Ensayo El Principe
Enviado por mmendezv • 8 de Enero de 2015 • 2.058 Palabras (9 Páginas) • 159 Visitas
El Príncipe, de Nicolás Maquiavelo
INTRODUCCIÓN
El Príncipe, es una obra literaria que sienta las bases de la teoría política, así como del arte del manejo del poder y de la manipulación. El libro es una guía que orientaba a los nobles de la época en que vivió Nicolás Maquiavelo en las formas de adquirir y controlar el poder. Se compone de 26 capítulos, en los cuales se detallan los tipos de principados y las formas de conducirse en cada uno.
DESARROLLO
De acuerdo con Maquiavelo, el poder se ejercía a través de los principados, los cuales podían surgir mediante dos mecanismos: ser heredados por la familia o nuevos. El autor menciona que los primeros son más fáciles de manejar pues sólo requieren no traspasar el orden establecido en la familia y contemporizar con los acontecimientos. Mientras los segundos son más difíciles de gobernar en virtud de su proceso de conformación que es más complejo que los primeros.
Los primeros capítulos del libro mencionan específicamente qué son los principados, de qué tipo son (hereditarios o mixtos), cómo se adquieren, qué es necesario hacer para mantenerlos, así como porqué motivos se pierden. Asimismo, no únicamente trata el tema de los principados, sino también aborda lo concerniente a los diferentes tipos de tropas y de los soldados mercenarios con que es necesario contar para proteger a los principados.
La fuente de información de Maquiavelo fue la experiencia de muchos gobernantes desde la antigüedad hasta sus días en reinos de Italia, Francia, Grecia, Egipto, Turquía, entre otros.
Incluso el mismo Maquiavelo menciona en el prólogo del libro, dedicado a Lorenzo de Médicis El magnifico, que la obra se reduce a la exposición de "mi conocimiento de los mayores y mejores gobernantes que han existido. (..) y luego de haber examinado durante mucho tiempo las acciones de aquellos hombres y meditándolas con seria atención, encerré el resultado de tan profunda y penosa tarea en este reducido volumen".
Por tanto "El Príncipe" en definitiva intenta explicar el comportamiento de gobernantes como Fernando el Católico, Maximiliano I, el Papa Alejandro VI, Cesar Borgia, entre otros, pues todos partían del principio de que el interés del estado es la única regla que deben seguir las acciones de un gobernante.
En este sentido, Maquiavelo, y siempre apoyado en las experiencias que de la historia narra hace recomendaciones de cómo deben gobernarse los principados o Estados considerando diversas circunstancias en el acceso al mismo. Menciona por ejemplo que debe hacerse cuando el príncipe quiere conservar aquellos Estados que estaban habituados a vivir con su legislación propia y en régimen de república. Al respecto menciona que “es preciso que abrace una de estas tres resoluciones: o arruinarlo, o a ir a vivir en ellos, o dejar al pueblo con su código tradicional, obligándole a pagarle una contribución anual y creando en el país un tribunal de corto número de miembros, que cuide de consolidar ahí su poder...”.
En cuanto a los principados nuevos menciona que se adquieren por el valor personal y con las armas propias, y aquí destaca pasajes de la antigüedad relacionados con Moisés, Ciro, Teseo y Rómulo, los cuales considera dignos de imitación.
Narra también pasajes de personajes como Francisco Sforcia y César Borgia, que amparado en el valor el primero, y en la fortuna de su padre el segundo, llegaron a conformar principados nuevos y fuertes.
Incluso, considera también como digno de conocerse las experiencias de aquellos que asumieron un principado por medio de maldades. Esto último resulta irónico pues le imprime al autor un cierto tono moralista que no concuerda con el contenido general de la obra, porque Maquiavelo defiende a capa y espada que a la postre “el fin justifica los medios”.
Por cierto, se le atribuye a Maquiavelo la máxima "el fin justifica los medios". Y en la obra "El Príncipe" lo que más se acerca a la máxima anterior es una frase del capitulo XVIII que dice "si (el Príncipe) logra con acierto su fin, se tendrán por honrosos los medios conducentes al mismo (quizás de aquí la máxima), pues el vulgo se paga únicamente de exterioridades y se deja seducir por el éxito".
Otro de los principados que es analizado es el llamado “civil”, el cual se caracteriza porque se llega a ser príncipe sin valerse de nefastos crímenes, ni intolerables violencias. Y esto se logra únicamente mediante el apoyo de los conciudadanos. En este caso menciona que para adquirir el principado, “no hay necesidad alguna de cuanto el valor o la fortuna puedan hacer sino más bien de cuanto una acertada astucia puede combinar. En toda ciudad existen dos inclinaciones diversas, una de las cuales proviene de que el pueblo desea no se dominado y oprimido por los grandes, y la otra de que los grandes desean dominar y oprimir al pueblo. Del choque de ambas inclinaciones dimana una de estas tres cosas: o el establecimiento del principado, o el de la república, y el de la licencia y la anarquía”. En esta parte Maquiavelo destaca que es necesario que el príncipe cuente con el afecto del pueblo, ya que sin él carecerá de apoyo en la adversidad.
Por su parte en cuanto a los principados eclesiásticos, menciona que para su adquisición y posesión no existía ninguna dificultad, no se requería ni de valor, ni de buena fortuna. Sin embargo aquí la historia nos ha mostrado que al contrario si requería fortuna y valor, pues la lucha por el control del papado en esos tiempos era muy fuerte, ya que la iglesia se encontraba en una etapa de franca corrupción, y guerras internas por el poder.
Ante todo Maquiavelo defiende el uso de la fuerza y la crueldad para mantener el poder de los principados. Justifica la máxima “del fin justifica los medios”. Por ejemplo, al explicar los mecanismos de Cesar Borgia para deshacerse de sus enemigos, Maquiavelo comenta "He explicado estas acciones del duque de Valentinois porque yo no podría reprenderle; todo lo contrarío. Ya he dicho que quisiera sirviese de modelo a todos los que, por su fortuna o por las armas ajenas, han ganado un reino; porque teniendo como tenía Cesar Borgia un grande ánimo y elevadas intenciones,
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