Ensayo del libro el malestar en la cultura
Enviado por Raxel Rodrigo • 6 de Junio de 2024 • Ensayo • 3.376 Palabras (14 Páginas) • 64 Visitas
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MATERIA: COMERCIO Y ASEGURAMIENTO DE LA CALIDAD DE LOS PRODUCTOS AGROPECUARIOS
ENSAYO DEL LIBRO EL MALESTAR EN LA CULTURA
Presenta: RAXEL RODRIGO SOSA ROMERO
NO. CONTROL: 20884518
H. Tlapacoyan, Ver., abril de 2024[pic 4][pic 5][pic 6][pic 7][pic 8][pic 9][pic 10][pic 11][pic 12][pic 13]
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN 2
CAPÍTULO 1 2
CAPÍTULO 2 3
CAPÍTULO 3 4
CAPITULO 4 4
CAPITULO 5 4
CAPÍTULO 6 5
CAPÍTULO 7 5
CAPÍTULO 8 6
CONCLUSIÓN 6
INTRODUCCIÓN
El malestar en la cultura es un extenso ensayo de Sigmund Freud que, junto con Psicología de las masas y análisis del yo, se reconoce entre las obras más relevantes de Freud en el área de la psicología social y se considera uno de los textos críticos más influyentes del siglo XX en ciencias sociales.
El libro se considerada como una de las obras más influyentes del siglo xx en el campo de la psicología, El malestar en la cultura indaga en el efecto que sobre las pulsiones del individuo ha tenido el desarrollo de la civilización, como moldeadora pero también como represora del comportamiento humano. En efecto, Freud defiende la existencia de un antagonismo irreconciliable entre las pulsiones agresivas, innatas en los individuos, y la cultura, pues esta, al tratar de controlar su satisfacción, provoca la pérdida de la libertad y de la individualidad, generando sentimientos de frustración y de culpa
Pero, además, el hombre tiene también otra pulsión innata, la de muerte o destrucción, que persigue la satisfacción de las necesidades del yo, y que también encuentra en la cultura una fuerte represora. Un brillante ensayo apoyado en el desarrollo de la teoría psicoanalítica con el que Freud echa por tierra el valor que el hombre ha concedido siempre a la cultura al concluir que esta no puede más que generar insatisfacción y sufrimiento al hombre.
CAPÍTULO 1
En los primeros párrafos que son la introducción de Freud hacia su libro, este cuestiona lo que vendría siendo el sentimiento oceánico, es decir, lo que es una sensación de infinitud y que es una unidad entre lo que es el yo y el mundo exterior, que un colega suyo propone como origen de lo pertenencia a lo que es la religión. Como primera parte Freud admite no haber experimentado nunca ese sentimiento, pero intenta comprenderlo de una manera científica y deduce que si éste no tiene signos filosóficos externos debe tener una explicación psicoanalítica. Freud procede entonces a resumir ciertos hallazgos donde nos explica que nada nos parece tan seguro y establecido como la sensación de nuestra mismísidad o lo que vendría siendo de nuestro propio yo y que, aunque el psicoanálisis ha demostrado que esa apariencia es engañosa pues se puede decir que el yo se continúa hacia adentro con el inconsciente porque el yo mantiene claro los límites con el exterior. Sólo en ciertos estados patológicos o no, ese límite es se vuelve más incierto. No obstante, por lo general, el yo tiene que diferenciarse del dolor y el disgusto asociado con el mundo exterior.
A lo que Freud se hace dos preguntas, las cuales son, ¿es válida tal inferencia entre las etapas más tempranas del desarrollo psicológico? y ¿podemos describir estados mentales que ya no habitamos? Donde este responde afirmativamente a las preguntas. La teoría sobre la evolución de las especies superiores a partir de formas de vida inferiores es un ejemplo de ello, pero plantea que la mente es excepcional, en el sentido de que los sentimientos infantiles y maduros, así como los recuerdos continúan consistiendo a lo largo de la vida de una persona. Cada vez que se ha grabado un recuerdo, afirma, este nunca se borra, salga o no a la superficie solo en las consecuencias adecuadas. Asimismo, tras presentar una posible analogía entre la mente y las capas arqueológicas que pueden hallarse bajo la actual ciudad de Roma, concluye que solo en el terreno cíclico es posible esta persistencia en todos los estadios previos junto a la forma definitiva. Con respecto a lo que vendría siendo el ejemplo de la ciudad de Roma, Freud pone como explicación el hecho de que ahora se encuentren ciertas estructuras construidas en lo que fueron antiguas construcciones las cuales fueron construidas a cimientos de otras estructuras pasadas y cuando éstas se derrumbaron construyeron nuevas, pero yendo hasta el pasado hasta ir retrocediendo y viendo todas las estructuras que existieron y así sucesivamente hasta los tiempos más lejanos que podemos hallar.
Y al final de lo que vendría siendo el capítulo 1, Freud vuelve a lo que vendría siendo el análisis del sentimiento escénico, donde admite que se puede tener un origen en una fase temprana del desarrollo psíquico, aquella en la que el lactante no se distingue a sí mismo del entorno. No obstante, se pone en duda que ese sentimiento sea fuente de las necesidades religiosas. Sin en cambio, propone que se trate del anhelo de protección paterna propio de la infancia frente al sentimiento de desamparo. No obstante, Freud reitera su frustración al intentar lidiar científicamente con estas magnitudes tan intangibles.
CAPÍTULO 2
En el capítulo 2 aclara Freud que no intenta analizar las fuentes profundas del sentimiento religioso, sino que aborda lo que el hombre común coincide como su religión. Esto le resulta a Freud infantil e incongruente con la realidad, sin embargo, las masas persisten en esta ilusión durante toda su vida. Según Freud, la vida nos resulta demasiado pesada, y las personas exhiben tres mecanismos principales para soportarla. El primero consiste en las distracciones, que como ejemplo pone el cultivar un jardín o alguna actividad científica. El segundo es en satisfacciones sustitutivas, como lo vendría siendo el arte. Y, por último, el tercero son los narcóticos. Reconsiderando el tema, Freud afirma que solo la religión puede responder a la pregunta sobre la finalidad de la vida. Por otra parte, admite que en su conducta las personas aspiran a la felicidad y lo hacen en dos maneras, que vendría siendo en sentido negativo, que es donde intentan evitar el dolor, y en uno positivo, que es donde quieren experimentar sensaciones placenteras. Así, plantea que el objetivo de la vida está determinado por el principio del placer. La felicidad surge de la satisfacción de necesidades acumuladas que han alcanzado elevada tensión, mientras que las persistencias de la felicidad no son necesarias. de una sensación anhelada se siente simplemente como un tipo de bienestar.
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