Ciencia Religion

OPCIÓN 3. “Ciencia y Religión”.

Ciencia y religión son dos de las visiones del mundo que a lo largo de la historia han intentado entregarnos respuestas referentes a los orígenes del universo, del hombre y de la vida en general.

Durante el desarrollo de la civilización han existido innumerables encuentros y desencuentros entre ciencia y religión, y en muchas épocas se han influenciado recíprocamente. El ciudadano común siempre se ha preguntado si la religión representa un obstáculo o un soporte para el pensamiento científico.

La palabra ciencia procede del latín scientia que significa conocimiento. Pero este saber, a diferencia de otros tipos de conocimientos como el del sentido común, tiene características que lo singularizan: es una disciplina que utiliza el método científico con la finalidad de hallar estructuras generales (leyes). Se fundamenta en la razón y se encuentra ligada a los hechos empíricos o de la experiencia, a aquellos enunciados que están más cerca de los hechos comprobables, que pueden verificarse a través de la observación y de la experimentación. La ciencia comprende un conjunto de métodos, una acumulación de conocimientos sistematizados y un “ethos” que son valores y normas que gobiernan las prácticas científicas. El ethos de la ciencia moderna incluye cuatro imperativos institucionales: universalismo, comunismo, desinterés y escepticismo organizado. El objetivo que persigue la ciencia es el conocimiento, su código central es la verdad/no verdad y sus sistemas de comunicación dominante son las teorías y métodos.

Kuhn (1962)1 introdujo el concepto de paradigmas en la ciencia y los define como realizaciones científicas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica. Plantea que el progreso de la ciencia sólo se produce en las fases de ciencia normal, pero no se puede hablar de un progreso continuado desde la época de los griegos hasta la actualidad, porque las revoluciones científicas no son sino rupturas de esa continuidad. Cada revolución marca, en cierto sentido, un nuevo comienzo.

Para Ferrater Mora (1968)2 el término religión tiene dos interpretaciones etimológicas. Según la primera, religión procede de la palabra latina religare que quiere decir vincular, atar; lo propio de la religión es la subordinación y vinculación a la divinidad, ser religioso es estar religado a Dios. En la segunda interpretación, el término decisivo es religens, también de origen latino, y que significa lo contrario a negligens; ser religioso equivale a ser escrupuloso en el cumplimiento de los deberes que se imponen al ciudadano en el culto a Dios, acentuándose la motivación ética y jurídica. La religión se cimienta en la fe. Se caracteriza por poseer verdades que hay que creer (dogmas), normas de conducta que se deben cumplir (moral) y manifestaciones exteriores, con las que se honra a la divinidad (culto). Sabemos que no existe una religión única, sino que varias las cuales difieren precisamente en cuanto a dogmas, moral y culto. Las principales religiones de la actualidad según la Enciclopedia Británica año 20053 son las siguientes (entre paréntesis se indica el porcentaje de la población mundial que la practica): cristiana (33%); islámica (20%); hindú (13%); universalistas chinos (6%); budistas (6%); religiones étnicas (4%); judaica (0,2%). Los ateos, agnósticos o no creyentes representan el 2% de la población.

Existen las diversas fracciones de la religión cristiana como las iglesias católica romana, griega ortodoxa, pentecostés, anglicana, bautista, metodista, luterana, de testigos de Jehová, mormona, adventista del séptimo día, de cuáqueros y otras.

En nuestro país, el censo 2002 organizado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE)4 mostró que el 70% de la población de 15 años o más expresó profesar la religión católica, el 15% la religión evangélica, y el 7% otras religiones. Un 8% de los chilenos se declaró ateo, agnóstico o no tener ninguna religión.

El cristianismo es la religión que profesa el 33% de la población mundial y en Chile el 70% de sus habitantes se declara católico. En atención a estos datos, sobre todo los de nuestro entorno más cercano, hemos elegido confrontar ciencia e iglesia católica planteando el siguiente problema específico a resolver: ¿Es efectivo que la iglesia católica desde los inicios de la cristiandad y hasta hoy ha sido enemiga de la ciencia y ha frenado su desarrollo? Tenemos como ejemplos la persecución a científicos durante la Edad Media, el juicio histórico contra Galileo a comienzos del S XVII y en los últimos años, los debates entre creacionistas y evolucionistas.

No obstante, intentaremos demostrar que en los últimos siglos la iglesia católica ha variado su posición frente a la ciencia y en la actualidad fomenta el desarrollo científico basado en principios éticos que no atenten contra la naturaleza y la dignidad del ser humano.

Fueron los griegos los primeros en manifestar una explicación lógica y no mitológica del mundo. Sostuvieron que el mundo tenía un orden propio y que el hombre podía conocerlo mediante su pensamiento racional. Nació la filosofía y la ciencia. Más adelante el imperio romano adoptó el cristianismo como religión oficial. Hacia el S V DC comenzó la Edad Media, período de la historia que va a durar aproximadamente diez siglos, y en el cual predominó el pensamiento teocéntrico que afirmaba que Dios es el elemento central del ordenamiento del mundo y que la verdad es revelada. En esta época apareció la escolástica que aportó a la ciencia moderna el concepto de sistematización de la información. En el S XVI surgió la Reforma, movimiento religioso cristiano que provocó un cisma de la iglesia católica y que ocasionó la generación de varias iglesias protestantes. Entre todas las causas de la Reforma, la más importante fue evitar las pretensiones del papa de dominar toda la cristiandad.

En los siglos XVI y XVII apareció la revolución científica que significó un cambio innovador en la concepción de mundo. Es un periodo de transformación en las ideas científicas de la física, la astronomía y la biología, y en las instituciones de apoyo a la investigación científica. La revolución científica condujo a la creación de varias ciencias modernas.

La influencia de la ética protestante, según R. Merton (1984)5, fue fundamental en la aparición de la ciencia en Inglaterra. Los empiristas puritanos del siglo XVII partían de la idea del conocimiento de Dios a través de sus obras, derivándose de ellas para iniciar la búsqueda de la verdad. Así, para los primeros científicos el estudio de la naturaleza era realmente una teología natural, a la mayor gloria

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