Relación ciencia y religión en el debate geológico La relación entre ciencia y religión en la época ilustrada mediante el debate sobre la edad de la Tierra por Eric Bermúdez

La relación entre ciencia y religión en la época ilustrada mediante el debate sobre la edad de la Tierra por Eric Bermúdez

Con la revolución científica y la implementación del concepto historia como un estudio cronológico de los elementos de potencial interés, se inició un debate sobre la edad de la Tierra. De esta forma, Burnet, uno de los primeros teóricos en el tema, propuso una hipótesis cíclica sobre la progresión de la Tierra en el tiempo -lo que ya empezaba a mostrar cierta confrontación con la religión, la cual tenía una concepción lineal de esta -que proponía 7 etapas tales como la de estrella muerta o la de superficie inundada (por el diluvió universal).

Años más tarde, Bonnete propuso la influyente teoría de la cadena del ser, la cual promulgaba la simultanea creación (en los correspondientes días según el Génesis) de todo mineral y todo ser viviente. A la par, proponía una jerarquía de perfección temporalmente inversa a la aparición en el Génesis de los diferentes reinos. Así pues, el humano (él último creado) se encontraba arriba dominando a todos los seres inferiores y con la cabeza medio tapada por las nubes, simbolizando su conexión con el macrocosmos, con el cielo. El sector más religioso devino partidario de esta teoría reforzándola con una lectura literal del Génesis que, como expone Bowler (2007), era paradójica, pues los padres de la Iglesia que sentaron las bases del pensamiento cristiano en los primeros siglos no tomaban la historia de la Creación en sentido literal (pp. 132). Fruto de esta lectura lineal se situó la edad de la tierra en 4004 años.

El conde de Buffon, tras una ardua investigación materializada en 44 tomos de ciencia natural, situó la edad de la tierra en 70.000 años deviniendo unos de los primeros intelectuales que mostraban la secularización del pensamiento en esta rama del saber. Posteriormente, surgió el fenómeno del estudio de los fósiles raíz de las excavaciones de Cuvier (elementos también estudiados por otros importantes científicos como Hook) lo que difería aún más de la concepción bíblica ya que la aparición de fósiles en capas diferenciadas de sustrato proponía la idea de la extinción de algunas de las perfectas creaciones de Dios en el pasado y el alargamiento de la edad de la Tierra. Para solventar esta contradicción se propuso la teoría catastrofista sustentada en fenómenos como los del diluvio universal, la teoría proponía cambios espontáneos y catastróficos que hacían extinguir especies y cambiaban radicalmente el paisaje terrestre. Esta teoría es un perfecto ejemplo de la necesidad de compatibilidad a la cual tan sometida ha estado la ciencia, sobretodo en la edad medieval con el conocimiento aristotélico, y que poco a poco empieza a desaparecer fruto de la secularización.

Lyell formuló posteriormente la teoría uniformitarista, representada también por James Hutton, que definitivamente rompe con la posibilidad de compatibilidad y deviene claramente secular. La teoría propone la evolución de la Tierra de forma dinámica, lenta y continúa descartando así el sistema de catástrofes espontáneas incluso en fenómenos tales como las erupciones volcánicas y alargando notablemente la edad de la Tierra. En definitiva, esta teoría entra en una contradicción irresoluble con el paradigma religioso y sobrevive, lo que muestra cierta “victoria” en la diferenciación entre ciencia y religión a nivel de epistemología del mundo natural. Una diferenciación que en ningún caso pone en duda la existencia de Dios o la validez de las explicaciones metafísicas de la iglesia, simplemente limita la explicación de esta y hace reclamar como propio ese terreno del conocimiento para la ciencia.              

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