Literatura
Enviado por ainegue • 23 de Octubre de 2012 • 1.485 Palabras (6 Páginas) • 473 Visitas
La literatura infantil y juvenil como problema de la literatura
Cecilia Bajour y Marcela Carranza piensan en la literatura de hoy como un hecho de la cultura que como tal, hay que desnaturalizarlo, porque no puede ser neutral o simple. Las autoras tratan de problematizar la literatura infantil como literatura, y a la par razonando la literatura que se escribe para chicos cuestionando al público receptor- Estas dos miradas, que brindan los estudios literarios y la preocupación por los lectores y sus prácticas, serán las guías para las autoras. Es por eso que se preguntan ¿Por qué es un problema tratar a la literatura infantil desde su especificidad literaria, o sea, desde su pertenencia a la literatura?
Fundamentalmente tiene que ver con las marcas de origen de esta literatura. Desde su nacimiento la literatura infantil estuvo embarcada en lo formativo entrelazado con el deleite.La tensión entre ambos bandos, la mayoría de las veces, de las maneras más variadas, salió ganando el educativo.
Las autoras también hacen referencia al lector, el destinatario de la literatura infantil. La literatura para niños supone una relación asimétrica entre emisores y mediadores adultos, y destinatarios niños. Pero cuando se habla de destinatarios muchas veces se habla de las representaciones que se tiene de los niños, La literatura infantil en muchos casos se ata a una figuración rígida del destinatario, y esta representación del niño está presente no sólo en decisiones del autor, sino también en maestros, bibliotecarios, padres, editores, libreros, etc.
Los supuestos que el público lector adulto tiene en general sobre la literatura infantil suelen estar marcados por criterios de lo que se considera simple para lectores que recién entran al mundo de los libros.
La transmisión de valores en la literatura infantil es otro de los temas que las autoras problematizan. Se preguntan por la necesidad de vehiculizar valores a través del arte y la literatura para chicos, por La llamada "educación en valores" a través de los textos literarios. ¿Por qué la literatura infantil ha resultado tan permeable a este discurso que parece provenir de diversos ámbitos como el pedagógico, el editorial, los medios de comunicación, e incluso el poder político? ¿Cuál es nuestra mirada sobre los niños y los jóvenes, cómo nos situamos frente a ellos, y entre ellos y los objetos artísticos que les están destinados?
Son muchas las editoriales que dedican colecciones enteras, o transforman obras literarias ofreciéndolas como elementos didácticos para enseñar valores.
En nuestro país el mercado cautivo por excelencia es la escuela, por eso aquí entra en juego el currículum y los contenidos transversales. Esta situación nos lleva a pensar en la situación actual de la formación docente.
Es por eso que las autoras hacen referencia a la búsqueda de nuevos aires para la literatura infantil en Argentina, que afortunadamente no toda la literatura infantil y juvenil se somete a aquellos encasillamientos que los acercan más a lo formativo y la alejan de lo estético. Lo demuestran haciendo un recorrido histórico por el campo de la literatura infantil argentina hace dos décadas atrás. Autores como María Elena Walsh y Javier Villafañe se destacaron por su forma de escribir de manera desenfadada y marcada por los juegos con el lenguaje, y junto con otras formas de la cultura popular infantil como lo son la canción y el teatro para títeres.
En el caso de la producción literaria, un grupo de escritores comenzaron a publicar una literatura que intento un quiebre con aquello que tuviera alguna exigencia pedagógica; como Graciela Montes, Ema Wolf, Graciela Cabal, Laura Devetach, Ricardo Mariño, Gustavo Roldan y Silvia Shujer entre otros. Produjeron textos donde se veía la preocupación por buscar otro lenguaje, otra temáticas, otras relaciones con la ilustración. El humor, en sus variadas formas fue el camino más transitado por el que se busco crear una nueva estética.
Hubo una importante renovación en la mediación entre los libros y los chicos. El papel que jugaron entonces muchos bibliotecarios, padres, maestros y otros mediadores fue el de la apropiación y divulgación de toda la movida incluso en lugares del país que hasta el momento habían sido privadas del derecho a leer lo nuevo que se producía.
En los 90’ este movimiento comenzó a ser ubicado a un nuevo encorsetamiento. Fueron sometidos a operaciones del mercado, en
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