ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Comparando Historias - Romeo Y Julieta


Enviado por   •  4 de Mayo de 2015  •  1.160 Palabras (5 Páginas)  •  1.205 Visitas

Página 1 de 5

Comparando historias

Romeo y Julieta

Abril - 22 – 2015

Acto:

La obra comienza hablando del odio entre las dos familias, los Montesco y los Capuleto, así como de la desdicha de Romeo por un amor no correspondido.

Escena, acotaciones, diálogo y monólogo:

Una plaza de Verona: (SANSÓN y GREGORIO con espadas y broqueles)

Discuten sobre como Sansón actuaría al ver a los Montesco, mientras que Gregorio lo contradice diciéndole que no sabe cómo hacerlo.

Gregorio menciona que la discordia es entre los amos, que ellos siendo criados no tienen nada que ver, a lo que Sansón responde que le da igual y que acabará primero con los hombres y después con las mujeres.

GREGORIO. -Se acercan los criados de la casa Montesco.

Sansón pide a Gregorio sacar la espada y dice que él lo defenderá.

Gregorio menciona a Sansón que hará una mueca mientras pasan los Montesco para ver su reacción:

ABRAHAM. -Hidalgo, ¿os estáis chupando el dedo porque nosotros pasamos?

SANSÓN. -Hidalgo, es verdad que me chupo el dedo.

ABRAHAM. -Hidalgo, ¿os chupáis el dedo porque nosotros pasamos?

SANSÓN (a Gregorio). -¿Estamos dentro de la ley, diciendo que sí?

GREGORIO (A Sansón). -No por cierto.

(Pelean.)

(Llegan Benvolio y Teohaldo.)

Benvolto trata de calmarlos, mientras Teohaldo es al contrario.

(Reúnese gente de uno y otro bando. Tráhase la riña)

CIUDADANOS. -Venid con palos, con picas, con hachas. ¡Mueran Capuletos y Montescos!

(Entran Capuleto y la señora de Capuleto.)

CAPULETO. -¿Qué voces son ésas? Dadme mi espada.

SEÑORA. -¿Qué espada? Lo que te conviene es una muleta.

CAPULETO. -Mi espada, mi espada, que Montesco viene blandiendo contra mí la suya tan vieja como la mía.

(Entran Montesco y su mujer.)

MONTESCO. -¡Capuleto infame, déjame pasar, aparta!

SEÑORA. -No te dejaré dar un paso más.

(Entra el Príncipe con su séquito.)

PRINCIPE.

- ¡Rebeldes enemigos de la paz, derramadores de sangre humana!

¿No queréis oír? Humanas fieras que apagáis en la fuente sangrienta de vuestras venas el ardor de vuestras iras, arrojad en seguida a tierra las armas fratricidas, y escuchad mi sentencia. Tres veces, por vanas quimeras y fútiles motivos, habéis ensangrentado las calles de Verona, haciendo a sus habitantes, aún los más graves e ilustres, empuñar las enmohecidas alabardas, y cargar con el hierro sus manos envejecidas por la paz. Si volvéis a turbar el sosiego de nuestra ciudad, me responderéis con vuestras cabezas.

(Benevolto, Montesco y su mujer, hablando de Romeo tras la pelea.)

SEÑORA DE MONTESCO.- ¿Y has visto a Romeo? ¡Cuánto me alegro de que no se hallara presente!

BENVOLIO.- Sólo faltaba una hora para que el sol amaneciese por las doradas puertas del Oriente, cuando salí a pasear, solo con mis cuidados, al bosque de sicomoros que crece al poniente de la ciudad. Allí estaba tu hijo.

SEÑORA DE MONTESCO.- Dicen que va allí con frecuencia a juntar su llanto con el rocío de la mañana y contar a las nubes sus querellas, y apenas el sol, alegría del mundo, descorre los sombríos pabellones del tálamo de la aurora, huye Romeo de la luz y torna a casa, se encierra sombrío en su cámara, y para esquivar la luz del día, crea artificialmente una noche. Mucho me apena su estado, y sería un dolor que su razón no llegase a dominar sus caprichos.

BENVOLIO. -¿Sospecháis la causa, tío?

MONTESCO. -No la sé ni puedo indagarla.

BENVOLIO. -¿No has podido arrancarle ninguna explicación?

MONTESCO. -Ni yo, ni nadie. No sé si pienso bien o mal, pero él es el único consejero de sí mismo. Guarda con avaricia su secreto y se consume en él, como el germen herido por el gusano antes de desarrollarse y encantar al sol con su hermosura. Cuando yo sepa la causa de su mal, procuraré poner remedio.

BENVOLIO. -Aquí está. O me engaña el cariño que le tengo, o voy a saber pronto la causa de su mal.

MONTESCO.- ¡Oh, si pudieses con habilidad descubrir el secreto!

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (8 Kb)
Leer 4 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com