LABERINTO DE LA SOLEDAD
Enviado por viktor007 • 17 de Abril de 2015 • 2.814 Palabras (12 Páginas) • 175 Visitas
“EL LABERINTO DE LA SOLEDAD”
INTRODUCCION
En estas líneas se hablara a grandes rasgos la perspectiva desde mi punto de vista del libro “El Laberinto de la Soledad” que fue escrita por Octavio Paz en el año de 1950, dentro de esta obra nos narra la situación de las sociedades mexicanas desde años anteriores, como el mexicano día a día busca su continua mejora por subsistir en esta país, pero de igual forma como está lleno de tradiciones, en esta obra nuestro autor describe parte de las raíces mismas de esta tierra que es nuestro México y todas las personas que en él se encuentran; así como la forma de ser de cada uno y el cómo no aceptamos nuestros mismas formas de ser. México ha sido y será un pueblo en eterna búsqueda de identidad y tratamos de disfrazar esa búsqueda con imágenes, símbolos, tradiciones, religión y máscaras. Todos los mexicanos estamos llenos de dos herencias muy fuertes la indígena y la española, cosa que a muchos de nosotros no aceptamos de la mejor manera y optamos por estar en esa soledad por no tener fija nuestra identidad al pertenecer a México así como cita Octavio Paz “es un ser hermético que no se abre sino que se desgarra cuando deja salir su verdadero yo”, de allí que seamos caracterizados como personas de fuerte temple y de nobles sentimientos. Pero si de por sí el hombre mexicano genéricamente hablando es complicado, la mujer mexicana según Octavio Paz, es un verdadero enigma relegada a las sombras siempre en una actitud pasiva y resignada. Adentrémonos a cada capítulo de esta obra que a pesar del tiempo transcurrido al parecer la sociedad sigue igual que cuando se escribió este libro y no ha habido cambio en estos más de 50 años.
EL PACHUCO Y OTROS EXTREMOS
Llega un momento en la vida de cualquier persona, que se pregunta ¿Qué es y como llego a realizar eso en lo que se ha convertido?, eso mismo pasa con México que desde años ha estado en crecimiento y no logra tener fijo un posicionamiento a nivel global. Octavio Paz cuenta que durante dos años que estuvo en Estados Unidos, se dio cuenta que México tiene muchísima cultura, riqueza en flora y fauna, pero no se mezcla con el mundo norteamericano, algo semejante ocurre con los mexicanos, aunque tengan muchos años de vivir allí, usen la misma ropa, hablen el mismo idioma, no se confundirían con los norteamericanos auténticos.
Y no es que ellos sean muy diferentes físicamente, sino que los distingue del resto de la población ya que poseen diferentes estilos de vida y su cultura es diferente, nosotros como mexicanos somos más inquietos, los mexicanos que viven en estados unidos son seres que temen la mirada ajena, creen que son capaces de desnudarlos y dejarlos en cueros, pero esto ha engendrado lo que se hace llamar “el pachuco”. Los “pachuchos” son bandas de jóvenes que viven en el sur, y que se caracterizan por su vestimenta, su conducta y su lenguaje. El “pachuco” no quiere volver a origen mexicano, pero tampoco desea fundirse con la vida norteamericana. Los negros, son perseguidos por la intolerancia racial, se esfuerza por ingresar a la sociedad, quieren ser como los otros ciudadanos, los mexicanos han sufrido menos violentamente.
El “pachuco” ha perdido toda su herencia, lengua, religión, costumbres, creencias, solo su disfraz lo protege y, al mismo lo destaca y lo separa: lo oculta y lo exhibe, es una moda, hecha de novedad e imitación, este tipo de personas no intenta hacer reír sino aterrorizar, con eso él defiende, procura ocupar un puesto en ese mundo que hace poco lo ignoraba. El enojo del norteamericano se debe a que ve en el “pachuco” como un ser peligroso, perturbador y fascinante. El “pachuco” intenta ingresar a la sociedad, pero el mismo se entorpece el camino, él no se lanza al exterior a mezclarse, sino a
retar, el no defiende nada, no afirma nada.
¿Pero porque somos diferentes, y en que consisten esas diferencias con los llamados “pachucos”? Octavio Paz dice que la gente norteamericana tiene mucha seguridad y confianza con el mundo que los rodea, y ahí no terminan nuestras diferencias, “ellos son crédulos y nosotros creyendo, aman a los cuentos de hadas y las historias policíacas, nosotros los mitos y las leyendas”, los mexicanos mienten por fantasía o desesperación, ellos no mienten, pero sustituyen la verdad verdadera por otras menos desagradable. Los mexicanos son desconfiados, ellos abiertos, nosotros somos tristes y sarcásticos, ellos alegres y humorísticos.
“En cada hombre late la posibilidad de ser o más exactamente, de volver a ser, otro hombre”
MASCARAS MEXICANAS
Este capítulo habla de la variedad de máscaras que utilizamos en nuestra vida para protegernos de que nos hagan daño, nos afecta, nos hace sentir mal, buscamos esa forma de taparnos la cara para no sacar a relucir lo malo en nosotros y a la vez como es en el caso de la mujer la máscara que se tiene de ellas es la que a los demás les conviene ver. Nosotros sentimos debilidad cuando abrimos nuestros pensamientos, de humillarse, de agacharse, pero el no hacerlo es permitir que el mundo exterior penetre en su intimidad, Refiriéndonos un poco sobre la “hombría”:” se mide en la invulnerabilidad ante las armas y los golpes del mundo exterior” y el “macho” es un ser hermético, encerrado en sí mismo, capaz de guardarse y guardar lo que se le confía, sitas que realiza Octavio
Paz en su libro
Los mexicanos consideran a la mujer, como un juguete, un instrumento que se puede desechar y solo es para el deseo del hombre, de los fines de la ley, la sociedad o la moral. “Prostituta, diosa, gran señora, amante, la mujer transmite o conserva, pero no crea, los valores y energías que le confían la naturaleza o la sociedad”. Citando esta frase podemos entender que la mujer en esa época no era considerada de suma importancia en la sociedad solo para los fines mencionados
TODOS SANTOS, DIA DE MUERTOS
El mexicano realiza fiestas y las reuniones con familiares, amigos o de manera pública, todo es ocasión para reunirse, cualquier pretexto es bueno para interrumpir el tiempo, el trabajo y las labores y celebrar con festejos y ceremonias. Nuestra agenda anual está llena de fiestas para adorar, celebrar a innumerables santos, héroes, etc., en todo el país, en los más pequeños poblados de cada ciudad, no puede faltar una celebración para rezar, gritar, comer, emborracharnos y cometer cualquier barbaridad en las calles. No nos bastan las fiestas que ofrece todo el país y la iglesia sino que cada pueblo está regida por un santo, al que se le festeja, y para acabarla de amolar algunos barrios tienen también sus fiestas anuales.
Los mexicanos deberíamos ahorrar
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