Evaluación de familias y parejas

Introducción

Este trabajo se basa en el libro “Evaluación de familias y parejas” escrito por Salvador Minuchin, en el cual se explica el modelo de intervención  que se compone de 4 pasos, el mismo es aplicado en el transcurso del libro, en 10 familias que van a consulta con problemas diferentes.

A través de este trabajo podremos realizar un análisis sobre las técnicas y estrategias utilizadas, a la vez podremos destacar características importantes sobre el abordaje de los distintos casos, como también podremos aprender las principales dificultades en las familias reconstituidas expuestas por Visher, Visher, Pasley. Ademas se tocaran temas como la complementariedad que consiste en el pegamento que une las relaciones y sobre los 9 que sigue la terapia estructural en el abordaje de terapia de pareja.

Resumen

El modelo de 4 pasos propuesto por Salvador Minuchin consiste en los siguientes pasos: El primer paso consiste en cuestionar la certeza de la familia en cuanto a que el problema primario se localiza internamente en el paciente individual. Este paso transforma la terapia en terapia familiar; El segundo paso consiste en explorar lo que los miembros de la familia pueden estar haciendo para perpetuar el problema. El reto está en ayudar a que los clientes se den cuenta de como sus acciones contribuyen a mantener el problema, sin provocar resistencia.  Este segundo paso se basa en el supuesto de que los miembros de la familia cambiarán su forma de relacionarse si se consideran capaces de ayudar al paciente identificado; El tercer paso es una exploración breve y focalizada del pasado de los miembros adultos de la familia para ayudarles a comprender cómo llegaron a su actual visión limitada de ellos mismos y los demás; y el cuarto paso consiste en que los miembros de la familia y el terapeuta hablan de quien necesita cambiar qué y quién está dispuesto o no. Este modelo propuesto por Salvador Minuchin, permite que el terapeuta realice un abordaje mucho mas amplio del problema ya que no solo se enfoca en el síntoma presentado por el paciente identificado si no que también indaga sobre el pasado de los integrantes de la familia, sus formas de relacionarse tanto con los miembros de la familia como en el exterior, permite que el terapeuta observe de diversos ángulos el problema para luego encontrar una solución en conjunto. Este modelo permite que la familia no vea a la familia como el experto que les va a proveer soluciones, si no que los hace sentir como parte importante de la solución de los problemas.

Los aspectos importantes en el abordaje de los casos del hijo parental vienen de cuestionamiento a la familia, pero sin dejar de apoyar su capacidad. Los síntomas se describen de diferentes perspectivas, con lo cual se perdió peso en la definición de Sara. La señalización de los actos de las personas y sus consecuencias lo que le permite verse con mayor claridad y les permite pensar en realizar cambios. Hablar con los jóvenes de lo que hacen dentro y fuera del hogar, permitiéndoles un avance hacia la autonomía.

Los aspectos importantes en el abordaje de los casos del hijo triangulizado vienen de cuestionar la versión familiar de los acontecimientos y la certeza del diagnóstico. Metáfora colocada en Spencer para regular el comportamiento. Explorar las relaciones internas y externas de la familia así como las circunstancias en las que aparece el síntoma conductual. Observación de las interacciones de la familia, explorar como los padres han contribuido a mantener la conducta y utiliza el reencuadre en el enojo de Joan y focalización en sus necesidades de manera que se le sugiere al padre un papel activo dentro de la familia. La exploración del pasado de ambos padres y hacer percibir a los padres que por su preocupación por los hijos habían olvidado que son una pareja.

Las principales dificultades que presentan las familias reconstituidas según Visher, Visher y Pasley son las siguientes: Extraños y propios: Las familias reconstituidas necesitan integrar a los nuevos miembros a la unidad familiar. Se trata de un acto de equilibrio que requiere cierta estabilidad y confianza en la unidad familiar perdurable, así como la apertura para incluir a nuevos miembros; Riñas por los limites: Estos pleitos suelen ser mas intensos en las familias en las que los hijos tienen doble ciudadanía y viajan de ida y vuelta entre dos hogares. Cada familia necesita tener el control sobre como decide enfrentar los asuntos que tienen lugar dentro de su ámbito y el otro padre tiene que respetar este limite; Luchas de poder:  Una madre que ha vivido sola y ha descubierto que puede hacerse cargo de ella misma y de sus hijos quizá se muestre renuente a compartir el poder con otro adulto por temor a volver a caer en un patrón que antes le resultaba insatisfactorio; Lealtades en conflicto: Cuando uno de los padres se vuelve a casa, los hijos pueden sentir que el segundo matrimonio es una traición a la familia en la que crecieron. Entre los sentimientos complejos que los niños albergan sobre su padrastro o madrastra, ninguno es más fuerte que el resentimiento. Los niños estaban ahí primero y se sienten desplazados. Los problemas mas irritantes son los que se relacionan con la primacía del apego y la jerarquía de la influencia; Triángulos rígidos: Las rivalidades que surgen crean pruebas complejas de lealtad para las que existen pocos lineamientos; Y unidad o fragmentación de la relación en la nueva pareja: Los padres de la familia en primeras nupcias tienen tiempo para fijar un lazo antes de tener que lidiar con los hijos. La familias reconstituidas no disponen de ese tiempo. La nueva pareja debe adaptarse a los hijos a la vez que los cónyugues se adaptan uno al otro. Es preciso establecer límites para proteger la integridad de la nueva unión sin dejar de reguardar la relación especial que tienen los padres con sus hijos. Ocurre con frecuencia que las parejas se divorcian a pesar de tener una buena relación, porque no han podido establecer buenas relaciones con los hijastros.

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