“MORIR EN MALASIA”

                                      “MORIR EN MALASIA”

                                                                                             AUTOR: VICTOR HUGO MICHEL

Este libro trata de tres hermanos González Villareal que son detenidos en Malasia por trabajar en una planta de procesamiento de metanfetaminas. Son detenidos y trasladados a una cárcel al sur de malasia, donde están detenidos algunos  de los criminales más peligrosos del país como narcotraficantes, secuestradores, asesinos etc. Lo escribe un periodista que viaja hasta malasia para investigar sobre este caso.

Esta historia empieza con una llamada a Culiacán Sinaloa el 4 de marzo del 2008, en una cena de la familia González Villareal cuando tocaba el disco de los tigres del norte, esta llamada anunciaba que los ¡buchones! (apodo) los había detenido la policía en malasia.

Este reportero viajo a malasia para la investigación sobre estos tres hermanos, el hace llamar el fin del mundo por lo lejos que se ubicaba el lugar después de un largo viaje y donde se anunciaba turbulencia a pesar de los nervios arriba del avión llego a la ruta de aterrizaje.

Llegando al lugar el busco sus notas donde un abogado le había dicho que si quería saber donde se encontraban los hermanos Villarreal que fuera a ese punto donde encontraría a su abogado Kitson Foong, accedió a ir a tomar un café a un barrio muy lujoso entraron al restaurant donde Foong no espero a que Michel iniciara si no que el empezó a comentar que ¿si realmente a México le importaba este caso? Porque ni la familia ni la embajada los habían contactado para coordinar la defensa de los tres chicos porque habían sido detenidos desde el 2008.

Michel  muy sorprendido no podía creer que la embajada no había llamado para saber sobre el caso de los Villarreal ya que este caso iba a privarlos de vida con la pena de muerte, sus nombres de estos tres hombres eran: José Regino, Luis y Simón González Villarreal.

Foong señalo como “ineptos” a sus defensores tanto como abogados iniciados, como la embajada de México, habían cometido muchos errores. Y que el solo había dialogado con los Villarreal algún par de veces.

El periodista pregunto qué tan probable era que los condenaran a muerte, Foong respondió que estaba muy claro que en Malasia se es culpable hasta que se compruebe lo contrario y en esos momentos para el sistema  judicial ellos eran culpables.

Porque se decía que los habían encontrado en una fabrica con 250 kilogramos de metanfetaminas, y si perdían los iban a colgar porque la ley antinarcóticos era muy estricta.

Menciono que habían cambiado de defensores en varias ocasiones. ellos fueron arrestados el 4 de marzo del 2008,el primer abogado que tomo su defensa fue Chee Kuat Lin, un ex policía que curso leyes en su tiempo libre en una escuela nocturna, era un agente antinarcóticos de Johor Bahru que estaba a punto de retirarse y el ultimo expediente que vio fue el de los muchachos. Pensó en hacer dinero con estos narcos mexicanos por eso se lo llevo.

Después dejo a cargo a Mohamed  Kadir un jurista inexperto, para ver si podía lograr que no les dieran la pena de muerte, pero por su ineficiencia en el caso, Kadir fue despedido en el 2009.

Fue remplazado por otro abogado Dato Salchuddin,y este tampoco duro mucho el expediente dice este renuncio al defender a los muchachos el 13 de abril del 2010, luego de pelearse con el juez en plena corte.

Desde entonces y a principios  del 2011, estuvieron a la deriva del mundo jurídico en el que cualquier falla implica ir al patíbulo.

El 4 de marzo de 2008 la policía de Malasia detuvo a un grupo de trabajadores en una planta de procesamiento de metanfetamina. Tras las primeras averiguaciones, la mayoría de los capturados quedaron libres. Sólo tres hermanos de nacionalidad mexicana permanecieron presos, en espera de su juicio. La perspectiva era tremenda: en Malasia se castiga el narcotráfico con la pena de muerte. En esta crónica se retrata el caso de los hermanos González Villarreal como ejemplo de lo que pasa cuando se enfrentan los poderosos contra los más indefensos, los “desechables”, los soldados más ínfimos del ejército del narco. Una historia en la que los intereses de los gobiernos, los partidos políticos y los capos criminales bastan para aplastar a los que menos tienen

Michel pensaba en 2011 que esta historia desentrañaría algunos de los vínculos internacionales del tráfico de drogas mexicano, pero lo que se encontró en el camino fue un relato intensamente humano.

Por eso, esta crónica, estilísticamente, refleja uno de los momentos más memorables que pueden ocurrir a un cronista y a sus lectores: el descubrimiento de la mirada del otro mediante la exploración de la mirada propia.

Michel, quizás, al principio de la investigación para este libro, buscaba desentrañar los secretos del poder global del Chapo o, más aún, plantear, otra vez, que el problema del narco es global con vínculos locales.

 Quizá también buscaba la imagen de seres exóticos, los narcos, que fácilmente atrapan la imaginación de lectores incautos. Sin embargo, lo que encontró fue algo grandioso: la mirada de otro insospechado. Ese otro es el soldado del narco, el soñador de barrio popular que termina envuelto en una red global de relaciones económicas, políticas, sociales y mediáticas que no nos permite verlo a los ojos, hasta que un periodista avezado y con ganas de perderse de sus prejuicios, como Michel, lo regresa a la discusión pública.

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