Conducta Violenta Según Villalba
Enviado por pituceb • 15 de Abril de 2015 • 789 Palabras (4 Páginas) • 150 Visitas
Al leer a Villalba no pude evitar detenerme en lo relacionado con las prisiones. En particular el tema carcelario en Venezuela es un tópico que desde hace unos años ha llamado mi atención, comenzando por la ingenuidad en que por primera vez aborde, cuando mi conocimiento al respecto era nulo y mi referencia se basada en las pantallas de cine y televisión.
Comienzo por relatar de forma resumida una anécdota personal:
En diciembre del año 2012, tuve la oportunidad de colaborar en una actividad a realizarse en la cárcel del Rodeo, consistía en la recolección de 5000 cartas de navidad escritas por niños de primaria de diferentes colegios con un mensaje de esperanza a los presos (no mas largo de 30 min. pues no se podían “descuidar los negocios”), esto acompañado de unas charlas que incluían al psicólogo de la vinotinto (motivacional) y a nuestro “guía”, un ex presidiario y ex pran llamado Gilbert, quien actualmente (reformado y evangélico) dirige la casa de reinserción social del Rodeo I y II. Sonaba “lindo”, hasta que lo comente en mi casa; me di cuenta que mi forma de afrontar el proyecto no tenía nada que ver con la de la mayoría de las personas a mi alrededor, para quienes era un proyecto “ridículo” con el que no se lograría nada mas que ponernos en peligro.
Después de varias noches y días de leer cartas para filtrar los mensajes que no queríamos hacer llegar, llego la hora de visitar la cárcel. Al llegar revisaron minuciosamente cada bolsa de chuchería y paquetes de refrescos que pretendíamos pasar (los cuales además, en nuestro desconocimiento de lo que nos esperaba, nos hacían la mas grande ilusión, pues era algo que los presos de seguro nunca podían comer). Terminada la revisión la guardia nos abrió una primera reja de seguridad y la siguiente inmediatamente después, nos acompaño a bajar por una rampa que llevaba al lugar de “revisión corporal” de la cual gracias a dios estábamos exentas por ir acompañadas de Gilbert. Después de la siguiente reja fue la ultima vez que vi a un GN.
Al entrar pasamos lateralmente al pabellón que nos presentaron como “el de los trabajadores”, aquellos que a cambio de buena conducta y un trabajo físico, reducen su condena. Seguimos al siguiente pabellón donde están “los más malos” y por supuesto, el pran. Para nuestra sorpresa la cárcel era una ciudad, en las peores condiciones de salubridad, pero una ciudad al fin. Había un puesto de arepas, una barbería, un ensayo de música, un juego de básquet con público y una cava de helados como las de las panaderías (si, nos paso por al lado un preso comiéndose un Magnum y nosotros ilusamente orgullosos de haberles llevado “boliqueso”), entre otros.
Con quienes pudimos conversar, todos tenían celulares (blackberry, para la época) y dependiendo de el rango, tenían también televisión con cable, etc. Incluso nos cambiaron nuestros refrescos
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