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Temas Históricos


Enviado por   •  20 de Enero de 2014  •  1.411 Palabras (6 Páginas)  •  293 Visitas

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El primer aspecto, la fundamentación, se refiere a la fuente histórica de la que parte el

Investigador. Es el punto prístino de donde surgirá el interés, la idea de conocer y

demostrar tal o cual suceso, tradición, comportamiento o idea que se quiera investigar.

Puede ser un documento escrito, un objeto o un testimonio oral.

El segundo, la demostración, es el trayecto que se sigue en la investigación. No basta con contar con una base sólida, se necesita desarrollar adecuadamente la investigación. Entiéndase por adecuadamente, la correcta interpretación de las fuentes consultadas. Las aseveraciones que se realicen durante la investigación deben estar sustentadas en la demostración constante. Esto no significa que se necesiten hacer cortes intermedios, con el fin de demostrar lo investigado hasta ese momento; sino que durante la investigación no debe salirse de la correcta interpretación de las fuentes. La capacidad del investigador para observar, es decir, su mirada epistemológica, le permitirá verlas desde diferentes enfoques y con distintas posibilidades de interpretación. El primer aspecto, la fundamentación, se refiere a la fuente histórica de la que parte el investigador. Es el punto prístino de donde surgirá el interés, la idea de conocer y demostrar tal o cual suceso, tradición, comportamiento o idea que se quiera investigar.

Puede ser un documento escrito, un objeto o un testimonio oral.

El segundo, la demostración, es el trayecto que se sigue en la investigación. No basta con contar con una base sólida, se necesita desarrollar adecuadamente la investigación.

Entiéndase por adecuadamente, la correcta interpretación de las fuentes consultadas. Las aseveraciones que se realicen durante la investigación deben estar sustentadas en la demostración constante. Esto no significa que se necesiten hacer cortes intermedios, con

el fin de demostrar lo investigado hasta ese momento; sino que durante la investigación no debe salirse de la correcta interpretación de las fuentes. La capacidad del investigador para observar, es decir, su mirada epistemológica, le permitirá verlas desde diferentes enfoques y con distintas posibilidades de interpretación.

Toda fuente le permite al historiador construir un discurso, esto a partir de una mirada epistemológica e histórica. Epistemológica, porque es desde las fuentes que observa con una intencionalidad de construir un logos, hay la necesidad de construir un conocimiento específico. Histórica, porque ubica al sujeto espacial y temporalmente.

Las fuentes son las mismas, no cambian, pero la mirada del historiador no es la misma. Entonces, la información que se pueda obtener de la fuente no se da sólo a partir de ella, sino de la mirada que le da sentido; por ello, al leer los resultados de una investigación, no sólo vemos las fuentes interpretadas, sino la mirada del historiador, su interés o intencionalidad por construir un discurso histórico.

3

Al final, toda fuente es voz, huella del devenir humano. Por eso, investigar en fuentes resulta, en el fondo, preguntar por el sujeto histórico a través del tiempo. Es observar al pasado desde el discurso histórico del presente; es no dejar el presente desde un estar proyectado hacia una existencialidad que se difumina en el tiempo. ¿Dónde podemos encontrar al ser humano si no es en su propia actividad humana? En este sentido, las fuentes no son más que constancias de que el sujeto estuvo ahí, ocupando un espacio y un tiempo concretamente humanos. Si no existieran las miradas histórica y epistemológica, no tendría caso utilizar fuentes.

Sólo habría una mirada y una sola interpretación histórica unívocas, que agotarían la posibilidad de preguntar por el sujeto histórico. Pero es a partir de dichas miradas diferentes y en movimiento, que las fuentes pueden seguir diciéndonos lo que de antemano, o no, estamos buscando. Solamente la mirada del que inquiere puede obtener una voz, y no un silencio, por respuesta.

Lo material de las fuentes es idea confusa, a pesar de su orden en los archivos. Es dispersión, fuga en tanto que no hay una interpretación de ellas. El sujeto al que aluden es difuso, el hecho de la interpretación no acaba de concretarse, sólo hay referencias espacios en blanco. Pero el historiador ordena, reordena, edifica, construye, interpreta, reinterpreta, resuelve, conecta, le da sentido a lo material para crear una nueva idea a partir de la utilización de fuentes. Su claridad concreta surge de la claridad abstracta de lo material de la fuente. Es entonces que el material histórico, las fuentes, adquieren piel y voz y pueden dialogar con nosotros en un tiempo presente.

Antes de que el historiador utilizara las fuentes, éstas ya estaban “ahí”, pero ese estar ahí era difuso, era el limbo, un laberinto, un caos. Es el historiador quien les da sentido y orden, volviéndolas

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