Mi Primera Experiencia Como Docente

Mi primera experiencia como docente

Arturo Navarrete Trujillo

Desde mi infancia me gustaba jugar a la escuelita, a diario jugábamos mis hermanas y yo, pero nunca me tocaba ser el profesor, desde entonces así nació mi anhelo por ser maestro. Ahora estoy en la normal y espero que con mi entusiasmo y el apoyo de los maestros, pueda ser un buen alumno y un buen profesor en el futuro. Gracias a la ayuda de mis compañeros, maestros, padres, hermanos y dios, he avanzado en la adquisición de las habilidades y aptitudes necesarias para están difícil pero bella labor. Cuando llego la hora de decidir que profesión estudiaría, la verdad no sabia que escoger. La primera opción era ser maestro porque, me gustaba el hecho de llegar a serlo. Sin embargo, había algo que me hacia dudar la creencia popular de que ser maestro no es gran cosa. Esta era la principal razón que me impedía elegir, me percate de que en realidad deseaba trabajar como docente, estudiase lo que estudiase, mi objetivo era trabajar en un aula. El primer obstáculo era aprobar el examen de admisión, afortunamente quede en un buen lugar e ingrese a la escuela. Al cursar el primer año de la licenciatura en educación secundaria en especialidad en telesecundaria teníamos mucho entusiasmo, pero ese entusiasmo fue desapareciendo conforme avanzaba el ciclo escolar. La verdad yo seguía igual de entusiasta que cuando entre, estaba estudiando lo que me gustaba. Cuando comenzó el siguiente curso comencé a dudar, a reflexionar si esta profesión era realmente lo que yo quería, estaba al tanto que dicha carrera no me haría millonario y que la sociedad nunca me reconocería como lo máximo, pero llegue a la conclusión de que, de alguna u otra forma, estaría prestando un servicio a la comunidad. Conforme pasaba este segundo ciclo, se me iba incrementando mi nerviosismo, puesto que se acercaba la hora de mi práctica docente, esa seria mi prueba de fuego, sabría si realmente estaba apto para ejercer esta profesión. Sin embargo, todas las fechas se llegaban y mi practica se hizo presente, entre al salón donde ejercía, por primera vez mi practica educativa. Los alumnos se mostraban serios, actitud normal puesto que yo era un completo extraño para ellos. Me sentía un poco raro, veía la forma de trabajar y la inquietud de los alumnos, me preguntaba si yo podría, ser capaz de hacer eso. En varias ocasiones lo dude, pero ya no importa mi éxito ni mi fracaso. El caso era que en esos momentos ya era parte del grupo. No podría hacer una mala práctica porque de cualquier manera, mi trabajo se vería reflejado en los alumnos, puesto que yo era el segundo profesor, ¡Que gran responsabilidad! En caso de poder controlar al grupo posiblemente reventaría en llanto por mi incompetencia, daría mi primer paso a la verdadera docencia que combinaba con los procesos de enseñanza-aprendizaje, conjuntamente con los modelos pedagógicos, marcara la pauta en nuestro trabajo docente

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