LA GOBERNANZA EMPRESARIAL Y LA GOBERNANZA GLOBAL: ÉTICA, RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL Y RENTABILIDAD
Enviado por Leon Andara • 22 de Septiembre de 2016 • Ensayo • 9.245 Palabras (37 Páginas) • 432 Visitas
LA GOBERNANZA EMPRESARIAL Y LA GOBERNANZA GLOBAL: ÉTICA, RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL Y RENTABILIDAD
*Brito, Morelia
Resumen
El propósito de esta ponencia es poner de relieve la preocupación del sector empresarial por aspectos como el gobierno y la gobernanza corporativa, en su búsqueda de prácticas organizacionales que le garanticen la competitividad y rentabilidad en un contexto en donde una nueva institucionalidad, generada por negociaciones en redes globales de gestión política, presiona por la incorporación de consideraciones de carácter ético y de responsabilidad social en sus planes. La premisa alrededor de la cual articulamos los argumentos es que la conjunción de procesos estimulados por las tendencias globalizadoras y las nuevas tecnologías de la comunicación, como la hipercomplejización societal que vive el mundo occidental y el veloz cambio de preferencias del ciudadano-consumidor, y de eventos como de los escándalos suscitados por la implosión de empresas aparentemente sólidas como la Enrom y WorldCom, generaron una crisis de legitimidad en el sector empresarial que lo empuja a diseñar mecanismos y políticas de interacción internas y externas centradas en el propósito de rescatar la confianza de la sociedad en general y legitimarse ante ella. Concluimos que en el nuevo contexto institucional en donde operan las empresas, las consideraciones de carácter ético y de responsabilidad social adquieren funcionalidad para su rentabilidad y desempeño.
Palabras clave: Gobernanza empresarial; gobernanza global, ética, responsabilidad social empresarial y rentabilidad.
*Universidad del Zulia. Facultad de Ciencias Económicas y Sociales. Centro de Estudios Sociológicos y Antropológicos.
Introducción
El propósito de esta ponencia es caracterizar las categorías gobierno empresarial, gobernanza empresarial y gobernanza global, que están tomando fuerza dentro de las disciplinas vinculadas a la gerencia de las empresas, y relacionarlas con una serie de procesos y eventos económicos y sociopolíticos que han hecho imprescindibles nuevas precisiones conceptuales capaces de aprehenderlos.
La premisa con la que articulamos este trabajo es la siguiente: la conjunción de procesos como la hipercomplejización societal del mundo occidental y la diversificación de preferencias --del ciudadano y del consumidor contemporáneo con eventos como los escándalos suscitados por la implosión de corporaciones transnacionales aparentemente sólidas como la Enrom y WorldCom, generó una crisis de legitimidad en el sector empresarial que lo condujo a una revisión de sus prácticas y valores y a diseñar mecanismos y políticas de interacción internas y externas centradas en el propósito de rescatar la confianza de la sociedad en general y enfrentar los retos de adaptabilidad a las exigencias del cambiante entorno institucional.
Resaltamos así, la marcada preocupación dentro del mundo empresarial en el sector privado por “gerenciar la reputación” y por ,los establecer nuevas rutinas de interacción con los ciudadanos, particulares, redes sociales de todo tipo, consumidores, de s, proveedores y sector público, en un , que no sólo se encuentran ubicados en caracterizado por mercado que traspasan unas fronteras que ya no representan, como plantea Messner (2003), obstáculos sustanciales para la transferencia de dinero, mercancías, tecnologías, preferencias y saberes –virtuosos o viciosos-. La empresas , sino (Harrison, 1997)tan búsqueda prácticas empresariales que posibilitan procesos decisorios más eficientes, la racionalización de la información y la comunicación y que ésta implique a interlocutores que les permitan responder a la presión social para que e socialnecesidad de incorporación de consideraciones de carácter ético[1] y de responsabilidad social y ambiental en las prácticas empresariales.
Concluimos con que una nueva institucionalidad, negociada a través de una emergente estructura de gobernanza global, enmarca hoy las actividades de las empresas y redimensiona los criterios de competitividad y de rentabilidad con que operaron desde la posguerra hasta finales del siglo pasado.
1. y empresarial
En los últimos años se ha generalizado el uso de la noción “gobierno empresarial”, como componente de un nuevo paradigma de investigación teórica y empíricas sobre las empresas modernas (Salas, 2002) que trasciende la tradicional acepción que lo definía como el centro de la organización (constituido por sus líderes) y el conjunto de estrategias a través de los cuales se proponían proteger los intereses de los accionistas en función del incremento de la rentabilidad.
En la “era post-Enrom”, el concepto incorpora al conjunto de instituciones y mecanismos por medio de los cuales las corporaciones tratan de proteger esos intereses y los de potenciales inversionistas, evitando que quienes controlan el destino final de los fondos invertidos los aprovechen en beneficio propio y los administren con discrecionalidad[2]; mejorando los posibles acuerdos con los proveedores, produciendo bienes y servicios de la calidad y diversidad que busca el público consumidor de esta época y basándose en el principio de “menos control y más gestión” (Longo, 2002). Para ello, las empresas se han visto obligadas a emprender reformas, a cambiar sus prácticas”, a adquirir conocimientos y modificar actitudes y a cumplir normativas jurídicas y extra-jurídicas que incluyen aspectos que van más allá de la garantía del funcionamiento eficiente en los mercados.
Por su parte, la gobernanza empresarial es la capacidad de las corporaciones de adaptarse eficientemente a su entorno, estableciendo nuevas rutinas, tanto internas[3], como de interacción con redes de empresas, redes sociales, clientes, proveedores y actores públicos, que no sólo se encuentran ubicados en un mundo que está transitando su cada vez mayor desterritorialización, sino que poseen diversos hábitos organizacionales (Harrison, 1997). Con esta categoría se intenta caracterizar a aquellas prácticas empresariales que posibilitan procesos decisorios más participativos y eficientes, la racionalización de la información y su divulgación interna y externa, y que incorporen aspectos de carácter ético y de responsabilidad social y ambiental.
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