Medicina Legal
Enviado por Luceeritho • 20 de Noviembre de 2013 • 9.181 Palabras (37 Páginas) • 391 Visitas
TANATOLOGÍA MEDICO LEGAL
Contenido:
1. Objetivo General
2. Concepto.
3. El concepto de la muerte y su evolución.
4. La muerte cerebral.
5. Los Signos de Muerte.
6. Cambios inmediatos después de la muerte.
7. Fenómenos cadavéricos Mediatos.
a) Autolisis.
b) Deshidratación cadavérica.
c) Enfriamiento cadavérico.
d) Rigidez cadavérica.
e) Espasmo cadavérico.
f) Livideces cadavéricas
8. Fenómenos cadavéricos tardíos
a) Putrefacción cadavérica.
i. Periodo cromático.
ii. Periodo enfisematoso.
iii. Periodo de destrucción líquida.
b) Descalcificación ósea.
c) Fragmentación y pulverización ósea.
9. Antropofagia cadavérica.
10. Fenómenos conservadores.
a) Adipocira.
b) Corificación.
c) Momificación.
d) Petrificación.
a) OBJETIVO GENERAL
Que el estudiante de la Licenciatura en Derecho, conozca los elementos básicos que integran el estudio de la muerte del ser humano, analizando todos los cambios que el cadáver presenta con-
forme transcurre el tiempo desde el momento de la muerte, todo analizado desde una perspectiva biológica y fisiológica, lo cual les será de suma utilidad durante su práctica profesional.
b) CONCEPTO.
La Tanatología se puede definir como la parte de la medicina que estudia todos los aspectos relacionados con la muerte. De manera específica, la Tanatología Médico Legal, sería la parte de la medicina legal que estudia todo lo relacionado con la muerte y el cadáver humano, bajo una óptica de utilidad jurídica. Etimológicamente, la palabra TANATOLOGIA proviene del griego TANATOS que significa muerte; y LOGOS que significa estudio o tratado.
c) EL CONCEPTO DE LA MUERTE Y SU EVOLUCIÓN.
Para poder ir adentrándose a los aspectos relacionados con la muerte, primero es importante hacer algunas puntualizaciones sobre la vida. La vida es un proceso funcional en el hombre, y como proceso fisiológico depende del funcionamiento de todas las células que integran los tejidos, órganos y sistemas, pero de manera muy especial, depende de la circulación sanguínea, la respiración y del funcionamiento del sistema nervioso central, que regula y mantienen el ciclo del oxígeno en los animales dentro de los cuales queda incluido el hombre.
Por lo tanto, si la vida existe cuando las funciones de los órganos del hombre funcionan normalmente, podemos decir que la muerte ocurre cuando la circulación sanguínea, la respiración y el sistema nervioso central dejan de funcionar definitivamente.
Algunos médicos legistas al referirse a la muerte, parecen aceptar la existencia de dos tipos de muerte: la muerte “real” y la muerte “aparente”. En esta última engloban un estado pasajero en el cual, las funciones que podríamos llamar vitales, porque de ellas depende la vida, solo parecen abolidas, así aunque la persona esta inmóvil, hay una ausencia aparente de respuesta del sistema nervioso central, de la circulación de la sangre y de la respiración. Estos autores describen que quedan englobadas como “muertes aparentes” algunas formas de asfixia, sincopes, intoxicaciones, apopléjicas, por electrocución y comatosa.
Otros investigadores del fenómeno no opinan igual y niegan la existencia de la muerte aparente, y solo aceptan la existencia de la muerte, a la cual le sobra agregarle el calificativo de real, ya que la muerte existe o no existe. Comparto en este sentido el punto de vista del Dr. Guillermo Ramírez Covarrubias quien menciona que la muerte aparente no existe en estricto sentido, ya que simplemente no hay muerte, sino la apariencia.
La muerte no ocurre como un todo que aparece bruscamente, en un solo instante en el cuerpo humano, sino que por el contrario es un proceso fenomenológico progresivo que requiere tiempo. Se acepta que en un principio ocurre una muerte funcional celular, es decir, primero las células van a dejar de funcionar, pero siguen vivas, y además debe entenderse que primero esta disfuncionalidad ocurrirá en las células más especializadas, finas y sensibles, extendiéndose paulatinamente al resto de las células del cuerpo y finalmente ocurre en todo el organismo, correspondiendo en un primer tiempo a la muerte funcional y en segundo tiempo a la muerte tisular.
Una de las grandes preguntas sin respuesta en la relación con la muerte sería ¿En qué momento ocurre la muerte? Las respuestas tal vez dejen más dudas que aclaraciones. En términos generales podemos aceptar que no existe un momento preciso en que se puede determinar que ha ocurrido al final de la vida.
Seguramente usted recuerde el episodio en que somos testigos del sacrificio de algún animal que servirá como alimento. Primero cuando aún está vivo, el animal se resiste y debe ser atado, sujetado para poder proceder a darle muerte. Se le sangra, esperando que al perder volumen sanguíneo, se presente el Choque hipovolémico y eso lleve a la muerte del animal. Se acepta que ya está muerto cuando cesa la resistencia que en un principio existía, de pronto el animal ya no se mueve, sus pupilas se dilatan, deja de respirar. Se le separa la piel, se cortan las extremidades y las porciones corporales.
De pronto, varios minutos después de “ocurrida la muerte”, vemos algunos grupos musculares que siguen moviéndose, es obligado preguntarnos ¿estaba muerto el animal cuando se procedió a desmembrarlo? Es obvio que no todas las células murieron al mismo tiempo. Por lo menos esos grupos musculares siguen vivos y tal vez esas fasciculaciones sean los movimientos agónicos y que finalmente también esas células que se resistían a la muerte, van a morir.
Establecer la muerte en un cuerpo humano en ocasiones no es, ni ha sido una tarea sencilla tal y como lo muestran en los medios de comunicación. A los investigadores médicos le ha costado esfuerzo y muchas horas de observación e investigación poder llegar al momento que estamos viviendo nosotros. Analicemos un poco esta evolución.
De manera clásica se habían clasificado a los signos de la muerte en tres tipos:
1) SIGNO DEL SISTEMA NERVIOSO.
Se toma en cuenta la inmovilidad, flacidez y anatomía muscular, con pérdida de los reflejos y parálisis de los esfínteres. Era clásico recurrir a la comprobación de la ausencia de reflejo ocular y a la dilatación pupilar.
2) SIGNO DEL SISTEMA CIRCULATORIO.
En la práctica se comprobaba con la ausencia de los latidos cardiacos durante
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