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Poemas.


Enviado por   •  22 de Noviembre de 2013  •  Tesis  •  8.018 Palabras (33 Páginas)  •  246 Visitas

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La palabra literatura ha tenido históricamente diversas acepciones y se emplea para designar objetos y fenómenos que, aunque diferentes, tienen en común el referirse a la palabra, esto es, al lenguaje y las obras que lo utilizan como material de trabajo.

Etimológicamente, “literatura” deriva del latín litera, palabra que vendría a ser una réplica del término griego grammatike, “el arte de leer y escribir”. Este concepto asocia a la literatura a dos disciplinas básicas de la cultura grecolatina : la Gramática y la Retórica.

Posteriormente, el término literatura ha sido utilizado para denominar “el conocimiento de las artes y las letras; el conjunto de obras escritas o en forma más específica, la producción de áreas disciplinarias determinadas, literatura científica o literatura religiosa, por ejemplo.

Sin embargo, en cuanto arte que utiliza el lenguaje como herramienta, el concepto de literatura se asocia, en el mundo occidental al concepto de poesía, del término griego poiesis, que alude al acto de la creación.

Para Aristóteles, la poesía (esto es, la literatura) opera sobre la base de la mimesis o imitación de la realidad mediante el lenguaje. Si entendemos literalmente esta afirmación, la literatura sería una copia fiel de lo real, lo que, obviamente, no es verdadero; Basta recordar la vasta producción de relatos maravillosos, leyendas, literatura fantástica, obras de ciencia-ficción, etc., para demostrarlo. Entonces, ¿qué es lo que se debe imitar? Aristóteles responde que lo que la poesía imita es “el hombre en acción”, es decir, el comportamiento humano: su conducta, sus emociones y sentimientos. Desde esta perspectiva, toda obra literaria es mimética, ya que aunque el mundo representado por ella aparezca como muy diferente al nuestro y sus personajes adquieran las más diversas formas exteriores – animales, marcianos, duendes, monstruos o incluso objetos inanimados- su modo de actuar y su mundo interior siempre será humano.

El concepto de literatura como mimesis, acuñado, por Aristóteles, deriva de un análisis de la poesía griega, más específicamente de la tragedia de la Grecia Clásica, por lo que sus afirmaciones estarán condicionadas por su contexto inmediato, las obras de los grandes trágicos cuyo punto más alto sería Edipo Rey, de Sófocles. Además, no hay que olvidar que aquello que hoy denominamos literatura no existía en cuanto tal en dicha época, donde la gran mayoría de la transmisión de textos de características estéticas se hacía en forma oral y no escrita. Entonces, donde se ve al ser humano en su magnitud “real” es en la tragedia, cuyo punto cúlmine será Edipo Rey de Sófocles.

¿Qué determina el carácter literario de un texto?

Leamos los siguientes textos:

TEXTO 1:

Antes de iniciar su campaña contra los partos, César consiguió que le fuese conferida la dictadura perpetua y el derecho a designar a su sucesor: Octavio, a quien acababa de adoptar. Aun quiso más: ser rey, por lo menos en las provincias orientales. Esta pretensión indignó a los romanos, adictos todavía a la forma republicana. El recuerdo de Carre (53) hacia la guerra contra los partos era muy impopular. Una conjuración reunida alrededor de Bruto y Casio reunió a algunos oponentes irreductibles. El mismo día de los Idus de Marzo, en que el César iba a ratificar su voluntad ante el senado, los conjurados lo asesinaron. Pero la plebe urbana se mantuvo fiel a su recuerdo, que Antonio cultivó. El conflicto entre los dos partidos iba a estallar cuando Octavio regresó de Oriente para reclamar la herencia. Cicerón creyó hábil aliarse con él, contra Antonio. Todo esto ocurría en el año 44 antes de nuestra era.

TEXTO 2

Para que su horror sea perfecto, César, acosado al pie de una estatua por los impacientes puñales de sus amigos, descubre entre las caras y los aceros la de Marco junio Bruto, su protegido, acaso su hijo, y ya no se defiende y exclama: ¡Tú también, hijo mío! Shakespeare y Quevedo recogen el patético grito.

Al destino le agradan las repeticiones, las variantes, las simetrías; diecinueve siglos después, en el sur de la provincia de Buenos Aires, un gaucho es agredido por otros gauchos y, al caer, reconoce a un ahijado suyo y le dice con mansa reconvención y lenta sorpresa “ estas palabras hay que oírlas, no leerlas): ¡Pero, che! Lo matan y no sabe que muere para que se repita una escena.

(Jorge Luis Borges)

Se advierte que ambos fragmentos aluden directa e indirectamente a un mismo hecho – la muerte de César-, cada uno de ellos lo cuenta de manera distinta. En el primer caso, se trata de un texto histórico; el segundo es un relato literario. ¿Cómo lo sabemos? ¿Qué es lo que hace que una obra literaria sea lo que es? Al comparar historia y poesía, Aristóteles señalaba que: “Resulta evidente que no es tarea del poeta referir lo que realmente sucede, sino lo que podría suceder y los acontecimientos posibles, de acuerdo con la probabilidad o la necesidad…( el historiador y el poeta) difieren en que el uno narra lo sucedido y el otro lo que podría suceder. Por eso, la poseía es algo más filosófico y serio que la historia: la una se refiere a lo universal; la otra, a lo particular”. La literatura, por ende, buscará trascender, mirar hacia el futuro, buscará crear mundos posibles.

Mientras que la historia tiene como “imperativo categórico” mostrar los hechos sobre la base de la verdad, la literatura se libera de dicha verdad en pos de la verosimilitud: hacer que las cosas parezcan más reales que la realidad misma. Eso es lo que Borges hace en su relato.

Comparemos los siguientes mensajes:

1 2

El caballo es un mamífero del origen de los equinos. -No es a mí a quien buscas, sino a mi amo- respondió

el caballo.

El enunciado 1 corresponde a una definición científica del caballo; en el segundo, éste se convierte en un personaje. En el primero no hablamos de ningún caballo en particular; de hecho, aludimos al género; se trata de una abstracción: En el segundo aparece un caballo singular, individualizado. Trabajar con abstracciones es una característica del lenguaje científico. La literatura, en cambio

,, nos muestra seres individuales y se asoma a sus vidas particulares; sin embargo, a través de esta singularidad es capaz de mostrar de modo más verdadero al hombre universal y su modo de existir en el mundo. Comparar, por ejemplo, lo que se experimenta al leer un libro de historia sobre la Segunda Guerra Mundial y leer una novela, o asistir a una representación teatral o cinematográfica de una historia humana que transcurre en ese período. En tanto en la

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