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Media Naranja


Enviado por   •  8 de Diciembre de 2012  •  1.044 Palabras (5 Páginas)  •  603 Visitas

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MEDIA NARANJA

Después de mucho buscar marido, Dolores dio con una mujer de ojosalmendrados.No se le había ocurrido antes que su dificultad para lidiar con el sexoopuesto fuera que no estaba hecha para dormir con ninguno de los poseedoresde semejante cualidad.Los hombres nunca le provocaron entusiasmo, pero como es la costumbre buscar marido entre ellos, al principio se propuso intentarlo. Con el tiempo se lehizo fama de imposible y la verdad es que lo era. De muy joven tuvo milpretendientes, porque los provocaba la hilaridad con que sonreía, la perfecciónde sus piernas y la bravura de su voz incapaz de reticencias. Pero con ningunoquiso pasar más allá de la puerta, cuando por fin conseguía que la regresaran asu casa. Los señores no eran su género predilecto, pero en el aire no estaba quelas alianzas de una mujer pudieran darse con alguien que no tuviera algocolgando entre las piernas.Se volvió directora de teatro y tenía un éxito tan grande como el que eraposible tener en México haciendo semejante trabajo. Cuando se ponía cultaganaba poco, cuando hacía producciones musicales o coreografías paratelevisión le iba bien. De todo hizo.Menos la de encontrar marido, se le había dado cualquier actividad.Era una lectora voraz. Tanto y tan necia resultó su pasión por los libros quese fue volviendo especialista en librerías de viejo y era la mejor clienta de unhombre que para 1971 se había convertido en el más confiable buscador dereliquias.Los lunes, antes de ir a comer con Amanda, su amiga Amanda, una mujerque cantaba con las mismas entrañas que tenía siempre enamoradas del mismonecio, pasaba por la tienda de libros en el centro de la ciudad.Ahí conoció a Mariana y ahí mismo se le antojó besarla de un modo que nofuera el dócil besarse que tienen las mujeres entre sí.Tenía como veinte años, estudiaba Historia y completaba para vivirrepartiendo, en motocicleta, los libros que la gente le encargaba a Polo, que lomismo vendía un roto que un descosido, lo mismo un libro de filosofía chinaque uno de cocina turca.La mañana en que Dolores dio con sus hombros, al entrar en la librería, ella estaba recargada en el mostrador espiando los paquetes que Polo le habíapreparado.Dolores vio sus caderas de galgo, respingadas bajo los pantalones demezclilla, vio su cintura apretándose dentro de una camiseta, vio su nucaredonda y su pelo levantado en una cola de caballo y supo que estaba viendouna joya.Mariana oyó sus pasos y volteó los hombros torciendo la cintura parapoder mirarla. Tenía unas facciones que hablaban solas de la contundencia conque vivía su dueña.—A usted la estábamos esperando —le dijo—. ¿Quiere una primera edición del Cuarteto de Alejandría?

Ya se la encontré. Hay una familia de locos que estávendiendo en pedazos la biblioteca de su madre. Ellos tienen el libro.—Cómprales todo —dijo Dolores como quien todo pide.Mariana tenía una pequeña comisión por el hallazgo y la venta de cadalibro, sin embargo, la hizo menos dichosa su ganancia que la posibilidad desalvar la biblioteca. Dolores vio cómo le brillaban los ojos del gusto y la oyódescribirle la estancia con libreros de puertas horizontales que se esconden bajolos estantes, cuando uno necesita buscar un libro.Fueron

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