro aproximadamente 18 años.
La última vez que fueron utilizadas las fortificaciones fue en 1867 cuando cayó el imperio de Maximiliano de Habsburgo. Desde el año de 1893 empieza el derrumbe del recinto amurallado, para no variar, en el pasado al igual que en el presente los gobiernos no tenían ni idea del valor histórico y artístico que tenían nuestras murallas, desde esa época y hasta hace algunas décadas aún se seguían derrumbando lo que ahora ya son considerados monumentos históricos y patrimonio cultural de la humanidad, algunos de los baluartes y de los fuertes se han convertido en museos, jardín botánico o en oficinas municipales.
En la actualidad subsisten 500 m de muralla, se conservan las puertas de mar y tierra, siete baluartes, las baterías de costa y los fuertes de San Miguel y de San José el Alto.
El 1º de diciembre de 1999, el Comité del Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) decidió inscribir a la ciudad histórica fortificada de Campeche en la lista de sitios "Patrimonio Mundial de la Humanidad".
MAQUETA DEL RECINTO AMURALLADO
BALUARTES DE CAMPECHE
BALUARTE DE SANTA ROSA
Es uno de los bellos reductos de la gran muralla. Tiene grabado en el dintel de su puerta el nombre de Santa Rosa y un monograma de la Virgen María. Al igual que los demás es de planta pentagonal y cuenta con un pequeño patio interior. Desde su azotea se pueden apreciar los tres garitones que formaban parte del puesto de vigilancia.
Fue el primero en ser terminado entre los ocho baluartes previstos en el proyecto de amurallamiento. Puesto bajo la advocación de la primera americana santificada: Rosa de Lima, cuyo culto estuvo muy difundido entre criollos de la Colonia durante el siglo XVII, antes que la Virgen de Guadalupe se convirtiera en el estandarte de identificación nacional.
Se accede a esta fortificación a través de un patio a la altura de la calle. Sus caras miden 31.54 y sus flancos 15.35 metros, distando poco más de 277 metros del baluarte de San Carlos. Tenía montados, en 1766, once cañones de hierro de los siguientes calibres: dos buenos de 24; uno bueno de 18; dos medianos de 12; y, tres de 10, uno bueno, otro mediano y uno más inútil.
Sus cuartos se limitaban a: uno, techado con vigas de madera, que era el Cuerpo de Guardia, junto al cual, en las postrimerías del siglo XVIII, se construyó un pequeño cuarto más, sacado del grosor de la rampa; además de dos muy estrechos cubiertos por bóvedas, usados seguramente como almacén de pólvora y de municipios. Existe todavía el aljibe original en el patio.
Aún durante los años 40, don José García Preciat nos informa que el baluarte era usado como habitación para gente de pocos recursos, quienes aprovechaban los estrechos cuartos de bóveda, ya que la pieza cubierta con rollizos de madera estaba destechada. Algunos años después quedó bajó la custodia
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