Educar En Tiempos Inciertos

EDUCAR EN TIEMPOS INCIERTOS

Educar en tiempos inciertos es un texto que nos da a conocer como se ha venido desarrollando el sector educativo y la manera de cómo ha transcendido en nuestra sociedad o visto de otra manera como la sociedad ha evolucionado apresuradamente y la forma en que la escuela se ha adaptado a estos cambios que engloban diferentes aspectos como familiares, económicos, políticos, sociales entre otros. Se hace difícil para el sector educativo seguir este cambio tan acelerado y cubrir todas aquellas necesidades que la sociedad en general lo amerite. El autor expresa la manera de cómo ha influido todos estos cambios en las diferentes profesiones, es decir, los cambios que han tenido que experimentar las instituciones educativas al implementar nuevos lineamientos con las nuevas políticas que la educación presenta.

En tal sentido muchas personas manifiestan que la educación es el mejor y principal instrumento para ayudar a las personas a prepararse para una vida plena, una ciudadanía participativa, una posición económica digna y suficiente, una relación sin conflictos y unas relaciones sociales en constante proceso de cambio, y quienes aseguran que ya no es tal, que sería inútil estudiar cuando se extienden el desempleo y el subempleo entre los jóvenes. Los tiempos cambian y además el cambio se ha extendido, intensificado, y acelerado en todos los ámbitos de la vida social. De ahí la idea de que educar es cambiar, ya sea consciente o inconscientemente.

La educación y el cambio social, las escuelas tienden a ser repetidoras cuando la sociedad es estable y progresistas cuando la sociedad es cambiante. En las sociedades predominantemente estáticas, la escuela no es ni una cosa ni otra, pues simplemente no es, ya que gran parte de ella no tiene necesidad de ella. En las sociedades que cambian y, además, saben o creen saber en qué dirección lo hacen, la escuela se convierte en un potente y manipulado instrumento de transformación. El cambio existe, pero es progresivo de una generación a otra, al menos para la mayoría de la población, bien sea por su lentitud, bien porque afecta sólo a sectores minoritarios.

La relación que tiene la educación y la economía y como trasciende en el empleo comienza a tener importancia con la aparición de la fábrica al disolverse la economía de subsistencia, ahora las familias se dispersan trabajando para las fábricas por lo tanto ahora las escuelas se tienen que adaptar a este cambio que a su vez evoluciona de manera que las empresas exigen los títulos académicos para valorar a los trabajadores. Apenas importa lo que se haga en la escuela cuando acecha un mercado de trabajo indecente (desempleo, subempleo). La educación nunca había tenido tanta importancia económica como en nuestros días, lo mismo para las sociedades como para los individuos. El hecho de que estemos en medio de la tercera revolución industrial, que asigna a la información y el conocimiento un papel cada vez más decisivo en la producción, multiplica el poder de la cualificación y divide a la sociedad en torno a ella, se deriva, como no podía ser menos, una importancia redoblada de la educación.

Las empresas también evolucionan ajustando sus recursos a las necesidades del mercado y buscando nuevos mercados a través de nuevos productos. Esta evolución también afecta al trabajador porque tiene que ir readaptándose.

El Estado se ve como beneficiario de la escuela debido a que los poderes políticos necesitan a la escuela para formar, ya que existe un problema y es que la escuela utiliza un modelo único, uniforme de enseñanza destinado al grupo dominante, esto excluye a ciertas minorías étnicas y la educación no está adaptada a ellos. Pero esta es precisamente la situación que crea la coexistencia de distintas culturas dentro de una misma comunidad política, cualquiera que sea el origen o nacionalidades. La cultura, cualesquiera que sean su origen y su forma, es un elemento constitutivo de la identidad de los individuos y, por tanto, debe ser respetado. Aceptar que todas las culturas, por distintas que sean, contienen elementos de valor, que pueden coexistir unas junto a otras y que la diversidad cultural es un bien en sí misma. La escuela lo que hace con este problema es aceptar la cultura diferente pero sin esforzarse en comprenderla con lo que ya no podemos hablar de multiculturalidad.

Las costumbres de las familias han ido cambiando, ahora la escuela acapara toda la niñez, la adolescencia y gran parte de la juventud para aproximar a los jóvenes la diversidad existente y creciente en la sociedad global ya que las familias no se pueden encargar de esto pero si de otras cosas como por ejemplo la convivencia doméstica. Desde el punto de vista de la escuela, la familia ya no está en el lugar asignado en tiempos pasados, o por lo menos ya no es la misma familia, con las mismas posibilidades y funcionalidades, esto supone un desplazamiento de la familia a la escuela, en primer lugar, de las funciones de custodia, y, segundo, de la socialización en su forma más elemental.

...