Socialismo En Venezuela
Enviado por marybowen • 26 de Septiembre de 2012 • 3.686 Palabras (15 Páginas) • 1.642 Visitas
Historia del Socialismo en Venezuela
La concepción del Socialismo del Siglo XXI tuvo su origen en la rebeldía del pueblo venezolano oprimido por un capitalismo salvaje; se fue diseñando desde el espíritu libertario heredado de los héroes y libertadores.
Venezuela decidió, pues, llamarse socialista como "paso adelante" de este proceso político y social revolucionario, al inicio de este Tercer Milenio.
El pueblo venezolano ya tiene un alto nivel de conciencia política para comprender que Socialismo es soberanía nacional, por consiguiente, legítimo propietario de los medios de producción, de una vez para siempre, para el interés y el bienestar social de todos los venezolanos.
Venezuela ha ingresado al Siglo XXI con un alto grado de conciencia política para comprender suficientemente que, democracia, dentro del socialismo, es construir un mundo social, donde la participación y el protagonismo ciudadano se manifiesten en el uso y la administración de los recursos naturales de la nación, como propiedad social en beneficio de las mayorías del presente y propiedad sustentable para las futuras generaciones.
Aquí en Venezuela, hoy, estas utopías se llaman socialismo. Las próximas generaciones, fieles a la historia patria y a la herencia económica, cultural y espiritual, las llamarán como quieran y convengan, pero, con el compromiso sagrado que los bienes comunes de la nación, ni se venden, ni se privatizan, ni tampoco son "botín" de despojo de ninguna nación extranjera, no importa la lucha, la sangre o la vida en sacrificio.
El gobierno revolucionario de Venezuela invita al pueblo a abrazar el Socialismo en materia política y social, dándole certeza y garantía al mundo obrero de que será propietario de las riquezas que produce y que, la inevitable automatización en el campo de la producción, no eliminará la participación laboral y social de los trabajadores, como principales agentes de las riquezas de un país, como ya lo asume muy conscientemente el pueblo venezolano.
Venezuela no quiere perder la oportunidad que le brinda la historia de ingresar al mundo moderno de la dignidad humana, de la soberanía nacional, de la justicia social y de la globalización humanista y humanizante, por la vía amplia de un sistema político que le permita ser parte del protagonismo económico, llamado a brindarle a la Humanidad, toda la producción en cadena y en masa para satisfacer sus necesidades básicas, facilitarle a los ciudadanos del Mundo Sur, todo el conocimiento, toda la ciencia y toda la información que la sociedad democrática le ha prometido al ciudadano común y a las comunidades locales. Venezuela ha descubierto un sistema político socialista en la práctica de la justicia, de la democracia participativa, del humanismo y de la solidaridad, para hacer realidad los anhelos del hombre y la mujer modernos al inicio de este Tercer Milenio.
El pueblo venezolano ha aceptado abrazar el Socialismo porque no olvida su historia, aunque sus adversarios y enemigos traten siempre de rechazársela, de ocultársela y, hasta de destruírsela; pero 500 años no son nada para impedir olvidar el idilio del hombre y la mujer primitivos con la Madre Tierra, con aquella vida de comunidad donde no existía la soledad ni el desamparo en aquella soledad geográfica de un mundo al que el infeliz conquistador llamó "nuevo y conquistado".
Aún, nuestros aborígenes del Siglo XXI, antes conquistados y esclavizados, hoy marginados y excluidos, nos recuentan sencilla y claramente lo que el cristianismo, el marxismo y el comunismo, por siglos infructuosamente han intentado explicarnos: que el ser humano, como "hombre sabio", nació de la comunidad para la supervivencia y el servicio a la comunidad... Después, en alguna época de la historia el Pueblo, en nombre de Dios, llamado ya Padre, quiso gritar con júbilo:"somos hermanos, somos iguales"; pero el poder del Imperio estatal y religioso callaron su grito, lo ahogaron en sangre y lo arrojaron a las catacumbas del olvido.
Venezuela ha optado por el Socialismo porque quiere ser fiel a su historia épica y cruenta, porque, con rubor y orgullo sabe que es bella a flor de piel, rica en lo íntimo de su corazón y en lo profundo de sus entrañas; porque nunca olvidará el inconformismo de sus héroes y de sus próceres, cuyas voces resuenan hoy nuevamente en las laderas de nuestras montañas y en el horizonte de nuestras llanuras, recordando con insistencia, que no es suficiente libertad e independencia para un pueblo, llamado a convertirse en república de ciudadanos, merecedores de conocimiento, de bienestar y soberanía, para brindar, con generosidad y desprendimiento, a quien tenga menos y necesite más, dentro y fuera de casa; y hacerlo como satisfacción a una necesidad interna de realización y plenitud.
He aquí lo que hoy llamamos revolución desde las raíces, desde lo íntimo de la identidad nacional, desde la profundidad insondable del espíritu y lo que se nos ha ocurrido llamar Socialismo para el Siglo XXI.
Venezuela quiso ser socialista a través de la lucha armada en la década del 60 en el Siglo XX, quizá motivada por la experiencia revolucionaria del pueblo cubano; pero, sin tener en cuenta que el Socialismo para Venezuela, siempre debió ser una iniciativa y una aceptación del pueblo, es decir, haber tenido en cuenta el grado de conciencia de su realidad, de la relación de la lucha armada con el compromiso de un trabajo sistemático con el pueblo y sus organizaciones populares. Se olvidaron que el Socialismo suponía tener en cuenta las raíces históricas, el desarrollo de la cultura del pueblo, su grado de conciencia política y de organización social.
Fue, pues, una buena intención al rebelarse contra un régimen político opresor, plagado de corrupción económica y administrativa y, en donde la dirigencia interna y gubernamental, eran unos viles servidores del neocolonialismo de las súper potencias que, ya desde inicios del Siglo XX habían puesto sus ojos sobre el petróleo venezolano. Esa buena intención se convirtió en una quimera y en un fracaso político de un puñado de románticos e ilusos que, ni para esa época ni para la historia que protagoniza hoy Venezuela, ellos, ni tuvieron ni tienen hoy en cuenta la participación del Pueblo, siempre autor principal de sus luchas por su liberación a lo largo de la Historia.
No obstante, aquel eslabón roto de historia reciente, Venezuela siguió esperando la oportunidad de realizar sus sueños y utopías de quijote; siempre se puso en marcha en búsqueda de aventuras libertarias, inventando cosas nuevas, inconforme del presente, pendiente del futuro y convencida que las
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