SITUACION ECONOMICA DE MEXICO 2014
Enviado por Yhaara • 10 de Diciembre de 2014 • 3.503 Palabras (15 Páginas) • 462 Visitas
INTRODUCCIÓN
Esta investigación solo tiene el fin de poder analizar de manera general la situación económica que México ha presentado durante un periodo terminado de tiempo, todo con el fin de poder concretar con hechos cual es la razón de la situación actual de su economía y porque ha ido evolucionando de esta forma hasta el día de hoy.
Esta no es una investigación de campo en la cual se puede analizar con profundidad pero, nos podemos dar una idea más clara del porque en estos tiempos el desempleo ha crecido y cuál es la razón de que existan más miserables que ricos en México.
Si bien es cierto, esta investigación cuenta con datos y posturas de economistas y conocedores de este tipo de situación y, algunos periódicos que se han dado a la tarea de poder también analizar la situación económica de México, puede que algunas cifras o que algunos argumentos no sean concluyentes o concordantes con el de otros medios dedicados también al mismo fin, pero si se presenta información verídica y de conocedores que su trayectoria dentro del mundo de la economía la avalan.
EL MÉXICO DE ANTES Y DE AHORA, EL CAMBIANTE.
Revolución Mexicana (1910-1920)
Si bien es cierto que la causa fundamental de la Revolución no es de orden económico, existen varios elementos en esta materia que contribuyeron a crear la coyuntura favorable para el levantamiento armado. En primer lugar, en 1905 se abandonó el patrón bimetálico, que volvió las relaciones mercantiles más rígidas e hizo más vulnerable a la economía nacional ante las oscilaciones en el mercado mundial del precio de los metales preciosos, además de desatar la especulación cambiaria. En esos años la política económica tuvo un efecto procíclico que aceleró la tendencia decreciente de la producción.
En segundo lugar, hubo una crisis agrícola a consecuencia de las sequías de 1908-1909, lo que elevó el precio de los principales productos alimenticios para el mercado interno. En tercer lugar, los Estados Unidos y Europa entraron en una crisis económica en 1907, lo que redujo considerablemente el precio y la cantidad de las exportaciones mexicanas, lo que evidenció las limitaciones de la economía exportadora y jugó el papel de catalizador del descontento social y de los agravios políticos-sociales. Finalmente, el poco dinamismo de industrias muy ligadas al mercado norteamericano como la minería, la metalúrgica y, en general, la mayoría de las ramas industriales, provocaron un descenso de 15% en la producción industrial nacional en 1908, lo que aceleró la inflación que pasó de 8.5% en 1908 a 16.6% en 1910.
Este contexto arriba referido, parece indicar que la lucha armada solamente agudizó la tendencia al estancamiento que ya venía observando la economía mexicana desde las postrimerías de la época porfirista, en particular en ramas como la minería, la agricultura y la producción de manufacturas.
Sin embargo, no todas las actividades económicas se vieron afectadas por la lucha armada.
Aunque no existen cifras oficiales para el periodo revolucionario, se estima que el Producto Interno Bruto (PIB) creció a una tasa promedio anual de 0.7% entre 1910 y 1921, en tanto que el PIB per capita debió haber crecido a una tasa promedio anual de 1.0% ante la disminución de la población.
En estos años de lucha armada, la actividad en los transportes aumentó a una tasa anual de 3.1%, y para 1921 la producción petrolera, que apenas iniciaba en 1910, ya representaba el 7% del PIB.
John Womack (1992: 394-395) ha señalado que los estudios de corte histórico acerca del decenio revolucionario permiten sugerir que, pese al desorden y la violencia, hubo una economía mexicana entre 1910 y 1920. Según este autor, la economía era predominantemente capitalista, con regiones desigualmente desarrolladas, y la producción de petróleo y henequén tuvo un continuo auge durante todo el decenio. En este mismo sentido, Haber (1992: 416) señala que la mayor parte de la planta manufacturera de México permaneció casi intacta durante la lucha. La Revolución tampoco destruyó el poder de los monopolios y oligopolios que controlaban las manufacturas mexicanas.
Podemos estar de acuerdo con Jean Meyer (2000: 163) cuando dice que “el periodo comprendido entre 1910 y 1920 no fue testigo del colapso de la producción ni de la paralización de la economía. La producción se recuperó rápidamente, pero siempre dentro de una economía caracterizada por desigualdades geográficas y sectoriales, rasgo que se vio agravado por la Revolución y por los lazos que la unían con la economía estadounidense”.
Si se divide el periodo revolucionario en subperiodos, los años que corren de 1910 a 1913 se caracterizaron por una producción para la exportación que continuó creciendo (henequén), y una producción para consumo interno en descenso (maíz, frijol), y por una minería e industria manufacturera que mantuvo un comportamiento aceptable.
En el periodo 1913-1916 se registró la crisis económica más profunda, pues prácticamente todas las ramas de la actividad industrial resultaron afectadas, a excepción del petróleo y el henequén, a raíz del golpe de Estado de Victoriano Huerta (la famosa decena trágica del 9 al 18 de febrero de 1913) y el asesinato de Madero el día 22.
Uno de los problemas más graves de esos años fue el inevitable desorden monetario que provocó, como era lógico esperar, un agudo proceso inflacionario que no sería controlado hasta que, a partir finales de noviembre de 1916, un repentino e inesperado desatesoramiento de una gran cantidad de moneda de oro y de plata comenzó a circular nuevamente. Esta reintroducción de los metales hizo desaparecer al papel moneda, lo que en la práctica significó que el país retornara al patrón oro.
El periodo 1917-1920 se caracterizó, en lo general, por la recuperación de la actividad económica por la vía primario-exportadora, que sólo volvería a ser cuestionada hasta la gran crisis de 1929-1932.
Rosenzweig (1989: 24-25) afirma que, al parecer, la recuperación de la actividad económica se inició en 1917 una vez consolidado el nuevo régimen y promulgada la Constitución que lo estructuró. Por otra parte, Lorenzo Meyer (1994: 237-238) resalta el hecho de que la industria petrolera tuvo una “época dorada” entre 1911 y 1921, en la que la producción de los campos mexicanos únicamente fue superada por la producción de los Estados Unidos. Este auge de la industria petrolera se debió al aumento de las reservas mexicanas y al aumento de la demanda internacional. Al final de la primera guerra mundial, México aportaba 15.4% de la producción mundial alcanzando un máximo de 25.2% en 1921, su momento más álgido.
En suma, puede
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