Sociedad, Patrimonio y Enseñanza
Enviado por pebogon • 29 de Octubre de 2017 • Tarea • 2.511 Palabras (11 Páginas) • 203 Visitas
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Lectura: Sociedad, patrimonio y enseñanza
1.- Resumen de la primera parte
Los cambios en la historia de la humanidad siempre se han producido al hilo de los avances tecnológicos, y siempre que haya un contexto social que lo estimule. Tras el tremendo cambio que supuso la invención de la máquina de vapor y la sustitución en el campo de máquinas que realizaban las labores del hombre, y en la ciudad de máquinas que sustituían el trabajo de las personas, se produjo otro cambio mayor, si cabe, y vertiginoso en el tiempo, que dura hasta nuestros días. Se trata de la revolución de las nuevas energías. Se comienza a vislumbrar a partir de 1970 cuando el desarrollo de la tecnología se une al desarrollo de la electricidad.
Esta segunda revolución que caracteriza el final del S.XX, se basa en tres pilares: La cibernética/informática, la ingeniería genética, y los nuevos medios de comunicación de masas, vinculados a su vez a la informática y la electrónica. La transformación ha sido tan grande y acelerada, que todavía hoy, hay mucha gente que no la ha asimilado.
Es la primera vez en la historia que los niños saben más que sus padres y maestros, en materias de soportes informáticos, que manejan máquinas de ocio con una soltura asombrosa, que se comunican con otros niños al otro lado del planeta, que simplifican muchos aprendizajes con un simple juego de ordenador. Al mismo tiempo, los adultos han podido disponer de tecnología al servicio de su confort, de su salud y de su ocio gracias a la interacción de los distintos campos tecnológicos.
La vida rural ha dado a la vida urbana. Ciudades industriales que crecen sin freno, suburbios obreros en la periferia de las ciudades más avanzadas…. Un cambio increíble que transforma por completo la sociedad.
Sin embargo se da una paradoja en este tiempo, que es el distanciamiento que se produce entre los cambios tecnológicos y las leyes que lo regulan en la sociedad, como si el pensamiento no fuese capaz de asimilar la rapidez de estos cambios y se ralentizara ante la imposibilidad de seguir su ritmo. Y esto se traduce en la aparición de crisis de valores y de esquemas de pensamiento antes inamovibles. Tal crisis de valores se intentará mitigar potenciando la dimensión educativa de los sistemas de enseñanza.
Este cambio social y tecnológico tendrá como consecuencia una mayor libertad del individuo y una igualdad entre los derechos y deberes que le corresponden. Dentro de esta fabulosa revolución, es en la década de los 90 cuando se produce un suceso que hará avanzar casi sin límites las posibilidades de progreso en casi todos los ámbitos: la unión entre la informática y la comunicación. Las operaciones mercantiles, los negocios, las acciones, las decisiones en tiempo real, de un lado al otro del planeta. La llamada aldea global. Impensable, pero real.
Todas las operaciones simplificadas por los más complejos sistemas robóticos e informáticos y resolviéndose cuestiones simultáneamente en sedes corporativas en diferentes sitios del mundo. Y todo sin moverse de su sitio. Las diferentes ocupaciones que desde tiempos ancestrales habían perseguido los hombres, alimento y vestido, pasan a un segundo plano, puesto que la producción de estos bienes de consumo se simplifican tanto, que no es necesario dedicarles todo el tiempo. En consecuencia los llamados sectores primarios y secundarios, quedan en un segundo plano, dando paso al terciario y de servicios. Se busca, sobre todo, el bienestar y el confort.
Pero toda esta revolución no fue enteramente positiva, pues una de sus consecuencias es que aumentó las diferencias entre los países desarrollados y los subdesarrollados. Los países que no han tenido acceso a las nuevas tecnologías se han quedado todavía más atrás de lo que estaban.
Otra consecuencia visible en las sociedades tecnológicas es el aumento de las situaciones de paro. Las fábricas que se computarizaron no necesitaban tanta mano de obra, y, los desempleados y en situación pobreza, comenzaron a aflorar. Como contrapunto, una opción que empezó a adquirir gran importancia fue la del ocio. La gente disponía de tiempo para realizar estas actividades y necesitaba un sector que se las organizara. La cultura se expandió como nunca antes. Había millones de ciudadanos que querían saber, que querían y podían acceder al conocimiento, lo que hizo que la cultura entraba en las estructuras de mercado: compra/venta y oferta/demanda. El transporte también contribuyó a la difusión de la cultura. Su mejora hizo que el turismo cultural se convirtiera en una buena opción para el tiempo libre. Pronto los gobiernos se percataron, que su patrimonio podría ser una fuente de ingresos gracias a esta nueva ola de interés cultural. Y la cultura entró en los mercados por la puerta grande. A la vez, surgieron nuevas profesiones que trataban de imprimir a este ocio cultural la mayor calificación de excelencia: monitores, agentes de turismo, guías culturales, guías de museos, etc.etc.
Sin olvidarnos de la llamada tercera edad, que gracias a los avances biomédicos y las tecnologías puestas al servicio de la medicina y la salud, disfrutan de una mayor y mejor esperanza de vida. Hoy, podemos afirmar, que el turismo cultural ha pasado a ser de, sólo privilegio de las élites, de la burguesía, a deleite de todo el mundo.Esta democratización de la cultura ha hecho que se necesiten personas dedicadas a la enseñanza que sean capaces de transmitir sus conocimientos a estos turistas ávidos de cultura en museos, edificios, ciudades monumentales, etc. para que sean capaces de comprender el arte, y optimicen los conocimientos que adquieren en estas visitas culturales. Así, el ámbito pedagógico se hace imprescindible en este sector del turismo cultural.
2.- ETAPAS DE LA MUSEOGRAFÍA
En el mundo clásico el conocimiento de la historia y del patrimonio era una realidad. Existen numerosos vestigios de que muchos viajeros de diversas profesiones recorrieron diferentes países para ver e identificar elementos patrimoniales.
Los romanos fueron los primeros que se adueñaron de las esculturas griegas para objeto de colección. Este sistema se conoce como “Museo Trofeo” ya que la mayoría eran piezas robadas al enemigo vencido. Esta costumbre siguió durante toda la Edad Media y hasta el S.XIX, durante el cual Francia y el Imperio Británico, midieron su fortaleza en base a estos tesoros acumulados. Caso distinto fue el del Vaticano que ha atesorado numerosos piezas de arte y joyas, pero de diferente manera, ya que fueron donados por la aristocracia, alta burguesía y ricos comerciantes para ampliar el poder de la Iglesia.
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