Columna De Hierro
Enviado por JCGG • 9 de Octubre de 2011 • 8.083 Palabras (33 Páginas) • 1.594 Visitas
Marco Tulio II se encontraba enfermo de fiebre y al saber que su médico el Dr. Lo curaba con grasa de buitre, este pego el grito en el cielo, Tulio II se encontraba casado con Helvia.
El médico le pregunto a Tulio que era lo que opinaba la señora, Hervia era una persona sumamente ahorrativa y no le gustaba tratar con comerciantes, a Helvia le gustaba tener todo en orden y para todas las cosas dividía los gastos.
Marco Tulio I (padre) llego a visitar a su hijo Tulio II y este se mostraba indispuesto ante su padre, a pesar de que ya se sentía un poco mejor gracias a la grasa de buitre.
Tulio quería a su padre pero le resultaba pesado aceptarlo por todas aquellas historias suyas de la grandeza de su familia.
Marco Tulio I pregunto a que era ese olor tan desagradable que olía en la habitación y el médico le respondió que era grasa de buitre, Marco T. I en tono dogmático respondió que era muy cara y eficaz, capaz de resucitar a un muerto.
Marco T I le comento al médico que Tulio II se mete a cama, cada vez que Helvia que pone muy dominante, el médico le respondió que a lo mejor se debía o lo hacia la retirada a menudo que era un medio de asegurarse la victoria.
Marco I era un hombre que ya había enviudado hace ya mucho tiempo.
Marco I levanto a Tulio II y le dijo, sé que no estas dormido, Helvia ya está por dar a luz y en cualquier momento te manda llamar la comadrona, interrumpió Tulio Helvia ya va a dar a luz, el Medico ya se encontraba con Helvia.
Tulio, no quería ir donde se encontraba Helvia, no era que no la quisiera, pero él amaba la música, los libros, las voces melosas y la tranquilidad, él decía que no debió de haberse casado con ella, porque a pesar de haber se la impuesto, Helvia era todo lo contrario a él, era una mujer muy fuerte, sana y tenía un duro carácter capaz de dominar a cualquiera, organizada, demasiado ahorrativa y que era una mujer casi perfecta, pero que a
Marco no le gustaba la gente sana que amaba los inviernos y pensaba que debió de haber sido su padre quien debió de casarse con Helvia ya que ellos tenían muchas cosas en común.
La nana de Helvia se sorprendió porque no se habían presentado junto a su niña, pero Tulio pensaba que
Helvia no necesitaba consuelo, ni ayuda de nadie por era una mujer muy fuerte.
La nana de la Sra. Helvia dijo que nacería un varón porque cuando la Sra. Comenzó a sentir dolores hubo un destello en el cielo como el de un relámpago y una nube tomó la forma de una mano poderosa sosteniendo un rollo de pergamino con palabras de sabiduría, el niño será recordado por la historia y si no fuera por él, el nombre de cicerón acabaría olvidado en el polvo.
A pasar del dolor y del ambiente que se vivía en esa habitación, Helvia no dejaba de llevar la contabilidad, a pesar de estar en cama, Helvia le comentaba a Tulio que faltaban 2 sestercios y le dijo que no descansaría hasta encontrarlos.
Helvia tenía sus ojos grandes y de color cambiante, sus pestañas eran negras, su rostro redondo, su boca era grande, en su barbilla tenía un hoyuelo y su cuello era corto, gozaba de mucha salud, vitalidad y viveza, pero
Helvia acababa de llegar a la pubertad pues solo tenía 16 años.
Helvia comenzó a sentir los dolores cada vez más intensos y con un poco más de esfuerzo y confusión nació el niño.
Así que Marco Tulio III nació el 3 de Enero del año 648 de la fundación de Roma.
Después de la importancia del nombre, y para evitar confusiones dejaron de llamar al padre Marco Tulio II, pasando hacer simplemente Tulio y al papá de Marco Tulio II ya era solamente el abuelo.
La familia Cicerón no vivía propiamente en Roma, vivía en Arpinum, donde la mayoría de las personas eran esclavos y no libres, pero gozaban de las franquicias de Roma.
La Familia Cicerón era una familia libre y muy bien acomodada, y por esta razón veían a Marco Tulio como el gran salvador de los hombres ya que con su llegada ellos esperaban que las cosas cambiaran.
El abuelo y Tulio habían nacido en la isla del río junto a Ampirum.
Tulio mando ampliar la choza donde Vivian para darle a la choza más espacio.
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Capitulo Noveno:
Marco estaba fastidiado por las historias de amor; le preguntaba a Arquías el por qué los hombres se dejaban arrastrar por la locura, hasta llegar a convertirse locos y en poco menos que en bestias, le comentaba Arquías que las poesías más grandiosas surgían de los corazones enamorados; pero Marco no le creía.
En una ocasión Marco paseaba por el bosque pensando en Livia, había perdido las esperanzas de volver a verla. En una ocasión caminaba Marco y se la encontró, él no lo esperaba verla, mientras que ella le dice que porque no la había visto todas las ocasiones que visitaba el bosque ya que ella lo veía cada vez que pasaba por ahí, mientras tanto Marco pensaba que estaba dentro de un sueño, se encontraba tan enamorado que no que pensaba.
Marco le decía a Livia que en esencia eran algo muy singular, no se daban cuenta que eran seres distintos, sino que se sentía uno solo.
Marco en una ocasión junto con Livia se imaginaba que pasaba una hoja por su pecho cortándola, mientras que en otra ocasión se imaginaba a Quinto en una situación muy angustiosa y como Marco era Romano, le decían Arquías que aparentaba ser muy supersticioso y eso no podía pasarle a un romano como él.
La edad promedio para casarse era a los 14 años; Livia Curio a esta edad ya estaba comprometida con Lucio el cruel; Marco le decía que no se casara con él porque era un patán y la iba hacer sufrir, que él la amaba y no le gustaría verla sufrir, pero Livia tenía sus tutores que eran de familia renombrada en Roma, no podía dejar así a su prometido y eso era lo que a Marco lo desesperaba por que se sentía entre la espada y la pared, ya que su mamá le aconsejó que si ya se encontraba comprometida se olvidará de ella, que existían más mujeres en
Roma, pero él decía que co0mo Livia no había más.
Marco aferrado al amor que sentía por Livia decía que moriría de pena si no la conseguía. Los hombres no mueran de amor. Esos se dice en las poesías; pero la vida tienen poco de poética. Se juró a sí mismo que nunca olvidaría a Livia, ni se iba a resignar a perderla así de fácil. Por la isla Livia no se volvió a aparecer, porque su familia tuvo que regresar a la capital, pues corrían peligro perteneciendo en Arpino.
Capitulo Diez:
Comienzan a huir la familia a los pueblos lejos de Roma ya que comenzaba a ver problemas. Los pueblos dependientes de Roma estaban obligados a proporcionar soldados al ejército romano, en mayor proporción que las familias de las familias dominadoras. Y aunque los itálicos
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