Análisis del uso de la "Uraren historia"
Enviado por alizblue • 19 de Marzo de 2013 • Reseña • 1.102 Palabras (5 Páginas) • 320 Visitas
HISTORIA DEL AGUA
Pocas veces tenemos oportunidad de acceder a un trabajo tan interesante, de una parte por el asunto del que trata y de otra por su contenido en sí, y de tan bella factura, como el presentado recientemente por la Fundación Kutxa. Se trata de “Uraren historia” / “Historia del agua” escrito al alimón por Ana Azpiri Albístegui, doctora en Historia del Arte y profesora de Composición Arquitectónica en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura del País Vasco y Alberto González Sarmiento, ingeniero de Caminos, Canales y Puertos y profesor del Departamento de Ingeniería de Mecánica de Fluidos de la Escuela Politécnica de la Universidad del País Vasco.
El protagonismo de la obra recae indiscutiblemente en la histórica y permanente relación amor-necesidad y odio-respeto entre el agua y la humanidad, por un lado y los anhelos de dominio que secularmente ha ejercido sobre la misma el ser humano.
El agua es un elemento esencial para cualquier forma de la vida. Incluso las bacterias, seres vivos capaces de desarrollarse en entornos casi impensables de temperatura, ausencia de oxígeno y presencia de elementos “venenosos” (para cualquier animal, obviamente), necesitan en su medio la presencia del agua. No en vano un altísimo porcentaje de la composición de cualquier ser vivo, por supuesto también de las bacterias, es agua. En los vegetales puede ser hasta un 95% y en los animales está en la horquilla del 60-80%. En nuestra especie, Homo sapiens sapiens, se encuentra entre el 65 y el 75%.
La llamada “revolución neolítica”, iniciada hace aproximadamente 10.000 años, supuso el cambio cualitativo más importante ocurrido en la historia de la humanidad. El agua, elemento necesario para cualquier ser vivo, lo era también y en proporción semejante para los humanos, hasta que surgió y se desarrollo, con el Neolítico, la agricultura. La explotación intensiva de vegetales para consumo de las personas y forraje de los animales domésticos exige un importante control de los flujos de agua para el riego de las tierras cultivadas. El aprovechamiento de los cauces fluviales, de los acuíferos subterráneos o, sencillamente, del agua obtenida directamente de la lluvia o nieve, exigió que el ingenio de Homo sapiens sapiens se aguzara a niveles hasta entonces insospechados. Sistemas de regulación y conducción del agua, presas, y canales y otros, muchos y variados, sistemas surgieron muy tempranamente.
Dicha revolución supuso también un cambio en el modo de organizar el hábitat humano. De una existencia sin residencia estable, según las necesidades y recursos efectivos de caza, pesca o recolección, se pasó a una vida sedentaria, con asentamientos fijos. En la mayor parte de los casos eran sobre tierra firme, pero en muchos otros, en lugares cercanos al mar, ríos o lagos, propició su ubicación en alojamientos sobre la propia agua. La explotación pesquera se podía realizar de modo más sencillo, sobre todo si las condiciones de vida sobre tierra firme eran insalubres o peligrosas.
Los asentamientos neolíticos propiciaron, asimismo, la creación de ciudades y territorios controlados por determinadas elites. El control sobre el espacio, las poblaciones y el excedente generado por las explotaciones agrícolas, llevó a disputas entre territorios, a conflictos y a guerras. En estos casos, los ríos podían suponer obstáculos insalvables tanto para el ataque como para la huída. Los puentes fueron muy pronto un elemento básico
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