ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

CAPITULO 30 DE PINOCHO


Enviado por   •  9 de Septiembre de 2013  •  1.073 Palabras (5 Páginas)  •  331 Visitas

Página 1 de 5

CAPITULO XXX - Pinocho, se escapa con su amigo Espárrago al país de los juguetes.

Pinocho pidió al Hada que le permitiese dar una vuelta por la población, a fin de invitar a sus compañeros, y el Hada le dijo:

--Vete, pues, a invitar a todos tus amigos y compañeros para la merienda de mañana; pero ten cuidado de volver a casa antes de que sea de noche. ¿Has comprendido?

--Te prometo que dentro de una hora estaré de vuelta-- replicó el muñeco.

--¡Ten cuidado, Pinocho! Todos los muchachos prometen en seguida, pero raras veces saben cumplir lo ofrecido.

--Pero yo no soy como los demás: cuando yo digo una cosa, la sostengo.

--¡Ya lo veremos! Si no obedeces, tanto peor para ti.

--¿Por qué?

--Porque a los niños desobedientes les pasan muchas desgracias.

--¡Ya lo sé, ya! ¡Bien caro me ha costado ser tan travieso! Pero ya he cambiado y siempre seré bueno-- dijo Pinocho.

Sin decir una palabra más saludó el muñeco a la buena Hada que le servía de mamá, y cantando y bailando salió de la casa.

En poco más de una hora quedaron hechas todas las invitaciones. Algunos muchachos aceptaron en seguida y con mucho gusto; otros se hicieron rogar algo; pero cuando supieron que los panecillos con que se iba a tomar el café con leche no sólo estarían untados de manteca por dentro, sino también por fuera, acabaron por decir:

--¡Bueno!; ¡pues iremos también, por complacerte!

Ahora conviene saber que entre los amigos y compañeros de escuela Pinocho había uno a quien quería y distinguía sobre los demás.

Llamábase este amigo Ricardo; pero todos le llamaban por el sobrenombre de Espárrago, a causa de su figura seca, enjuta y delgada como un espárrago triguero.

Espárrago era el muchacho más travieso y revoltoso de toda la escuela; pero Pinocho le quería entrañablemente; así es que no dejo de ir a su casa para invitarle a la merienda. Como no le encontró, volvió segunda vez, y tampoco; volvió una tercera, y también perdió el viaje.

¿Dónde encontrarle? Busca por aquí, busca por allí, por fin le halló escondido en el portal de una casa de labradores.

--¿Qué haces aquí?-- le preguntó Pinocho, acercándose.

--Espero a que sea media noche para marcharme.

--¿Adónde?

--Lejos, lejos; muy lejos.

--¡Y yo que he ido a buscarte tres veces a tu casa!

--¿Qué me querías?

--Que mañana te espero a merendar en mi casa.

--Pero, ¿no te digo que me marcho esta noche?

--¿A qué hora?

--Dentro de poco.

--¿Y dónde vas?

--Voy a vivir en un país que es el mejor país del mundo. ¡Una verdadera Jauja!

--¿Y cómo se llama?

--Se llama "El País de los Juguetes" ¿Por qué no te vienes tú también?

--¿Yo? ¡No por cierto!

--Haces mal, Pinocho. Créeme a mí. Si no vienes, te arrepentirás algún día. ¿Dónde vas a encontrar un país más sano para nosotros los muchachos? Allí no hay escuelas; allí no hay maestros; allí no hay libros. En aquel bendito país no se estudia nunca. Los jueves no hay escuela, y todas las semanas tienen seis jueves y un domingo. ¡Figúrate que las vacaciones de verano empiezan el primer día de Enero y terminan el último de Diciembre! ¡Ese es un país como a mí me gusta! ¡Así debieran ser todos los países civilizados!

--Pero, entonces, ¿cómo se pasan los días en "El País de los Juguetes"?

--Pues jugando y divirtiéndose desde la mañana hasta la noche. Después se va uno a dormir, y a la mañana siguiente vuelta a empezar.

--¿Qué te parece?

--¡Hum!-- hizo Pinocho moviendo la cabeza, como si quisiera decir: ¡Esa

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (7 Kb)
Leer 4 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com