LABERINTO DE LA SOLEDAD

EL LABERINTO DE LA SOLEDAD

La soledad es el fondo último de la condición humana. El hombre es el único ser que se siente solo y el único que es búsqueda del otro, señala Octavio Paz en su magistral ensayo El laberinto de la soledad, que describe en cada una de sus páginas la idiosincrasia del Mexicano.

EL PACHUCO Y OTROS EXTREMOS

El hombre busca su forma de ser desde la adolescencia, busca pasar desapercibido o ser distinguido, ya sea por su manera de vestir, pensar o hablar. Para el mexicano encontrar su forma de ser se le complica un poco, ya que toda su historia ha estado colonizado por otros países como España , Francia , entre otros y cada uno de estos países ha dejado un poco de su cultura, formas de pensar, religiones y creencias.

Los españoles al invadirnos, cambiaron nuestras creencias, a tal grado que la mayor parte de la población mexicana no reconoce su cultura, carecemos de identidad porque no tenemos claras nuestras raíces, ni sabemos cómo responder a ellas y es entonces cuando empezamos a caminar en un laberinto sin salida, atrapados en nosotros mismos.

Hay personas que se rinden al intentar comprender sus raíces, un ejemplo de estas personas son los pachucos.

Los pachucos son aquellas personas que viven en Estados Unidos en lugares como del sur como Los Ángeles, quienes tratan de incorporarse a los norteamericanos, pero a la vez no. Como quién diría, son pero no son, quieren parecerse a ellos, pero quieren mantener su estilo dentro de este nuevo estilo de vida.

Los estadounidenses y los mexicanos tenemos diferentes formas de pensar, ellos dan hipótesis científicas, nosotros religiosas, ellos tratan de encontrar una explicación a las cosas, mientras los mexicanos sólo las observamos y las disfrutamos, a ellos les gustan los cuentos de hadas y nosotros los mitos y leyendas. Sabemos que es la alegría mientras que los estadounidenses solo saben estar felices.

Nuestro estilo de vida tiene un complejo de inferioridad ante el mundo que nos rodea, lo que nos hace encerrarnos en nosotros mismos y crear en nuestra soledad un cierto placer por la autodestrucción y masoquismo.

Ese sentimiento que nos acompaña es aquel que aún no logra explicar nuestro origen, ese sentimiento de olvido, de recelo, de quien fue desprendido y arrebatado todo y en ese infinito vacío hemos encontrado la salvación, la religión.

MÁSCARAS MEXICANAS

Combatirse a sí mismo es la guerra más difícil

» friedrich von logau

En nuestra soledad hemos encontrado la armadura perfecta para encubrirnos, la que guarda con recelo nuestra intimidad y permite escondernos de nosotros mismos.

La “Hombría”, la máscara principal de nuestra sociedad mexicana, es la que comúnmente podemos ver, la del hombre macho que no se “raja”, el que soporta y no pretende ventilar su intimidad para ser objeto de burla de los demás; no se “abre”, porque hacerlo sería sinónimo de debilidad

La “rajada” la máscara principal de nosotras las mujeres, la que nos colocan desde que nacemos >>nuestra condición de sexo no permitiría otra<<, somos las que se abren porque tenemos una herida que jamás cicatriza, somos la madre, la esposa del macho, la mártir, la abnegada, la burla personificada, y el sufrimiento encarado, en nuestra máscara llevamos la vergüenza.

Adjuntado a nuestra principal defensa, nuestra máscara de mujer o macho, usamos también otros mecanismos de defensa; lo es así el albur que es el juego de palabras para esconder el homosexualismo.

Recurrimos también a las mentiras, no sólo por placer y gusto, sino para ocultarnos, los mexicanos mentimos a tal grado que llegamos a creer en nuestras propias mentiras y nos olvidamos por completo de la verdad absoluta.

Y así negamos nuestra propia existencia, no somos, ni pretendemos ser nada, porque es más cómoda nuestra existencia en la sociedad bajo una máscara a tener que mostrar la realidad de nuestro ser.

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