Las Lenguas Románicas "José Manuel Fradejas"
Enviado por romanica • 13 de Marzo de 2013 • 2.435 Palabras (10 Páginas) • 1.147 Visitas
Las lenguas románicas. José Manuel Fradejas Rueda.
Las lenguas románicas son las que descienden del habla de la ciudad de Roma.
La Romania es el territorio en el que se ha hablado durante siglos la lengua de Roma, pero no toda la zona del Imperio romano tenía lenguas de origen latino, por ello, en romanística se habla de tres Romanias:
La Romania antiqua:
Comprende los territorios europeos en torno al mediterráneo y sus islas. Le llaman Romania continua. Actualmente se consideran diez: portugués, gallego, español, catalán, occitano, francés, italiano, retorromance, sardo y rumano.
Romania submersa:
Comprende los territorios que pudieron tener una lengua románica pero que acabó desapareciendo por la superposición de otra. La zona del norte de África sufrió la superposición del árabe en el siglo VI. Incluso las islas británicas, que fueron invadidas por los romanos hasta en dos ocasiones, conservan en su vocabulario un gran porcentaje de palabras de origen latino-francés.
Romania Nova
Corresponde a los territorios donde en la actualidad hay lenguas romances, incluyendo los territorios colonizados de América.
El Origen:
El Indoeuropeo: Es una lengua prehistórica difundida por Europa y Asia, de esa familia, del grupo centum y de la rama itálica, el latín era el habla de la comarca de Latium Vetus.
Dialectos Itálicos:
Son lenguas intercomprensibles entre sí, que se hablaban durante el primer milenio a.C. en el centro y sur de Italia, fruto de la entrada de los pueblos indoeuropeos, son tres: umbro, sabélico y osco.
La Romanización:
El poder del imperio romano se expansionó por toda la cuenca mediterránea; fue un proceso político-económico y nunca impusieron su lengua a los pueblos sometidos. Posteriormente, el cristianismo, favoreció la expansión del latín por ser su lengua oficial.
Los sustratos del latín: son las lenguas con las que se fue encontrando el latín en su expansión. Los celtas hablaban varias lenguas divididas en dos grupos: el celta-P y el celta-Q, dependiendo de la evolución del fonema /kw/ del proto-celta. Las lenguas celtas fueron: el CÉLTICO CONTINENTAL, el CELTÍBERO, el GALO, el LEPONTINO, el CÉLTICO INSULAR y otros, que influyeron fonéticamente en el latín, como la palatización de Ū>/y/ en francés, la de la /a/ tónica >/e/ en francés, o la evolución del grupo /kt/>/it/ y //. También la sonorización de las sordas intervocálicas que se produce en casi todas las lenguas románicas, y la fricativización de las sonoras intervocálicas, que llegan a perderse, este último rasgo es el que dividirá la Romania en dos zonas: la occidental (se sonorizan) y la oriental (se conservan). También hubo influencias léxicas del celta que entraron en el latín y pasaron a todos los romances, y las de origen céltico que solo se observan en las lenguas románicas de sustrato celta. Así mismo, influyó en la formación de topónimos en Francia, Italia y península Ibérica.
Otros sustratos son: El etrusco (no indoeuropea) de la que se tomó el sistema de nombres de persona (nombre, apellido y apodo). El Ligures, el Rético, el Peleovéneto, las de las grandes islas mediterráneas, el Ilírico, el Daco-tracio, las lenguas paleohispánicas, (que comprende las paleohispánicas: los vascos, íberos y tartesios. Y las prerromanas: fenicios, griegos, cartagineses) Uno de los rasgos fonéticos atribuidos al sustrato vasco-cantábrico en los romances peninsulares es la pérdida de la F- latina> h- en español.
El latín vulgar:
Variedades del latín: hay pocos datos de las variedades diatópicas, ya que se escribía en una variedad culta, el latín clásico. Diacrónicamente se distinguen cinco etapas: el latín arcaico (600 a.C.- s. III a.C.), el preclásico (s. III a.C.- s. I a.C.), latín clásico (época de los grandes autores clásicos), el latín postclásico (desde la muerte de Augusto hasta año 200 d.C. y el latín tardío (200 d.C. hasta los primeros escritos de las lenguas romances). Las lenguas románicas proceden de un latín vulgar o popular que se hablaba cotidianamente por las capas poco escolarizadas, y coexiste paralelamente con el latín arcaico, clásico y tardío. Sus fuentes las encontramos en la obra Satiricón de Petronio, en tratados técnicos de agricultura, veterinaria o cocina, en textos cristianos, en inscripciones de tumbas, placas de metal, y “pintadas” de Pompeya, en comentarios gramáticos que comentan errores del habla, en los préstamos latinos a otras lenguas, sirva como ejemplo la pronunciación de la palabra VINUM como w ya que en inglés, wine se pronuncia así.
El latín vulgar tiene como característica fonética principal la transformación del sistema vocálico, donde las vocales largas y breves pasan a cerradas y abiertas, y de diez vocales se pasa a siete en el Románico común. El acento tonal del latín clásico se convirtió en acento de intensidad, que tuvo consecuencias en la suerte de las vocales en hiato, pasando a formar diptongos.. Así aparecieron unos fonemas palatales, como el lateral palatal y el nasal palatal. Respecto a la morfosintaxis, sabemos que los seis casos del latín clásico se redujeron a dos en occitano y francés medieval, a una en rumano y se perdieron en las demás lenguas, como en español, donde los pronombres átonos son herederos del sistema de casos del latín. En el verbo desapareció la voz deponente y la pasiva, las cuatro conjugaciones se redujeron a tres, y cambió el orden de palabras (de SOV a SVO). Se apreciaron cambios en el sistema de conjunciones y preposiciones.
La fragmentación de la Romania:
Aunque el Imperio Romano fue destruido por las invasiones bárbaras (germanos, eslavos y árabes), no lograron desalojar el latín de los territorios, pero se superpusieron a él.
Los germanos influyeron poco en el latín, entre ellos hallamos: anglos y sajones; También hubo invasiones de vándalos, suevos y alanos; burgundios; alamanes; bávaros, francos (sarios y ripuarios) cuya influencia en la Galia es notable en el léxico. Los ostrogodos, los lombardos, que dejaron huella en el léxico italiano y en los topónimos. Y los vikingos, que atacaron las islas Británicas y Francia.
Respecto a los árabes, cuando Mahoma huyó de Medina en 622 y tomó la Meca en 630, marcó la difusión de una nueva religión, el Islam, que se expandió por Europa y norte de África, adueñándose de la península Ibérica hasta 1492. Hubo así una población mixta, los hispanogodos de religión cristiana, llamados mozárabes, los conversos o muladíes, y los musulmanes. Los mozárabes acabaron siendo deportados a África, por lo que desapareció ese conjunto de dialectos hablados por ellos (romance andalusí). Del posible y único romance
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