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TRABAJO DE SOLIS


Enviado por   •  12 de Mayo de 2014  •  1.965 Palabras (8 Páginas)  •  208 Visitas

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Introducción

Indudablemente, cuando hablamos de “Educación de la Conducta Humana” estamos enfrente al mismo sujeto que es el ser, y por qué no así decirlo, frente a sus principios morales, individuales y sociales.

El presente argumento no pretende sustituir los diversos textos y estudios que al respecto existen, sin embargo, es oportuno precisar una vez más el papel insustituible que ejerce y tiene la educación en la persona “cada uno es lo que la educación hace de él”.

La buena educación, el sujeto, quien educa y su fin, son parte del contenido reflexivo que sintéticamente serán expuesto en el presente trabajo, basado en el libro del Maestro monseñor Juan Félix Pepén “Educación de la Conducta Humana. Principios de Moral, Individual y Social”.

Sin una moral segura e integral, pero al mismo tiempo dinámico y humano, es imposible que hoy pueda afrontarse a la vida moderna sin perderse en un laberinto de acción personal.

Necesidad de la Educación

Reconociendo la igualdad fundamental que existe entre todos los seres humanos, no cabe duda de la diferencia entre un hombre o una mujer y uno o una que no lo sea; lo mismo entre una persona educada y otra que no haya recibido suficiente educación.

La educación le da al ser humano la capacidad de ver las cosas de un modo diferente. Aprende a distinguir lo bueno de lo malo, lo artístico de lo rústico, lo culto de lo vulgar.

Con mucha frecuencia se escucha decir que una persona educada y civilizada es “fina” y que una mal educada es “ordinaria”. Por como las cualidades que hacen agradable y aceptable a una persona frente a la mayoría.

Es fácil comprender que importante es para el hombre estar preparado para vivir en buena relación con los demás. A buena relación o armonía el autor lo llama “convivencia”.

De ahí que los mejores rectores de los pueblos y comunidades han tenido presente en sus planes el mejorar la conducta de sus súbditos o conciudadanos mediante la educación. Esa preocupación debe estar presente en toda sociedad que quiera el bienestar de sus ciudadanos o individuos.

“Nunca será tarde para mejorar como persona, nuestra conducta. Tampoco lo será para mejorar nuestra buena educación. Para ello debemos comenzar por apreciar su valor y los bienes que nos ofrecerá durante toda nuestra vida”. (Libro educación de la conducta humana página 13).

La Buena Educación

La palabra “educación” por su origen etimológico viene del verbo latino “educare” que quiere decir sacar. Si nosotros tomamos un pedazo de metal, cobre al natural, al principio resulta opaco y sin brillo, pero si lo limpiamos y lo pulimos, se ve muy diferente.

La educación hace lo mismo en el hombre. Todos tenemos en nuestro ser o naturaleza ciertas capacidades para ser mejores de lo que somos, para ser más eficientes, para ser más educados.

El insigne filósofo español Jaime Balmes asegura que “La educación hace al hombre lo que hace el molde al barro, le da forma”.

Kant, por su parte afirma que cada uno es “lo que de él hace la educación”.

Todo lo que el niño desde sus primeros días, meses y años experimento, lo va guardando en un especie de almacén interior, que es la conciencia. Mucho puede hacer para educar un buen maestro, pero mucho más puede hacer una buena madre y un buen padre.

Una vez, preguntando a Napoleón Bonaparte acerca de a qué edad debía comenzar la educación del niño, contestó: “veinte años antes de nacer, educación bien a la madre”.

El Sujeto de la Educación

Llamamos sujeto de la educación a quién se educa, donde el ser por educación, por excelencia, es el hombre. Pues tiene un cuerpo organizado y al mismo tiempo tiene en sí mismo un principio de vida inteligente que rige todo su ser, el cual se llama “alma o espíritu”. Además del alma y/o espíritu, posee otras dimensiones o facultades como son: la inteligencia y la voluntad. Cultivar esas capacidades, perfeccionarlas por el ejercicio de las mismas, es propio de la educación.

La educación busca perfeccionar al hombre completo, con todas sus capacidades y facultades, pues una educación integral, porque es íntegra, es completa.

La naturaleza misma hace que el hombre se desarrolle por etapas poco a poco.

La niñez, que es la primera etapa de nuestra vida, donde se adquieren los primeros conocimientos, de esas buenas orientaciones depende el resto de la vida de un hombre o una mujer.

En la adolescencia es donde se fijan los sentimientos y las emociones tomando en cuenta lo propio de esa edad, asegurándole una educación bien fundamentada, una salud física y espiritual basada en sueños y esperanzas, basada en realidades.

En la etapa de la juventud se forman las líneas definitivas del carácter. Se adquiere seguridad en las ideas, los sentimientos y en toda la personalidad. La juventud con una educación bien formada y dirigida descansa el mejor porvenir de los pueblos.

Quién debe educar

Para el buen éxito de la educación del individuo y para la formación de una sociedad educada, es muy importante establecer quién debe educar y a quiénes corresponde lo entiendan y practiquen como un derecho y un deber.

El derecho y el deber de educar tienen en primer lugar la familia, por derecho natural y el estado por ser parte de su función de alcanzar el bien común y la Iglesia por derecho divino.

Entonces deben educar: la familia, el estado y la Iglesia.

La primera Institución que actúa en la educación del ser humano es la familia. Pues el matrimonio cumple con el fin de engendrar a los hijos y educarlos, en los sentimientos, las buenas costumbres, las buenas ideas. Pues todos somos lo que es nuestra familia.

Las instituciones por parte del estado, que han sido hechas para enseñar, son las escuelas o institutos, universidades, etc. Pues hay en ellas una organización y ordenación pública que facilita su trabajo y las hace un medio casi indispensable hoy en día para la instrucción y buena educación, para poder alcanzar el progreso de la sociedad,

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