Tipos De Bovedas Y Arcos
Enviado por arqkali • 9 de Diciembre de 2011 • 3.463 Palabras (14 Páginas) • 1.024 Visitas
Bóveda de cañón
La bóveda de cañón o bóveda de medio cañón es la bóveda de sección semicircular, generada por la prolongación de un arco de medio punto a lo largo de un eje longitudinal. Sus paramentos presentan la forma de media superficie cilíndrica.
Bóveda de cañón sobre pilares.
Como todas las estructuras basadas en el arco, el empuje se dirige hacia los muros que la sostienen, que deben soportar una gran presión, no sólo vertical, sino también lateral. Para contrarrestarla, se utilizan varios procedimientos. La primera solución consiste en aumentar el grosor y el peso de los muros: para ello, la bóveda de cañón se construye generalmente con arcos de refuerzo, denominados arcos fajones o torales, apoyados generalmente en pilares o pilastras, y reforzados al exterior con contrafuertes. Otra posibilidad es construir dos o más bóvedas de cañón en paralelo, de modo que se contrarresten sus respectivos empujes: a menudo se utilizó este método para la construcción de iglesias de varias naves; no obstante, los muros exteriores requieren igualmente de refuerzos. El tercer método para soportar la presión de la bóveda consiste en interseccionar, en ángulo recto, dos bóvedas de cañón, creando una bóveda de arista.
Aunque fue utilizada por los antiguos Egipcios y en Mesopotamia, conformadas con adobe, solo se construyó en piedra, de forma sistemática, a partir del Imperio romano. En el Románico fue el principal sistema para conformar cubiertas, reforzadas con arcos fajones. Fue empleada en monasterios, castillos, torres y otras estructuras. También se utilizó para abovedar sótanos, criptas, vestíbulos, claustros e incluso grandes salas.
Por extensión, todas las bóvedas generadas por un arco directriz, sea rebajado, carpanel, ojival, etc. se denominan, impropiamente, bóvedas de cañón corrido.
Aspectos constructivos
En comparación con otras bóvedas, la de cañón es más inestable, ya que ejerce sobre sus elementos sustentantes una fuerte presión, no solo vertical, sino también transversal;3 por ese motivo, puede fácilmente derrumbarse si no se refuerzan convenientemente los elementos constructivos que la sustentan. Así, en el castillo de Muchalls, en Escocia, los muros sustentantes de las estancias abovedadas tienen un grosor de 4,6 metros, con lo que aportan el peso suficiente para contrarrestar las tensiones laterales ejercidas por las bóvedas.4 Además de aumentar el grosor de los muros, en la arquitectura románica era común el empleo de contrafuertes para contrarrestar estas tensiones laterales.
Debido a la dificultad de horadar el muro sin que afecte a la estructura, los espacios cubiertos por bóvedas de cañón están en general poco iluminados, como suele ocurrir en la arquitectura románica.
Arista
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Una arista entre dos planos.
Arista (latín: arista), es en geometría el segmento de recta donde intersecan dos planos. Por extensión también se conoce con este nombre al segmento común que tienen dos caras vecinas de un poliedro, y que forman al estar en contacto.
Bóveda de rincón de claustro o claustral
Bóveda de rincón de claustro o claustral.
Esta bóveda se deriva al girar en planta 45° de manera que los ejes coincidan con las diagonales del plano original. Los cuatro ángulos de la planta cuadrada se cortan, por lo que desaparecen las líneas de arranque, sosteniéndose la bóveda únicamente sobre 4 puntos de apoyo. Los arcos que originan sus aristas pueden ser rebajados, de medio punto o apuntados.
Bóveda catalana
Techo realizado con bóveda catalana en una «casa de cos» en el barrio de Sarriá, Barcelona.
Cubiertas con bóveda catalana en las naves del Vapor Aymerich de Tarrasa, Barcelona.
La bóveda catalana o bóveda tabicada (en catalán volta catalana), es una técnica de construcción tradicional catalana. Consiste en cubrir el recinto o espacio mediante una bóveda de ladrillos colocados por la parte plana, es decir, por la cara de superficie mayor que forman el largo o soga y el ancho o tizón del ladrillo, en vez de hacerlo por cualquiera de las demás caras gruesas. Esta técnica, si el recinto a cubrir no era demasiado ancho o los albañiles no eran suficientemente hábiles, permitía construir con una cierta rapidez y sin usar cimbra, hecho este que entre otros motivó su amplia difusión y utilización. Con la bóveda catalana se podía cubrír con una sola luz el techo de las plantas bajas de las masías y de las construcciones urbanas populares como las «casas de cos», etc. A partir del siglo XIX se aplicó a las fábricas y naves industriales o a las construcciones nobles de los ensanches de la época de la industrialización como el Ensanche Cerdá de Barcelona.
Para realizar un techo o una escalera o para cubrir espacios entre arcadas o paredes, etc., primero se hace una hoja o rosca con rasilla o ladrillos delgados colocados con yeso, encima se disponen una o más hojas de ladrillos y mortero de cemento, eso hace que sea mucho más ligera que les bóvedas construidas con otros sistemas. Normalmente se hacia con una cimbra delgada que se desplazaba o, muy frecuentemente sin cimbra ya que el yeso tiene un fraguado tan rápido que permite poner un ladrillo al lado de otro haciendo que se sostengan entre ellos lo cual hace innecesaria la cimbra o cualquier tipo de estructura de madera como encofrado provisional de la bóveda.
La habilidad de los albañiles era el factor decisivo en la construcción de bóvedas tabicadas dado que la luz solía estar alrededor de los 20 a 30 palmos (entre 4 ó 6 metros, ya que 1 palmo de Barcelona es igual a 19,43 cm) y su flecha era de uno o dos palmos dependiendo de la comentada habilidad del albañil.
El origen de la bóveda tabicada lo hallamos en el trabajo de los constructores romanos que doblan, para reforzar la cimbra o encofrado permanente de ladrillos planos que se extendía por debajo de las bóvedas de argamasa y piedra de las grandes construcciones romanas. El uso sistemático del doblado de ladrillos es un hecho en las Termas de Caracalla de Roma, donde por encima de una primera hoja o capa de grandes piezas de terracota cuadradas de unos 60 cm. de lado («pentádoron»), se extendía, rompiendo las juntas, otra capa de ladrillos cuadrados de dimensión 2/3 de la anterior («laterculi»), dejando algunos ladrillos de canto para enlazar el posterior tradosado.
En el siglo XVII, los arquitectos y maestros de obras italianos que habían mantenido vivo el arte de hacer bóvedas, fueron llamados por las Coronas de Castilla y Aragón, por la nobleza y por la Iglesia de los reinos de
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