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VEnezuela Bolivariana


Enviado por   •  1 de Octubre de 2013  •  2.263 Palabras (10 Páginas)  •  323 Visitas

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LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA EN EL FORTALECIMIENTO DE LA ESTRUCTURA DEL ESTADO

Revolución Bolivariana (o Revolución venezolana) es el nombre dado en Venezuela, por Hugo Chávez y sus partidarios, al proyecto ideológico y social que comienza en 1998, con la elección de Chávez como presidente del país.

Según sus partidarios, la revolución está basada en el ideario del libertador Simón Bolívar, en las doctrinas de Simón Rodríguez, quien proponía que Latinoamérica inventase su propio sistema político, y el General Ezequiel Zamora "Tierras y Hombres Libres" y "Terror a la Oligarquía", quien defendía la tenencia de la tierra para los campesinos que la trabajaban. Tiene como fin llegar a un nuevo socialismo. Una de sus primeras medidas fue el aprobar mediante referéndum popular la constitución de 1999.

Las reformas llevadas a cabo en el marco de la Revolución Bolivariana, ha derivado en la polarización política de la sociedad venezolana, hacia posiciones irreconciliables, lo que ha llevado en algunos casos a situaciones de violencia.

Según el discurso pronunciado y propuesto por el gobierno como una definición en el XVI Festival de la Juventud y los Estudiantes (FMJE) expresa que es el tránsito y evolución de cuatro macrodinamicas autoimpuestas:

• La revolución antiimperialista.

• La revolución democrática-burguesa.

• La contrarrevolución neoliberal.

• La pretensión de llegar a una sociedad socialista del siglo XXI.

Esto afecta de forma directa o indirecta a grupos de personas, algunas personas creen que a gobiernos también. Existen muchos puntos de vista al respecto dentro y fuera del país producto de la desinformación y el fanatismo de las partes en conflicto. Se cree que la vía auto inducida se encuentra en un estado de no-retorno.

Los detractores más moderados opinan que este proceso es necesario para el correcto desarrollo del país pero critican el método utilizado por el grupo de gobierno. En líneas generales el flujo de opiniones, poco o medianamente documentadas generan desestabilización en grupos fanáticos de las partes en disputa. Este movimiento ha sido tomado como bandera en países de la región contagiándose la misma conflictividad.

Lo significativo de este período en Venezuela es la belicosidad generada en la sociedad por la interpretación de la idoneidad de la distribución de los recursos, la falta de diplomacia por parte del gobierno en el momento de opinar sobre los asuntos políticos y sobre los intereses y tendencias de grupos sociales y nacionales, el cuestionamiento de las decisiones del gobierno no aceptada por grupos sociales influyentes, el incremento de la participación de Venezuela en los asuntos ideológicos regionales y la reevaluación de la "teoría del caos de la democracia" venezolana.

Para todo aquel que esté familiarizado con la trascendental fase de la experiencia revolucionaria que vivimos en Venezuela, no será extraño saber de la importancia de la formación ético-política que representa la transición actual. De los modelos éticos que el capitalismo ha tejido en el seno de las costumbres y hábitos consuetudinarios a la transformación radical de los valores fundamentales que nos toca vivir ahora reproducen la imagen de una etapa profundamente importante, y no menos peligrosa. Filtrados en los movimientos emancipadores se encuentran elementos que buscan diluir el poder central en ideas abstractas para así lograr interrumpir o neutralizar la hegemonía del poder popular que busca expresarse directamente.

Las conductas carentes de principios éticos en la dirigencia de cualquier ámbito contribuyen a la distorsión y gasificación del poder revolucionario. Esta pérdida de energía política implica lo que llamamos entropía política dentro del proceso revolucionario. Desde los consejos comunales que son secuestrados por partidos políticos o líderes que buscan su propio protagonismo personalista hasta la corrupción en los niveles más altos del Estado constituyen escenarios que fundamentan las bases contrarrevolucionarias que sumadas a la burocracia debilitan y obstaculizan la buena marcha del socialismo en nuestro país.

El efecto de la frustración en serie sobre cayendo en la comunidad organizada que siente a la impunidad como una herida poderosa va minando la estabilidad social. Para contrarrestar esto la formación ideológica constituye una práctica poderosa de inducción que dará fuerza a la manifestación de los “gérmenes de socialismo” en el seno de nuestra comunidad en pleno proceso de transformación endógena. El cambio de paradigma social y cultural obedece a la dinámica del 3er Motor Constituyente enfocado al proceso de educación (Moral y Luces) para la nueva experiencia social en donde el individualismo capitalista cede como valor al principio de solidaridad y compromiso (corresponsabilidad) comunal.

Esto parece simple porque lo expresamos mediante términos, y dentro de un lenguaje, y dialéctica que puede ser asimilada intelectualmente; pero en la práctica se vuelve no sólo complejo, sino que en muchos casos imposible debido a que la fuerza de la influencia de las costumbres (valores del capitalismo de Estado inculcados poderosamente a través de los últimos doscientos años y sostenidos por el auge de la tecnología al servicio del poder hegemónico neoliberal) hace que el ciudadano se disgregue interiormente: por un lado obedece a principios que el Estado socialista le obliga a practicar, y por otro, simplemente sigue pautas emocionales que responden a una costumbre individualista, rentista, egocéntrica y antisolidaria.

No será fácil, lo decimos claramente, transformar la escala de valores que durante mucho tiempo ha venido determinando nuestras actitudes sociales. El efecto de la influencia del poder popular ha desatado un período depurativo en donde los valores autodestructivos producidos por el sistema capitalista se ven claramente identificados, y por sus puestos estigmatizados, a fin de ser neutralizados y finalmente eliminados de la comunidad que lucha por su dignidad y autonomía. La estructura que nace con los Consejos Comunales es la base del nuevo sistema social que determinará al Estado Comunal.

Pero las condiciones psicológicas del individuo que viene de la IV República deberán pasar por el filtro de la transvalorización de valores que el poder popular impone en la formación de un nuevo ciudadano para una nueva estructura democrática donde el poder (kratos) se hace participativo y protagónico a través del pueblo (demos) y su organización comunitaria. No hay que vacilar ante la fuerza entrópica del capitalismo latente en nuestra forma de vivir cuando tenemos la fuerza de convicción revolucionaria de ir en pos de la felicidad de todos. Cuando sabemos que

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