El Conflicto Entre Ciencia Y Religión
Enviado por MACTREX • 12 de Septiembre de 2013 • 2.686 Palabras (11 Páginas) • 553 Visitas
Héctor Martínez Sanz
I. El conflicto entre ciencia y religión
A día de hoy, vivimos una época escandalizada con la religión, la teología y
todo lo que huela, mínimamente a lo trascendente. El recién acabado siglo XX ha sido
el escenario de los últimos coletazos de las ortodoxias religiosas cristianas. Decir hoy,
reconocerse como religioso, supone algo así como reconocerse manipulado, alienado
y momificado en el tiempo. Una reacción que viene manifiestamente provocada por
tres factores: el profundo resentimiento antieclesiástico, la manida idea de la oposición
entre progresismo y conservadurismo, y la
recuperación de una razón ilustrada y la
confianza moderna en ésta, que ya no necesita de la hipótesis de Dios para la
explicación científica del mundo natural
–como asegurara Laplace. Secundariamente,
la eclosión de las políticas sociales y de izquierdas, socialistas y comunistas, son un
ingrediente que dio y da sabor al caldo cocinado. Al fin y al cabo, en la mayoría de los
casos, la lucha contra la ortodoxia religiosa, no ha sido más que una batalla por el
trono del poder y el gobierno social.
¿Ocurre lo mismo en la ciencia? ¿Puede hablarse de alineación con la religión,
como si fuera ésta opio para la ciencia, o es por el contrario el estimulante y madre
paridora de la segunda? ¿Existe esa batalla entre el progresismo y conservadurismo?
Esto es, la cuestión que se nos plantea sugiere la discusión sobre la recursiva imagen
de “guerra”, “lucha” o “conflicto” entre ciencia y religión, tal como ante el poder y la
cultura manifiesta la historia. Quiero decir, ¿es viable sostener la tesis del conflicto, al
menos de igual modo que en los otros ámbitos mencionados?
Beltrán Marí, en su obra
Galileo, ciencia y religión
, tematiza el asunto de la
autenticidad de la tesis a través de diversos puntos que no dejan de ser curiosos.
Advierte él dos circunstancias: primera, que gran número de científicos y pensadores
han sido o son creyentes sin apenas complicaciones para sus investigaciones y
desarrollos; segunda, que el debate en torno a la tesis no pasa meramente por
decantarse a favor o en contra, sino que previo a ello existe una exigencia de tomar
conciencia de la complejidad del debate.
Por la primera circunstancia, no resulta difícil a muchos sostener la
compatibilidad entre ciencia y religión, y negar de pleno el conflicto. Sin embargo,
seguirán chirriando casos como Giordano Bruno, las excomuniones o las listas de
libros prohibidos. Por la segunda circunstancia, la complejidad queda declarada desde
el momento en que autores que rechazan la tesis, sin embargo, no pueden dejar de
admitir ciertos roces. Así cita a Whitehead, Wildman o Michael Heller. Se puede aducir
a esta aparente contradicción que el uso del término “conflicto” o “guerra” en estos
últimos se da más por costumbre que por convicción de ello (Lindberg y Numbers citan
este hecho en sus
Historical essays
que veremos más tarde).
Por otro lado, Beltrán Marí caracteriza a la religión misma en dos momentos: el
cristianismo inicial, empujado por el ánimo de la libertad religiosa y el cristianismo en
su segundo nivel histórico, institucionalizado en su acceso a los asientos del poder, y
convertido así en apostolado, represivo, antiliberal y controlador (pp.265-266).
Héctor Martínez Sanz
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Así expuesto resulta que:
Después de todo, digámoslo claro, se puede discutir si el conflicto ha sido más
o menos superficial, más o menos frecuente o más o menos circunstancial, pero no se
puede negar en absoluto que ha habido conflicto.
Aunque reconoce que no se trata de la religión propiamente dicha, sino que,
La religión institucionalizada sí ha estado en claro y abierto conflicto con la
ciencia a lo largo de la historia.
Es decir, si bien no puede negarse el conflicto, ha de tenerse en cuenta lo
distinto que resulta considerarlo sobre “ciencia y religión” que sobre “ciencia y religión
institucionalizada”. En la segunda formulac
ión habría clara unanimidad, y es posible
que sea en ella en la que Whitehead, Wildman o Heller vean los conflictos aún
negando de lleno la tesis. Mientras tanto, la primera formulación de la tesis del
conflicto como conflicto entre “ciencia y re
ligión” pasaría a avalar la compatibilidad
entre ambas. Quiero decir, existe diferencia entre religión como “credo personal” y
como “aceptación de una ortodoxia”, siendo la
ortodoxia la que muestra claramente en
la historia su violenta reacción sobre la ciencia moderna. Por así decirlo, no era la
religión quien quemaba a las gentes, sino la inquisición sujeta al dogma y la ortodoxia
de la Institución eclesial. O de otro modo, no puede reducirse, sin caer en la
barbaridad, la religión a la Iglesia.
Entonces, la simpleza y facilidad con que algunos sostienen la tesis ocurre por
este reduccionismo. El problema es, como se ve, y como Beltán Marí pone de
manifiesto, algo bastante más complicado. Afirmado el conflicto entre ciencia e Iglesia,
aún queda impoluto lo que verdaderamente se trataba de poner sobre la mesa: ¿existe
conflicto entre ciencia y credo personal? O dicho más claramente, ¿se puede ser
científico y creyente?
A este respecto, y recogiendo algo de lo que empecé diciendo, la actitud que
se ha venido desarrollando ya no ha sido sólo contra la Iglesia, sino incluso contra la
religión como credo personal. Este credo, en muchos casos, es visto como un prejuicio
perjudicial para el progreso de la investigación científica, la cual ha llegado hasta el
punto de admitir a Dios, tan sólo como una hipótesis o como solución a los problemas
aún no contestados por la ciencia. Es decir, y en esto ciencia e Iglesia van de la mano:
queda Dios relegado al hueco del misterio y lo desconocido todavía. Aun más, la
ciencia parece ir comiendo terreno al lugar que antes estuviera o se pusiera a Dios:
Donde la ciencia dice <<no sé>>, la teología dice <<Dios>> (...) Pero me temo
que aquí ya no es posible la discusión racional, el diálogo. O lo creemos o no lo
creemos, pero, por definición,
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