Taller de Acompañanmiento Tarea Director
Enviado por infdag • 29 de Julio de 2015 • Ensayo • 2.782 Palabras (12 Páginas) • 209 Visitas
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SINDICATO UNIDO DE TRABAJADORES DE LA EDUCACIÓN
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Taller de Acompañamiento para la tarea del director en las unidades educativas
Año 2012
El significado de las organizaciones en los entramados sociales permite comprender en los mismos, los proceso de construcción sociohistórica, que en ellas se desarrollan. Por lo que el significado que generan los actores institucionales, que transitan por ellas, deja visible las marcas que estas dejan en ellos. Así como el sentido que los sujetos le acuerdan marcándola, a su vez, con sus representaciones. De lo expuesto podemos decir que las organizaciones y los sujetos que las transitan, andan en la búsqueda de un significado perdido. Sucede que por momentos, los sentidos encontrados producen satisfacción en los sujetos. Es entonces cuando salen a encontrar otros nuevos, intentando reescribir los del pasado, incorporándoles novedad.
[pic 4]Desde hace un tiempo nuestras organizaciones, reconocidas como instituciones educativas, se encuentran en procesos de reconstrucción de nuevos significados que se correspondan con la revalorización de la educación como derecho social, en dónde el Estado se constituye como garante de ese derecho humano fundante. Es por ello que los directores y directoras que continúan su trayectoria escolar desde otro lugar y espacio, tienen el desafío de “ejercer la capacidad de proyectar, es decir mirar hacia adelante, haciendo un croquis, con la idea de hacer algo”1(Frigerio, G. y Poggi, M. 1997: 19). En este caso se trata de asegurar el pasaje de un proyecto existencial a actividad consciente, explícita y conjunta consistente en dibujar nuevos futuros en organizaciones concretas
1 Frigerio, Graciela y Poggi, Margarita (1997) El análisis de la institución educativa. Hilos para tejer proyectos. Para pensar y hacer la vida escolar. Bs.As., Santillana, AULA XXI.
y para ellas. El eje articulador del proyecto, que articula su pasado, presente y futuro, consiste en la distribución del capital cultural, seleccionado, organizado de saberes socialmente construidos, proceso al que se define como educación.
Por lo expresado entendemos que el trabajo de proyectar se inscribe siempre en una intencionalidad política, lo que permite afirmar que los proyectos jamás son neutros. Y en este sentido acordamos con R. Debray2, acerca de que “la escuela no fue un fin en sí misma sino una apuesta política”(Citado por Frigerio, G y Poggi, M. 1997: 21). Es entonces que las instituciones educativas, tuvieron y tienen que ver con una manera de expresar un proyecto social y a su vez de precisarlo y darle cuerpo en una arquitectura institucional. Podemos entender el proyecto institucional como “la manera en que el proyecto social adquiere, en contextos de acción específica, rasgos de identidad propios, según el modo en el que se lo interpreta y se inscribe en una historia” (ibídem, 1997: 23). Es entonces que al diseñarlo se observa que las formas de lo escolar se encuentran arraigadas a las instituciones educativas. Por lo que se torna necesario pensar la disolución de esas formas o su resignificación, a través de la intervención de los proyectos, que como contratos involucran a los actores y a los destinatarios de la institución educativa.
[pic 5]Por ello, el proyecto institucional se constituye desde su origen en: una propuesta de matriz de aprendizaje institucional; una representación simbólica de la cultura escolar y en un contenido. En
2 Debray, R. (1995) El Estado seductor. Bs.As., Ed.Manantial. pág. 77.
dónde los modos en los que se lo define, se lo pule, se lo concreta cotidianamente, se lo transforma y se lo evalúa constituyen contenidos de la institución educativa y, como tales, son una práctica enseñante. Para llegar al proyecto se hace necesario construir un conocimiento sobre la organización educativa por parte de sus propios actores, en donde existe una estrecha relación entre el conocimiento de la organización y la organización del conocimiento construido sobre ella. En ambos tipos de conocimientos, se erige dentro de las organizaciones todo lo relacionado con las normativas, como saberes fundante de ellas y construido desde ellas.
La norma en las instituciones educativas, es evocada cotidianamente con distintos nombres, evocada para auxiliar en distintas circunstancias, convocada para restringir en otras, nombrada como resguardo, silenciada, hipermentada, ignorada. Sin embargo las cuestiones normativas son sumamente importantes, tanto por el hecho de que es impensable una institución sin normas como por las definiciones que la preceden porque despiertan en los actores distintas lecturas.
Generalmente la referencia a la norma la señala como algo “externo” a cuyo texto se está sometido. Mientras que en ocasiones menos numerosas los actores se reconocen a sí mismos como productores de norma, en sus distintas apelaciones: reglas, reglamentos, leyes, etc. … Desde este último aspecto – el director /a como productor de normas, el educador como hacedor de normas, los otros integrantes de la comunidad como legisladores, por lo que nos detendremos a pensar desde una óptica distinta de la habitual. Es entonces que las
normas creadas, dentro de cada organización educativa -que no son pocas- y ejercen un efecto tan poderoso sobre todos los actores, como las que se escriben fuera de ella, para su gobierno interior.
Por lo dicho, desde el gobierno institucional se debe construir un saber acerca de ese conocimiento, uso, producción y posicionamiento frente a los cuerpos normativos. Entonces se trata de un saber acerca de: a) cuánto y cómo los actores de la institución conocen las normas; b) qué uso hacen los actores de los intersticios; c) qué normas produce la organización y con qué mecanismos y cuál es el posicionamiento de los actores frente a la norma. Todo el conocimiento de estas cuestiones planteadas, debe formar parte de los saberes inherentes a los integrantes de los equipos de conducción institucional.
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