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Examen las maletas de auschwitz “El momento mágico”


Enviado por   •  4 de Octubre de 2019  •  Ensayo  •  5.329 Palabras (22 Páginas)  •  2.144 Visitas

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Las maletas de Auschwitz

Daniel Palumbo

Género: Narrativo 🡪 cuento

  1. Carlo / Italia

Narrador: omnisciente, 3ra persona

Tiempo: alrededor de 1943

Lugar: Nápoles, Italia, bajo el régimen del Fascismo

“El momento mágico”

Personajes: Carlo De Simone, sus padres (Antonio y la madre), Anna (la chica que le gustaba)

Carlo estaba en la estación de trenes de Nápoles junto a su padre, que antes trabajaba como ferroviario. Le habían dicho que no podía seguir trabajando, pero seguía yendo igual con sus hijos para entretenerse. Carlo tenía 9 años y le encantaban los trenes y no le importaba levantarse temprano los domingos para ir a acompañarlo. Era un momento mágico, que amaba y disfrutaba. En cambio, cuando iba a la escuela sí le costaba levantarse, pero se despertaba cuando veía a Anna, la chica con la que se gustaban. Él era tímido y por eso no le pedía que fueran novios.

Cuando iba a ver los trenes, siempre se ponía al final del vagón número seis, porque no estaba ni muy cerca ni muy lejos de la salida. Entonces, Carlo pedía los boletos de la gente para coleccionarlos. Algunos lo trataban bien y se lo daban, otros no tanto. A veces, le daban dinero pensando que estaba pidiendo limosna, pero él lo devolvía siempre. Ahora, definitivamente no podía aceptar dinero, porque podrían haberlo denunciado.

Una vez la madre encontró unos boletos salidos del cajón, y los tiró. Carlo se había puesto tristísimo. Le prometió que nunca volvería a tocar su cajón, pero que debía ordenarlo.

Carlo le preguntó al padre por qué no podía ir más a trabajar. Él le contestó que algún día se lo explicaría.

“El último día de escuela”

Personajes: Carlo, el director de escuela (Cisco Mazzini), el gato de la escuela (Aquiles), maestro (Franceso), maestra nueva (Miele), padre (Antonio)

A principios del 4to grado, Carlo entró a la escuela por última vez. La escuela tenía un gato, Aquiles. El severo director lo toleraba, pero prohibió que no le llevaran comida porque estaba gordo. Ese curso, el maestro de siempre, que sólo fue el primer día, había sido cambiado por una maestra, que era muy gritona. A Carlo le gustaba más su maestro, porque contaba historias de su familia mientras explicaba.

Una mañana, fue el padre a hablar con el director. El director fue a hablar con la maestra, y ella le dijo que Carlo no debería estar ahí. Ella le pidió que se fuera, y tachó su nombre de la lista. Carlo no entendía nada. Le preguntó al padre qué había hecho, porque no sabía. Su padre lloraba. Le explicó que era por el apellido, y porque eran judíos. Le explicó que había unas nuevas “leyes raciales” del Partido Fascista, que decían que los judíos no podían ir a trabajar ni a estudiar. El papá le explicó que al maestro lo habían despedido por no ser fascista, y que la maestra nueva sí era fascista.

Carlo no entendía por qué estaba mal ser judío.

“Anna no está”

Personajes: Carlo, madre, padre, Sarah (profesora), abuela

Carlo se aburría en su casa y quería volver a la escuela. La mamá le explicó que las leyes raciales estaban en todas partes. Dijo que había escuelas para judíos, pero que estaban muy lejos. La madre estaba trabajando limpiando casas. Estaba muy entristecida, de mal humor. El padre le dijo que dentro de poco conocerían a una profesora, Sarah, que también había sido echada, que le daría clases particulares. Para ir a su casa, deberían pasar por su vieja escuela. Carlo no sabía si quería ir por ese camino o no, porque después de todo, sus amigos y todos tenían miedo de mezclarse con judíos.

Un día, Carlo le preguntó a la mamá qué habían hecho mal los judíos, pero ella le dijo que “nada”. Otro día, la abuela le contó que la diferencia entre los judíos y los cristianos era que no estaban de acuerdo sobre Jesús. Los cristianos 🡪 piensan que es el Mesías, el hijo que Dios envió para salvar a los hombres. Los judíos 🡪 piensan que Jesús era un rabino judío como el resto, y que los judíos siguen esperando al Mesías, al salvador. La abuela también le contó que Jesús tenía que salvar a los hombres de ellos mismos, de su maldad; y le pidió al nieto que tuviera esperanza y paciencia

Carlo decidió que pasaría por su antigua escuela. Soñó con el gato de la escuela, que en verdad tenía la cara de la maestra Miele

“Los compañeros de la escuela”

Personajes: Carlo, papá, Anna, compañeros y padres

Cuando vio la escuela desde afuera de la reja, Carlo sintió que estaba más chica. Encontró a Anna, con la misma mirada de siempre. Anna estaba con su padre, y saludó a Carlo con la mano, pero el papá de Anna hizo que los dos les dieran la espalda a Carlo y a su papá. El resto de la gente hizo lo mismo.

¿Quién tiene miedo de los judíos?

Personajes: Carlo, padres, policía

De vez en cuando tocaban el timbre en la casa de Carlo, que se asustaba mucho porque sabía que era la policía, que venía a hacer muchas preguntas y que se llevaban las cosas de valor de la casa, porque los judíos “no lo merecían”. Un día, los policías vestidos de negro se llevaron al papá de Carlo. Un vecino abrió la puerta para mirar, y luego la cerró de inmediato. La mamá solía decir que las cosas tenían remedio; pero era algo que ahora ya no decía. Lloraban. Carlo pensó en que su papá había salido sin abrigo.

“La fuga”

Personajes: Carlo, padres, abuela (Lidia), maestra judía (Sarah), David (niño judío), Aldo (trabajador del tren)

El papá de Carlo volvió a la casa cuatro días después, cambiado. Temblaba cuando escuchaba el timbre y cualquier ruido. Estaba herido. Ya no le hablaba a Carlo, se iba repentinamente, no lo llevaba a ver trenes. Un día llegó la abuela y habló con el padre. Carlo pudo escuchar un poco. El padre le contó que había sido débil y había dado los nombres de otros dos judíos. Se sentía culpable. Nunca volvería a sonreír.

Carlo entendió que la culpa de todo la tenían los fascistas. Tenía ganas de ver a su maestro Francesco. A Carlo le agarraba mucho miedo de repente, y la mamá tenía que calmarlo.

Iba dos veces por semana a lo de su maestra Sarah, judía. Ella no era mala, pero no tenía mucha paciencia. Parecía enojada con el mundo, y se olvidaba del nombre de Carlo, lo cual lo entristecía.

Un día, después de la clase con Sarah, fue a ver los trenes. Se sentó en el piso y vino un chico de unos doce años llamado David, que le preguntó qué estaba haciendo en su lugar. Le contó que se sentaba ahí para pedir limosna, porque era judío, lo habían echado de la escuela y los padres estaban sin trabajo. Le dijo a Carlo que no quería volver a su casa nunca más, porque sus padres siempre se peleaban. Carlo le contó que se sentía igual, y le contó de cuando su papá lo llevaba a ver los trenes. David le dijo que podían ir a dormir a unos trenes viejos, y que Carlo podía pedir limosna, como él.

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