El año en que pasó
Enviado por Lucho Garcia • 11 de Mayo de 2020 • Apuntes • 762 Palabras (4 Páginas) • 59.211 Visitas
El año en que pasó.
Se llamaba Ariadna, y, en el año de 1954 cuando el oldsmobile 442 recorría las calles con su imponencia y potencia enamorando a cada joven que lo veía; en la preparatoria a la cual ella asistía; el centro de atención distaba mucho de ser ese auto ostentoso y poderoso, el centro de atención era esta chica que con sus 1,53 de estatura, su coleta que aprisionaba la cascada de su negro cabello, su personalidad magnética y su sonrisa que hechizaba, dejaba muy lejos la competencia que un simple auto podría ofrecer respecto a llamar la atención.
Pero más allá del hermoso espectáculo que ofrecía su presencia, Ariadna brillaba por su habilidad e inteligencia; ella era más que una simple chiquilla corriendo al auto cinema o departiendo en los locales de malteadas; Ariadna disfrutaba la lectura de un buen libro y soñaba con cambiar el mundo a su manera, sin embargo nadie hubiera podido pensar que en algún momento esa idea que parecía un sueño se convirtiese en una realidad inmensa y necesaria.
Era la tarde de un martes cualquiera, nada aparentemente extraño sucedía en los pasillos de la preparatoria, nada diferente a los muchachos con sus chaquetas y a las porristas con sus uniformes, nada diferente a los bullies encerrando nerds en sus casilleros y muy especialmente nada diferente al grupo de muchachos viendo atónitos el caminar rítmico de Ariadna, acompañado del siseo envidioso de las muchachas; parecía que era un día normal, sin que aportase nada extraño, pero en definitiva, algo extraño si ocurría.
Nunca la atención del grupo se había apartado de Ariadna y su entrada al pasillo principal de la preparatoria, pero el sonido atronador de los relámpagos que caían en la acera del frente distrajo a algunos, despertó la curiosidad en otros y empezó a sembrar el pánico en otro tanto; cada uno reaccionaba a su modo, como es de esperarse cuando el aviso del fin del mundo se acerca.
Las cosas pintaban mal allí afuera; el letrero gigantesco del café v8 caía a la acera con un ruido estrepitoso y el studebaker champion rojo metalizado del dueño del café yacía solo como un enorme trozo de metal retorcido bajo el gigantesco pie mecánico de la figura gigante que lanzaba los rayos que seguían azotando continuamente el suelo.
Los gritos y lloriqueos de las porristas no se hicieron esperar y los rugidos de los autos intentando un escape completamente inútil se confundían con las explosiones y los alaridos de dolor de aquellos que estaban siendo borrados de la faz de la tierra. La gente en su afán de salvar su vida solo intentaba alejarse del juez inmenso que decidía quien era el siguiente en morir, y por supuesto, nadie deseaba tomar ese turno.
En medio del caos causado, de los gritos, llantos y explosiones, Ariadna permanecía estática; quien la viese hubiera pensado que el temor había paralizado sus extremidades, pero distaba mucho de ser esa sensación la que recorría su espina; solo le tomó un segundo o tal vez un par máximo el entender que aquel extraño juez y jurado debía estar allí por una razón, una razón de seguro más profunda que solo el afán de destrucción; y con esto en mente, Ariadna empezó a caminar en dirección contraria a la turba que intentaba salvar sus vidas.
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