Reforma agraria

Hoy viven en la pobreza extrema. El desarrollo de las áreas rurales y la agricultura no ha respondido de manera efectiva y justa a los cambios demográficos y estructurales del país.Esta contradicción tiene muchas causas y se explica en cierta medida por las peculiaridades del proceso de redistribución de tierras en México.Sin embargo, para entender la reforma agraria es necesario estudiar la demografía y diversidad de la población, los recursos naturales, la organización o dispersión de los productores, el patrón de desarrollo y su relación con los mercados. , política pública, y corrientes y equilibrio político.

La reforma agraria se desarrolló como un proceso de formación de pequeñas parcelas familiares, cuya producción era insuficiente para satisfacer plenamente las necesidades de las familias campesinas. Los campesinos, que luchaban por la tierra, pedían tierras agrícolas y querían alcanzar la seguridad y soberanía alimentaria a través del consumo directo de sus propios alimentos básicos.Durante el primer período de la reforma agraria, que duró de 1920 a 1934, la tierra distribuida era un complemento al salario de los trabajadores rurales, un pegughal, que debía proporcionar una base de alimentación, una casa y otros beneficios para aumentar las ganancias obtenidas de haciendas y características agroexportadoras, que fueron el área más dinámica de la economía mexicana. El reparto de tierras se entendía entonces como un acto de justicia que levantaba la paz de los campesinos; sin embargo, su importancia para el desarrollo económico nacional no se consideró importante.Se mantuvo la inercia de la política minifundista del primer período de la reforma. Distintas normas y reglamentos establecían el tamaño de una unidad de superficie del fondo de tierras: en 1922, una parcela personal de uso especial y familiar en ejido debía ser de 3 a 5 hectáreas para regadíos o de 4 a 6 hectáreas para secano. tierras El Código Agrario de 1934 fijó estos valores mínimos en 4 y 8 ha, respectivamente; la equivalencia de interacción fue a partir de 1:2. El Código Agrario de 1942 elevó el mínimo a 5 hectáreas de regadío, y la reforma constitucional de 1946 lo llevó a 10 sin mayor ampliación. Sin embargo, estas medidas mínimas de dotación de personal, que parecen ser limitadas, no se han cumplido. Antes de 1992, las Decisiones Presidenciales reflejaban la clasificación de la tierra al momento de su emisión e indicaban los siguientes promedios por beneficiario: 0,6 ha de tierra de regadío, 4,2 ha de tierra de secano, 18,6 ha de tierra de pastoreo, 3,6 ha de tierra montañosa. , 0,4 ha de terreno desértico y 7,1 ha de terreno no delimitado, para un total de 34,5 ha. Las parcelas familiares contenían sólo las dos primeras categorías: regadío y secano (tierra cultivable), y el resto eran de uso público. La parcela subsidiaria correspondió a la parcela media de secano con una superficie

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